25
noviembre 2022
Gratitud
y ejemplo
Por Aitzpea
Leizaola y Fernando Armendariz
*
Integrantes del Foro Social Permanente
Con el acto
realizado el pasado 4 de noviembre en el hemiciclo del Parlamento de Navarra,
que contó con la participación de Rosa Lluch, Carmen Hernandez, Alberto Goñi y
Mikel Soto, el Foro Social Permanente ha dado por finalizado el programa
Entzunaz bizikidetza eraiki – Escuchar para construir la convivencia.
Han sido 23
encuentros que han reunido en total a 67 víctimas de las distintas tipologías
del ciclo de violencias. Es decir, estos actos han sido testigos de la escucha,
el diálogo y la empatía entre víctimas de ETA, del BVE, del GAL, de la política
penitenciaria, de la tortura, entre otras, dejándonos momentos de enorme fuerza
y emoción. Las personas que han asistido en directo o los han seguido por
internet saben de qué hablamos.
Desde el
Foro Social queremos mostrar, mediante este artículo, nuestro más estimado
agradecimiento a las 67 personas, víctimas de graves conculcaciones de Derechos
Humanos, que han participado en este programa desde 2016. Y es un
agradecimiento doble, por un lado, por el valor en sí mismo de los encuentros
entre personas tan diferentes participando en un ejercicio de reconocimiento
mutuo. Y por otro, porque este programa ha sido un instrumento eficaz, una
aportación de enorme calado, para avanzar en el proceso de construcción de paz.
Cuando
empezamos con esta dinámica nos marcamos dos objetivos que se han superado con
creces. El primer objetivo era generar espacios de escucha y diálogo entre
víctimas de diferentes violencias transmitiendo a la sociedad una idea: “Si
entre ellas pueden, cómo no vamos a poder dialogar entre nosotras y nosotros”.
El segundo
objetivo era dar voz a víctimas no organizadas, evitando tratar a todas las
víctimas de forma homogénea. Se trata ante todo de reconocer la pluralidad de
visiones y opiniones que caracteriza al conjunto de personas que conforman
estos colectivos, sin instrumentalizarlas para fines políticos partidistas.
Este tipo
de encuentros son un instrumento que se ha demostrado eficaz en otros procesos
de paz a nivel internacional. Según la metodología de trabajo del Foro Social,
antes de empezar con una dinámica nueva, aprendemos de otras experiencias
internacionales previas. En nuestro caso, además, ya había un importante
precedente en la
Iniciativa Glencree que se desarrolló entre 2007 y 2012; una
iniciativa innovadora que abrió la puerta a iniciativas como la nuestra. A
partir de todo ello construimos un modelo propio, generando un espacio que se
suma a nuestro proceso de construcción de paz.
Queremos
subrayar también la diversidad de instituciones, organizaciones y medios de
comunicación que han acogido los encuentros de este programa: Parlamento
navarro, Ateneo de Madrid, la
Universidad de Deusto, el Colegi de Periodistes de Catalunya,
el Palacio de Miramar, Martin Ugalde parkea… etc. Gracias a todas estas
entidades por su colaboración imprescindible para el éxito del programa.
Sin lugar a
dudas, estos encuentros han contribuido a crear un ecosistema más favorable
para avanzar en la resolución de las consecuencias del ciclo de violencias y
dar pasos decididos en la convivencia democrática.
Sin
embargo, llegados a este punto, el Foro Social Permanente considera que es el
momento de dar por concluido este programa de trabajo. Ya en 2020, decidimos
finalizar con los encuentros entre mujeres víctimas de la tortura porque el
sufrimiento que les producía rememorar lo sufrido era enorme. Ha llegado el
momento de que la carga de esta tarea deje de apoyarse principalmente en las
espaldas de estas víctimas. Y es que, insistimos, participar en estos encuentros
supone un gran sacrificio emocional para unas personas que acumulan ya mucho
sufrimiento.
Y no solo
eso. Muchas de las víctimas que han participado en estos encuentros han sido
insultadas en redes sociales, menospreciadas desde ciertos medios de comunicación
e, incluso, en el caso de las víctimas de la tortura, revictimizadas desde la
propia tribuna del Congreso de los Diputados o, en el caso de las víctimas del
GAL, de modo prepotente en la entrevista recientemente publicada del exministro
Barrionuevo.
Muchas
veces, cuando en estos encuentros les hemos agradecido su generosidad, ellas y
ellos han respondido que lo hacen por responsabilidad con la construcción de la
convivencia.
Desde esa
misma responsabilidad, corresponde al conjunto de la sociedad, liderada desde
las instituciones, perseverar en la senda que han abierto estas personas y
recoger la pesada mochila que ellas han portado.
Toca ahora
ampararlas, repararlas y reconocerlas, superando cualquier expresión –de obra o
de palabra– de discriminación.
Si
entendemos que todas las víctimas son de todos y todas, de toda la sociedad, si
debemos ampararlas a todas, entonces debemos avanzar en la superación de las
dinámicas cruzadas de discriminación todavía existentes y, para ello, es
necesario empatizar, respetar y hacer nuestro como sociedad el sentimiento que
cada una de las víctimas pueda tener de lo sucedido.
Milesker;
gracias: Agurtzane, Ainara, Aitziber, Alberto G., Alberto M., Amaia, Ana,
Andoni, Ane, Axun, Begoña M., Begoña Z., Belen Z, Bixen, Carmen, Encarnación,
Eneko, Etzozi, Fermín, Gloria, Gorka, Ibon, Idoia, Iñaki, Iñigo, Isidro,
Izaskun I. Izaskun J., Javier, Jon Patxi, Jone, José Luis, José, Julia,
Karmele, Karmen, Kristina, Leire, Lourdes, Maider, Maixabel, Josu, Margari,
Mari Carmen, María, María Luisa, Marilo, Marina, Mertxe, Mikel A., Mikel S.,
Miren, Nagore, Naiara, Olatz D., Olatz E., Pablo, Peio, Peru, Petri, Robert,
Rosa Ll., Rosa María, Rosa R., Tamara, Txema y Xabier.
Opinión:
Una
vez leído el artículo, todavía estoy más alegre de haber acudido a la
invitación recibida desde Foro Soziala y haber podido contribuir con un granito
de arena a la tarea de buscar soluciones al problema que durante tantas décadas
ha asolado y destrozado tantas vidas.
Solo
decir que seguiré (mal que le pese a algunos, incluidos impostores diversos) en
esta labor con el único objetivo de afianzar, aún más si cabe, que nadie más
verá su vida truncada a consecuencia de un atentado de la banda terrorista ETA.