28
juliol 2022 (24.07.22)
Víctimas
de la yihad: «Siento rabia y cada vez estoy peor»
Abandono
e impotencia entre los heridos de Cambrils el 17-A, con secuelas físicas y
anímicas
«Las
víctimas forman parte estructural de la lucha antiterrorista de un país, puesto
que son los principales damnificados de la barbarie y el Estado está en deuda
con ellos en la medida en que no ha podido proteger su vida y su integridad
física o la de sus familiares», sostiene la investigadora Inés Gaviria, en el
Anuario del Terrorismo Yihadista 2021. La autora habla de la «invisibilización
de las víctimas del terrorismo», en parte por «el respeto debido» a ellas y a
sus familiares –en caso de que «no quisieran trascender a la esfera pública»–
pero también porque el análisis de la fenomenología terrorista parte
«principalmente desde la perspectiva de los terroristas y sus motivaciones para
atentar».
Sobre
el terreno, Rubén Guiñazú y Núria Figueras, víctimas del atentado terrorista en
Cambrils el 17-A de 2017, hace ahora cinco años, se identifican al menos con
una parte de esas consideraciones. «No odio a mis agresores. Me dan lástima.
Les lavaron el cerebro. Me pregunto qué les faltó a esos chicos para que se
dejaran embaucar así», decía tras el atentado, sobre la célula de Ripoll que
gestó en Alcanar el ataque. Rubén fue herido de gravedad por uno de los
terroristas, que le atacó con un cuchillo, seccionándole partes de la lengua,
las amígdalas y las cuerdas vocales. Aquella noche fue operado durante más de
cinco horas en maxilofacial de Joan XXIII, en solo la primera de las múltiples
intervenciones a las que se ha tenido que someter.
A
las secuelas físicas les siguen las psicológicas. «Anímicamente estoy peor. He
estado unos años más apaciguada, pero ahora me ha vuelto la rabia, estoy peor»,
cuenta Núria, que admite: «Yo lo llevo peor. Rubén casi nunca habla del tema
porque, en realidad, no lo vivió, nunca fue tan consciente como yo, que lo
presencié todo. Él me dice: ‘A mí me hirieron y me hicieron daño, pero no he
sufrido, no he vivido lo que tú. Mientras yo estaba en el hospital, eras tú
quien te ibas moviendo de un lado a otro». Ambos denuncian lo que otras
víctimas del terrorismo, el abandono por parte de la administración. A eso se
añade la dificultad para pasar página. «La realidad no te deja superarlo. Me
está costando mucho, porque ves que todo es muy largo, no sabes cuándo se
acabará» , dice Núria.
La
rebaja de la pena
No
solo las efemérides traen consigo el recuerdo de los hechos, sino también el
constante goteo informativo. El último input es de hace unos días y responde al
siguiente titular: «La
Audiencia Nacional rebaja la pena de dos condenados por los
atentados yihadistas en Catalunya de 2017».
El
tribunal rebaja la condena a Mohamed Houli Chemlal a 43 años de cárcel, frente
a los 53 años iniciales; y deja el castigo a Driss Oukabir en 36 años de
prisión, en comparación con los 46 años decretados en un primer momento. «Es
vergonzoso que les saquen 10 años. Ya sé que ellos no son los asesinos pero se
ha demostrado que sin ellos no se podía haber hecho. Ellos formaron parte
importante y, si no, que se lo pregunten a los vecinos de Alcanar. No entiendo
esa rebaja de condena. Estas cosas siempre te remueven por dentro, no te
benefician, porque recuerdas», reconoce Figueras. Otros afectados creen que, en
realidad, la medida no tiene efectos prácticos, porque se mantiene en 20 años
el máximo de tiempo que ambos permanecerán en prisión, según el tribunal. «Las
víctimas de Cambrils somos de segunda», denuncia Figueras.
Quien
conoce bien el perfil de las víctimas de este tipo de violencia es Robert
Manrique, asesor de la Unidad
de Atención y Valoración de Afectados por Terrorismo (Uavat), y que también ha
lamentado en múltiples ocasiones el abandono institucional y de los organismos.
«Hay categorías. En la
Champions League están las víctimas de ETA con cargo
político; en segundo nivel las de ETA en general, donde me incluyo –fue herido
en Hipercor–; en tercer puesto, las de Grapo, Terra Lliure, extrema derecha o
FRAP; en cuarto, las del GAL; y al final, las del yihadismo».
Es
por eso que Manrique, como portavoz, añade: «Pedimos que de una vez por todas
Catalunya tenga una oficina de atención a las víctimas del terrorismo y una ley
dedicada también a ello, que no existe, para que pueda haber una asistencia
directa». Manrique es muy crítico con el trato ligado a los atentados
yihadistas de Barcelona y Cambrils: «Tenemos el ejemplo de una señora de 67 años
que tuvo fractura de pelvis y cinco años después no consta ningún informe de
sanidad al respecto, la administración no se ha preocupado. Hay muchas víctimas
de estrés postraumático a las que nadie de la administración ha llamado».
La
sentencia ve a las víctimas como «grandes olvidadas»
La
sensación de olvido en heridos y afectados es señalada por la sentencia. La Audiencia Nacional
denuncia que las víctimas del 17-A han sido las «grandes olvidadas». Recrimina
a los jueces que investigaron los atentados, que se saldaron con 16 muertes,
que «las víctimas han sido las grandes olvidadas durante la instrucción»,
reivindicando que merecen un doble reconocimiento: «Además del resarcimiento
económico por vía administrativa, el todavía más esencial derecho a la memoria
histórica. Tienen derecho a conocer la verdad, por lo que tienen legitimación
aun cuando no exista sanción penal al haber quedado extinguida la
responsabilidad de los autores directos por su fallecimiento».
Opinión:
Para
quien aún no lo sepa, explicar quela creación de la UAVAT es la consecuencia de
una llamada telefónica de una periodista que es amiga común de un servidor y de
Rubén y Nuria. Esa periodista fue la que nos puso en contacto a los tres y la
primera conversación entre Rubén, Nuria y un servidor.
Tuvimos
el primer encuentro a mediados de diciembre de 2017, cuando Rubén salía de una
visita en el departamento Maxilo Facial del Hospital de Vall d’Hebrón. Por
lógica, quedamos en la cafetería del Tennis Olimpic, enfrente del hospital y
tas aquella primera conversación se sem bró el germen de lo que en febrero se
presentó como la Unitat
de Atenció i Valoració a Afectats per Terrorisme (UAVAT).
Y
lo que se inició pensando en que sería una entidad que desaparecería cuando las
administraciones competentes hicieran su labor asistencial (obligadas por ley,
no lo olvidemos) ha continuado hasta el día de hoy… atendiendo a más de 260
prsonas y a la búsqueda y localización del resto a las que todavía no hemos
podido llegar.
Pero
por mucho que moleste a la administración responsable y a algunas siglas que
dicen trabajar por las víctimas “desde el primer día después del atentado”
(solo habría que preguntarles por trabajan y a cuántas asisten y representan), la UAVAT seguirá haciendo la
labor iniciada en el encuentro con Rubén y Nuria.
No
como simples y supuestos intermediarios sino como parte activa y
reivindicativa. ¿Quién más sino asiste a tantas víctimas o incluso representa
en el juicio (junto a los compañeros de la asociación 11-M Afectados por
Terrorismo) a las primeras setenta víctimas que decidieron presentarse como
acusación poco después de la creación de UAVAT?