28 julio 2020 (27.07.20)
Alberto Fernández
Díaz: «Pasé tiempo mirando las caras de los que habían querido matarme»
Ha recibido la insignia de las víctimas del terrorismo.
Asegura que las elecciones catalanas supondrán una escalada radical aún mayor
Después de 23 años en la primera línea política, cuatro
veces como candidato a la alcaldía de Barcelona y una a la presidencia de la Generalitat , Alberto
Fernández Díaz se dedica ahora al sector privado. Sufrió el terrorismo de ETA,
y en 2001 la Guardia Civil frenó por horas su intento de
asesinato con una maceta bomba al salir de su portal. Por ello, el Rey ha
refrendado la petición de Interior y le ha concedido la insignia de
reconocimiento civil a las víctimas del terrorismo que se concede también,
ahora, según el Real Decreto 107/2018, a quien sufrió la amenaza del
terrorismo.
–¿Cómo recuerda la
llamada de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad avisándole de que era un
objetivo?
–Lamentablemente la esperaba, porque cuando cayó el primer
comando de ETA en Cataluña, ya figuraba la matrícula de mi coche y otros
seguimientos a mi persona. Llevaba años viviendo con esa posibilidad. Pero mi
recuerdo fue siempre para mis compañeros de partido que no tuvieron la misma
suerte. Pasé mucho tiempo mirando las caras de los miembros del comando que
había querido matarme y me preguntaba cómo alguien puede llegar a querer
asesinar a otra. De entonces, me queda el orgullo de los 450 concejales del PP
catalán. Salvo dos, todos se mantuvieron en sus cargos con coraje y entereza. En
tres meses habían asesinado a dos compañeros en Cataluña: José Luis Ruiz Casado
y Francisco Cano. El mismo comando que asesinó a Ernest Lluch, a un agente de
la guardia urbana e intentó matar a Luis del Olmo.
–¿Esa insignia conlleva una indemnización?
–Podría tenerla,
pero expresamente renuncié a ella porque considero que otras víctimas lo
necesitan más que yo.
–¿Por qué ETA se cebó
contra el PP catalán?
–Trataban de desestabilizarnos como lo habían intentado,
sin conseguirlo, en el País Vasco con la UCD y el propio PP de allí. El PP catalán
resistió, se sobrepuso y consiguió que ETA tampoco alcanzara su objetivo en
Cataluña.
–Ya no está en
política. ¿Siguen las amenazas?
–Siempre existieron en política y continúa cuando estoy
fuera de ella, al tener un grado de conocimiento alto en Cataluña y tener una
trayectoria muy marcada contra los radicales independentistas, grupos
antisistema y okupas. En todos estos años he presentado denuncia contra las
amenazas más graves, porque no pueden quedar impunes, y he conseguido alguna
condena judicial contra sus autores.
Ahora, voy en moto y eso me permite ir como un paquete de
mensajería puerta a puerta (ironiza). No llevar escolta me hace sentir más
libre, aunque tenga más riesgo. Persisten los insultos y las amenazas, lo que
me ha llevado a presentar denuncias hace pocas semanas, porque a las puertas de
mi casa me llamaron «fascista», «te vamos a cortar el cuello»...
–¿Cree que todo lo
pasado se puede volver a repetir?
–En Cataluña ya ha habido terrorismo y terroristas
catalanes como Terra Liure, y catalanes integrados en ETA. No es descartable
que, entre los radicales más radicales surjan movimientos terroristas algunos
de los cuales de facto ya actúan cuando provocan incidentes violentos y
sabotajes. Batasuna-Bildu y la CUP fueron y son la capucha política de
ETA que blanquea, junto a Torra, a Otegi en Cataluña.
–¿Cree que los
radicales en Cataluña también van a ganar espacio como Bildu en las elecciones
vascas?
–Las próximas elecciones catalanas pueden suponer una
escalada de radicalidad independentista aún mayor, porque Torra, Puigdemont y
ERC competirán en irracionalidad y la CUP podría verse beneficiada en este
discurso, como Bildu en el País Vasco. Si no acertamos, el independentismo, que
en las pasadas elecciones catalanas obtuvo el 53% en escaños y el 47% de votos,
ahora puede obtener no solo más de la mitad de los escaños en juego sino
también de los votos emitidos. Eso abriría un desafío aún mayor y más radical
del independentismo, sabedor de la debilidad de un Gobierno no por ser de
España sino por ser del PSOE y Podemos.
–¿Funcionaría en
Cataluña la coalición de PP+Cs?
–En política dos más dos no siempre son cuatro, sino que a
veces son tres. Las sumas siempre son efectivas en circunscripciones electorales
pequeñas, pero en Cataluña no lo son. Los diputados se escogen en las cuatro
provincias y en cada una de ellas eligen muchos escaños por lo que un
porcentaje discreto de votos garantiza el escaño con el mismo resultado o mejor
que si fuera sumado al de otro partido.
–¿Por qué cree que
nada le pasa factura a Torra?
–El independentismo está hipermovilizado, pero lo estará
más en las urnas que en la calle. Podría aumentar su mayoría catalana como ha
sucedido en el País Vasco. El motivo no es otro que, entre los que nos sentimos
también españoles, hay una cierta desmotivación que podría conllevar a una
mayor abstención, que nos perjudique, como también sucedió en las vascas; por
lo que es imprescindible concienciarnos de que hay que ir a votar. Hay que
poner en evidencia que el independentismo no solo es separarse de España, sino
también una pésima gestión de la crisis de la Covid , subir impuestos como
IRPF y sucesiones, cuestionar la propiedad privada dando derechos a los okupas,
trabando la libertad educativa y los conciertos, o cuestionar el principio de
autoridad y los Mossos en la lucha firme contra la delincuencia.
–¿Qué está en juego?
–Un proyecto compartido con España y un modelo de
convivencia y de sociedad en Cataluña.
–¿Cataluña podría emular
al escenario vasco?
–En Cataluña se tiende más a hacer seguidismo de Bildu y
Otegi, que no del pragmatismo del PNV, aunque todos persigan lo mismo. Debemos
poner el independentismo frente al espejo de su mala gestión de gobierno y su
renuncia a defender principios ideológicos sólidos. Creo que Cataluña premiará
a los partidos que sean vistos como soluciones y no como problema y el PP debe
ofertar un proyecto de futuro, ilusión e inclusivo, frente a la exclusión de la
secesión.
Opinión:
Sin entrar a valorar las cuestiones políticas sí me gustaría
dejar en el aire una reflexión. El señor Fernández Díaz dice que “ha recibido
la insignia de las víctimas del terrorismo”. La normativa sobre esta cuestión
dice lo siguiente:
INSIGNIA: a amenazados, a ilesos en atentado terrorista,
así como al cónyuge del fallecido o persona ligada al fallecido o al herido con
lesiones incapacitantes por análoga relación de afectividad, los padres y los
hijos, los abuelos, los hermanos y los nietos de los fallecidos, así como los
familiares de fallecidos y heridos que hayan sufrido lesiones incapacitantes
hasta el segundo grado de consanguinidad. Las condecoraciones tienen carácter
personal e intransferible, y no comportan en sí mismas el derecho a las
indemnizaciones previstas en la
Ley 29/2011, de 22 de septiembre, de Reconocimiento y
Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo.
La pregunta de C.S.
Macías es “¿Esa insignia conlleva una
indemnización?” y la respuesta recibida es “Podría tenerla, pero expresamente
renuncié a ella porque considero que otras víctimas lo necesitan más que yo”.
Por lo tanto ¿de qué indemnización esta hablando si la
propia normativa dice que no comportan en sí mismas el derecho a las
indemnizaciones previstas? Pero hay algo más. Viendo los argumentos
surrealistas que tantas personas afectadas por atentados terroristas están recibiendo
en las últimas décadas no quiero ni plantearme otra seria duda, que caso de
tener respuesta afirmativa ya sería el colmo: el señor Fernández Díaz ¿tiene la
consideración de víctima del terrorismo?
¿Alguien podría darme la respuesta?
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