lunes, 3 de marzo de 2014

03 marzo 2014 (02.03.14) (4) El Mundo del Siglo XXI

03 marzo 2014 (02.03.14)


La liberación de Marginedas, una esperanza para Javier y Ricardo

La puesta en libertad del periodista español Marc Marginedas tras seis meses de secuestro en Siria a manos de grupos yihadistas es una magnífica noticia que en ELMUNDOcelebramos con especial ilusión.




Es un motivo de enorme alegría principalmente para el reportero, su familia, sus seres queridos y sus compañeros de El Periódico de Catalunya. Pero también para toda la profesión y en particular para este rotativo porque el feliz desenlace alimenta la posibilidad de que nuestro querido compañero Javier Espinosa y el fotógrafo Ricardo García Vilanova sean también liberados.
Con obligada prudencia, aunque lógicamente conmovidos por el deseo de ver pronto a Javier Espinosa de regreso, aprovechamos la puesta en libertad de nuestro colega Marc Marginedas para volver a pedir su liberación. Sus captores deben saber que los periodistas no son «espías de Occidente» ni sus enemigos, sino -muy al contrario- actores imprescindibles para conseguir que todo el mundo sepa lo que ocurre en Siria y para que de una vez por todas acabe un derramamiento de sangre que dura ya tres años.
Nuestra esperanza está motivada. Marc Marginedas fue secuestrado el pasado 4 de septiembre en la ciudad de Hama por islamistas radicales del denominado Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS), precisamente el grupo yihadista que 12 días después capturó a Javier Espinosa y Ricardo García en la provincia de Raqqa, cuando se disponían a salir del país hacia Turquía.
Se desconocen los detalles de la liberación del corresponsal de guerra catalán, pero sí ha trascendido que ha sido sometido a un chequeo médico y que se encuentra bien de salud, de lo que se puede colegir que durante su cautiverio no ha sido maltratado, más allá del sufrimiento inherente al injustificable secuestro. Esta circunstancia permite confiar en que Javier y Ricardo tampoco hayan sufrido padecimientos y vejaciones añadidas. En este punto cabe recordar que una fuente de nuestra compañera Mónica García Prieto -pareja de Espinosa- le dijo que Javier y Ricardo «estaban vivos y bien tratados».
También ha trascendido que Marc Marginedas vio a otros periodistas retenidos, lo que nos anima a pensar en que entre ellos estuviera nuestro compañero. Lamentablemente, Siria se ha convertido en una ratonera para los corresponsales de guerra porque milicias progubernamentales, grupos islamistas y bandas criminales los han convertido en objetivos.
Dirigentes y autoridades políticas y asociaciones de prensa celebraron ayer la liberación de Marc y pidieron que acabe también de una vez la pesadilla para Javier, Ricardo y una veintena de informadores retenidos. No podemos más que aguardar que así sea e insistir en que lo peor que puede pasar en una guerra especialmente cruenta para la población civil es un apagón informativo. En este punto conviene subrayar el compromiso y la profesionalidad con que Javier Espinosa cubrió las atrocidades cometidas en el barrio de Baba Amr, en Homs, donde el centro de prensa fue bombardeado. Javier ayudó a evacuar a los heridos y no salió de la ciudad hasta que partió el último convoy de civiles. La alegría de todos por la liberación de Marc Marginedas es nuestra esperanza.

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