30 julio 2019
El CNI destinó al extranjero tras los atentados a sus dos
controladores del imán de Ripoll
Según las fuentes de inteligencia a las que 'Público' ha
tenido acceso, el servicio secreto trasladó a países remotos en África y
Latinoamérica a los responsables de tratar como informante con el cerebro de
los atentados de Barcelona. Dichas fuentes también aseguran que los informes
policiales de reconstrucción de la actividad de los yihadistas a posteriori no
contradicen en absoluto las notas reservadas del CNI desveladas por este
diario, ni desmienten el hecho de que Es Satty era confidente
Las fuentes que han revelado a Público que el imán de
Ripoll era confidente del servicio secreto español hasta la víspera del
atentado de Las Ramblas pertenecen al ámbito de la Inteligencia y los
materiales que han proporcionado a este diario –informes reservados sobre
Abdelbaki Es Satty y la célula yihadista que acaudilló– proceden del CNI. No
tienen nada que ver con la reconstrucción posterior de los movimientos de los
terroristas efectuada laboriosamente por los Mossos d'Esquadra.
Esto lo hemos subrayado repetidas veces, pero la filtración
a La Vanguardia
del prolijo "Informe cronológico de actividad de los
investigados"entregado por los Mossos al Juzgado Central Nº4 de la Audiencia Nacional
el 25 de octubre de 2018 pretende demostrar que todo lo que fue aportando el
Centro Nacional de Inteligencia al equipo de investigadores pudo ser
reconstruido a posteriori, igual que hicieron los técnicos policiales que
analizaron los móviles capturados al comando.
Sin embargo, todos los materiales reservados del CNI a los
que Público ha tenido acceso –por supuesto, sin membretes, timbres ni fechas,
como todos los que han visto alguno saben que es de rigor en el servicio
secreto– se refieren a datos y hechos que ese centro de inteligencia ha
obtenido por su cuenta, sin relación ninguna con los datos extraídos de los
aparatos electrónicos recuperados. Y el motivo es evidente:
"Todos los cuerpos policiales tuvieron acceso desde el
minuto 1 al clonado de todos los dispositivos que se hizo en la Unidad Operativa
de Información de los Mossos, que fueron los que los obtuvieron", explica
la fuente protegida de este diario. "El CNI lo sabía perfectamente, así
que todos los informes que elaboró y aportó a la investigación obviaron los
datos que se podían obtener directamente de ese análisis. Además, no tuvo
acceso físico a esos aparatos, puesto que ya estaban a disposición
judicial".
Por tanto, toda la información de esas notas internas del
CNI es ajena al contenido de los aparatos intervenidos y en su mayor parte se
centra en los datos de la red yihadista en el extranjero, como por ejemplo los
contactos del cabecilla Es Satty en el centro neurálgico del salafismo en
Europa: los suburbios del noreste de Bruselas en la región flamenca limítrofe
con la región de la capital belga (de Vilvoorde a Zaventem).
Eso es precisamente lo que se detalla exhaustivamente en
otro informe reservado que el CNI aporta a los investigadores policiales y que
se reproduce al inicio de este artículo, en el que se aportan los datos del
viaje que hizo Es Satty a Bélgica del 26 al 28 de marzo de 2017, cinco meses
escasos antes de los atentados. Y no sólo se incluyen los datos de los vuelos
"Gerona-Charleroi-Gerona FR-6091 y FR-6902" y de los que se pusieron
en la reserva de los billetes –números de pasaporte, teléfono, e-mail y VISA
"terminada en -6601 a
nombre de Abdelkarim Aaissi"– sino también algún otro mucho más difícil de
obtener a posteriori:
"En estos días utilizó el teléfono belga
32485922761", precisa el CNI al explicar que visitó "las localidades
de Zaventen, Diegem y Vilvoorde, y pudo estar hospedado en en el domicilio de
Abdelkarim Aaissi".
Los cabecillas del centro neurálgico yihadista en Bélgica
En otra parte de ese informe (un fragmento del cual se
reproduce aquí arriba), el CNI especifica cómo obtiene acceso Es Satty a esos
círculos de salafismo extremo: a través de la familia Aquichouh. Por ejemplo,
que Hayat Aquichouh esta casada con Abdelkarim Aaissi, quien también hizo un
año antes la reserva del vuelo Bruselas-Barcelona para Es Satty. Y el servicio
secreto repasa minuciosamente a los tres Aquichouh que son cabecillas de esa
red yihadista en Bélgica porque controlan las mezquitas Youssef, de Diegem,
Ennasr, de Vilvoorde, e Islah, de Zaventem, aportando todos sus números de
teléfonos (alguno de ellos usa cuatro diferentes) y correos electrónicos.
Nada de eso forma parte de la reconstrucción cronológica
efectuada por los Mossos –porque no está en los dispositivos recuperados– y
figura presentado con un estilo de escrito que suele emplear el CNI en sus
informes reservados para las fuerzas y cuerpos de seguridad, tal como han
confirmado a este diario diferentes fuentes policiales que los han visto en
otras ocasiones.
En resumen, los documentos facilitados a Público por sus
fuentes de inteligencia no forman parte en absoluto de la reconstrucción
policial a posteriori –salvo que algunos de los datos que aportan fueron luego
empleados para solicitar diligencias judiciales, como explicamos ayer– y
corresponden a información del CNI.
Y, para reafirmar su conocimiento de las relaciones que el
servicio secreto tuvo con Abdelbaki Es Satty –narradas a lo largo de esta
exclusiva–, las fuentes han revelado a Público que los dos controladores
encargados de tratar con el imán de Ripoll como confidente fueron enviados al
extranjero tras el fracaso de esa operación encubierta: el responsable del CNI
en Girona está ahora destinado en un remoto país africano y el que se hacía
cargo directamente del imán desde el cuartel general en Madrid se ha trasladado
con su familia a una capital de Latinoamérica.
Por descontado, ni las identidades ni los detalles
concretos de esos traslados pueden ser difundidos sin poner en peligro no sólo
las fuentes de esta exclusiva sino también la seguridad de agentes encubiertos
de los servicios secretos españoles.
Igual que este diario tiene conocimiento de las identidades
de colaboradores con el CNI que participaron en esta desastrosa operación pero
tiene la obligación de guardarlas en secreto para no comprometer a las fuentes
ni levantar tapaderas que podrían ayudar en el futuro a evitar un nuevo
atentado yihadista como el que desgraciadamente se produjo.
Y, repetimos, el atentado fue yihadista tras un gravísimo
fallo de inteligencia, no una conspiración de ningún tipo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario