jueves, 1 de agosto de 2019

30 julio 2019 (5) publico

30 julio 2019



El CNI destinó al extranjero tras los atentados a sus dos controladores del imán de Ripoll
Según las fuentes de inteligencia a las que 'Público' ha tenido acceso, el servicio secreto trasladó a países remotos en África y Latinoamérica a los responsables de tratar como informante con el cerebro de los atentados de Barcelona. Dichas fuentes también aseguran que los informes policiales de reconstrucción de la actividad de los yihadistas a posteriori no contradicen en absoluto las notas reservadas del CNI desveladas por este diario, ni desmienten el hecho de que Es Satty era confidente

Las fuentes que han revelado a Público que el imán de Ripoll era confidente del servicio secreto español hasta la víspera del atentado de Las Ramblas pertenecen al ámbito de la Inteligencia y los materiales que han proporcionado a este diario –informes reservados sobre Abdelbaki Es Satty y la célula yihadista que acaudilló– proceden del CNI. No tienen nada que ver con la reconstrucción posterior de los movimientos de los terroristas efectuada laboriosamente por los Mossos d'Esquadra.
Esto lo hemos subrayado repetidas veces, pero la filtración a La Vanguardia del prolijo "Informe cronológico de actividad de los investigados"entregado por los Mossos al Juzgado Central Nº4 de la Audiencia Nacional el 25 de octubre de 2018 pretende demostrar que todo lo que fue aportando el Centro Nacional de Inteligencia al equipo de investigadores pudo ser reconstruido a posteriori, igual que hicieron los técnicos policiales que analizaron los móviles capturados al comando.
Sin embargo, todos los materiales reservados del CNI a los que Público ha tenido acceso –por supuesto, sin membretes, timbres ni fechas, como todos los que han visto alguno saben que es de rigor en el servicio secreto– se refieren a datos y hechos que ese centro de inteligencia ha obtenido por su cuenta, sin relación ninguna con los datos extraídos de los aparatos electrónicos recuperados. Y el motivo es evidente:
"Todos los cuerpos policiales tuvieron acceso desde el minuto 1 al clonado de todos los dispositivos que se hizo en la Unidad Operativa de Información de los Mossos, que fueron los que los obtuvieron", explica la fuente protegida de este diario. "El CNI lo sabía perfectamente, así que todos los informes que elaboró y aportó a la investigación obviaron los datos que se podían obtener directamente de ese análisis. Además, no tuvo acceso físico a esos aparatos, puesto que ya estaban a disposición judicial".
Por tanto, toda la información de esas notas internas del CNI es ajena al contenido de los aparatos intervenidos y en su mayor parte se centra en los datos de la red yihadista en el extranjero, como por ejemplo los contactos del cabecilla Es Satty en el centro neurálgico del salafismo en Europa: los suburbios del noreste de Bruselas en la región flamenca limítrofe con la región de la capital belga (de Vilvoorde a Zaventem).
Eso es precisamente lo que se detalla exhaustivamente en otro informe reservado que el CNI aporta a los investigadores policiales y que se reproduce al inicio de este artículo, en el que se aportan los datos del viaje que hizo Es Satty a Bélgica del 26 al 28 de marzo de 2017, cinco meses escasos antes de los atentados. Y no sólo se incluyen los datos de los vuelos "Gerona-Charleroi-Gerona FR-6091 y FR-6902" y de los que se pusieron en la reserva de los billetes –números de pasaporte, teléfono, e-mail y VISA "terminada en -6601 a nombre de Abdelkarim Aaissi"– sino también algún otro mucho más difícil de obtener a posteriori:
"En estos días utilizó el teléfono belga 32485922761", precisa el CNI al explicar que visitó "las localidades de Zaventen, Diegem y Vilvoorde, y pudo estar hospedado en en el domicilio de Abdelkarim Aaissi".
Los cabecillas del centro neurálgico yihadista en Bélgica
En otra parte de ese informe (un fragmento del cual se reproduce aquí arriba), el CNI especifica cómo obtiene acceso Es Satty a esos círculos de salafismo extremo: a través de la familia Aquichouh. Por ejemplo, que Hayat Aquichouh esta casada con Abdelkarim Aaissi, quien también hizo un año antes la reserva del vuelo Bruselas-Barcelona para Es Satty. Y el servicio secreto repasa minuciosamente a los tres Aquichouh que son cabecillas de esa red yihadista en Bélgica porque controlan las mezquitas Youssef, de Diegem, Ennasr, de Vilvoorde, e Islah, de Zaventem, aportando todos sus números de teléfonos (alguno de ellos usa cuatro diferentes) y correos electrónicos.
Nada de eso forma parte de la reconstrucción cronológica efectuada por los Mossos –porque no está en los dispositivos recuperados– y figura presentado con un estilo de escrito que suele emplear el CNI en sus informes reservados para las fuerzas y cuerpos de seguridad, tal como han confirmado a este diario diferentes fuentes policiales que los han visto en otras ocasiones.
En resumen, los documentos facilitados a Público por sus fuentes de inteligencia no forman parte en absoluto de la reconstrucción policial a posteriori –salvo que algunos de los datos que aportan fueron luego empleados para solicitar diligencias judiciales, como explicamos ayer– y corresponden a información del CNI.
Y, para reafirmar su conocimiento de las relaciones que el servicio secreto tuvo con Abdelbaki Es Satty –narradas a lo largo de esta exclusiva–, las fuentes han revelado a Público que los dos controladores encargados de tratar con el imán de Ripoll como confidente fueron enviados al extranjero tras el fracaso de esa operación encubierta: el responsable del CNI en Girona está ahora destinado en un remoto país africano y el que se hacía cargo directamente del imán desde el cuartel general en Madrid se ha trasladado con su familia a una capital de Latinoamérica.
Por descontado, ni las identidades ni los detalles concretos de esos traslados pueden ser difundidos sin poner en peligro no sólo las fuentes de esta exclusiva sino también la seguridad de agentes encubiertos de los servicios secretos españoles.
Igual que este diario tiene conocimiento de las identidades de colaboradores con el CNI que participaron en esta desastrosa operación pero tiene la obligación de guardarlas en secreto para no comprometer a las fuentes ni levantar tapaderas que podrían ayudar en el futuro a evitar un nuevo atentado yihadista como el que desgraciadamente se produjo.
Y, repetimos, el atentado fue yihadista tras un gravísimo fallo de inteligencia, no una conspiración de ningún tipo.




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