30
enero 2023
El
juez envía a prisión por terrorismo al presunto yihadista que asesinó al
sacristán en Algeciras
El
juez concluye que se puede inferir que Yassin K. mantenía y mantiene un compromiso
implícito con su visión del islam encontrándose plenamente radicalizado
El
juez de la
Audiencia Nacional Joaquín Gadea ha decretado este lunes
prisión incondicional para el presunto autor del ataque mortal del pasado
miércoles en Algeciras (Cádiz), Yassine K., que acabó con la vida del sacristán
de la iglesia Nuestra Señora de La Palma Diego Valencia. El magistrado le atribuye
los delitos de asesinato y lesiones con fines terroristas, que podrían
conllevar la prisión permanente revisable.
En
una nota del servicio de prensa de la Audiencia Nacional,
recogida por Europa Press, se indica que Gadea en su auto apunta que los
indicios recopilados sustentan que la actividad desarrollada por Yassine K. se
puede calificar como un ataque yihadista dirigido, tanto contra sacerdotes que
profesan la fe de la
Iglesia Católica, como contra musulmanes que para el
investigado no siguen los preceptos del Corán.
La
decisión va en consonancia con la petición del fiscal del caso, Emilio Miró,
quien interesaba la prisión por los delitos de asesinato terrorista, delito
intentado de asesinato terrorista y delito de lesiones terroristas.
El
juez Gadea subraya que el detenido no había aparecido como peligroso en la
inteligencia policial, siendo totalmente desconocido para la Policía. Añade que
no solo se desconocía su rigorismo religioso, sino que no se había visto
inmerso en ningún tipo de altercado o incidente que hubiera podido generar
algún tipo de actuación policial, tal y como se refiere en el informe policial
remitido al juzgado.
La
radicalización de Yassine K.
Para
Gadea, ello no impide que no se aprecie, en este momento, y con base en los
indicios recabados, un proceso de radicalización religiosa que desencadenó los
hechos acontecidos el pasado miércoles en Algeciras.
Así,
apunta que en las declaraciones de los testigos recogidas en el informe
policial se indica que el cambio en el detenido tiene lugar en el último mes o
mes y medio, teniendo una vida que algunos califican de «normal» hasta ese
momento.
De
hecho, apunta el juez, sus compañeros de piso señalaron que el detenido, un
tiempo atrás, bebía alcohol y fumaba hachís, y que cambió de hábitos de manera
radical, escuchando de manera asidua el Corán a través de audios desde su
teléfono móvil.
Por
otro lado, el magistrado indica que de las diligencias practicadas hasta ahora
se puede concluir que «el investigado habría actuado solo», sin contar con la
ayuda de terceros. Y menciona que así lo ha reconocido el propio detenido,
tanto en el juzgado como ante la
Policía, señalando que no ha sido dirigido por otras personas
y que no ha jurado lealtad a ninguna organización o grupo terrorista.
Además,
añade que ese espacio temporal de un mes en el que se señala su radicalización
coincide plenamente con lo observado en sus redes sociales, tal y como recoge
el informe policial.
Consciente
y con intencionalidad de hacer daño
Por
todo ello, el juez concluye que del análisis de su actividad en redes sociales,
el volcado de parte del contenido de su teléfono, así como de las manifestaciones
de los testigos, se puede inferir que Yassin K. mantenía y mantiene un
compromiso implícito con su visión del islam encontrándose plenamente
radicalizado en terrorismo yihadista.
Y
añade que esa radicalización se logra tras un adoctrinamiento ideológico que se
podría calificar de «rápido» y que ha finalizado con la comisión de acciones
violentas contra otras personas provocando, consciente e intencionadamente el
mayor daño posible, manteniendo en todo momento el control de la situación.
El
instructor hace constar, además, que en las dos declaraciones que ha prestado,
ante la policía y este lunes en el juzgado, salvo algunas contradicciones sobre
elementos periféricos del relato, es capaz de reproducir en esencia los
aspectos más importantes de su acción.
Relata
que la conducta del investigado fue consciente y tiene definidos sus objetivos,
teniendo la opción de causar unos daños mayores, focaliza su acción
concretamente sobre los sujetos a quienes ataca, a los que elige de forma
deliberada.
Y
explica que la primera de las acciones es contra los sacerdotes, reconociendo
que su intención era matar a todos los sacerdotes que se encontraban en la
iglesia.
En
segundo lugar, indica el magistrado, centra su ataque contra un marroquí al que
considera infiel, al creer que estaba ante un marroquí converso, por no
practicar la auténtica religión, y al que agredió con intención de matarle.
Por
todo ello, el magistrado considera que el detenido se identifica con un perfil
de terrorista autoadoctrinado que actúa de modo individual no vinculado
directamente con una organización terrorista en concreto pero que, en
definitiva, lleva a cabo su acción en nombre del fenómeno yihadista al que
tantos se adhieren de forma remota, generando un ataque violento que causa
terror en la sociedad y desestabiliza la paz social.
El
juez de refuerzo del Juzgado Central 6 considera que concurren todos los
requisitos (gravedad de los hechos, riesgos de fuga y de reiteración delictiva)
para acordar la prisión provisional.
La
cronología del ataque
En
el auto de entrada y registro en el domicilio del detenido, Gadea hacía un
repaso de los hechos acaecidos desde que Yassine K. entró en la Iglesia de San Isidro y
discutió con los allí presentes, «manifestando a los feligreses de forma
vehemente que la única religión que hay que seguir es la religión islámica».
El
juez recogía que, tras abandonar el lugar «profiriendo mensajes en árabe cuyo
contenido se desconoce», el hombre regresó y los fieles que estaban dentro
pudieron escuchar «cómo alguien ubicado en el exterior de la iglesia profiere
gritos en árabe».
«Una
vez finaliza la misa el sacerdote encargado de la misma baja del púlpito para
comprobar lo que estaba ocurriendo, instante en el que el investigado, portando
en su mano un machete de grandes dimensiones y de forma súbita, agrede al
sacerdote causándole lesiones de gran gravedad. Igualmente, también intenta
atacar a uno de los testigos allí presente», relataba en su auto.
El
sacerdote es el salesiano Antonio Rodríguez Lucena, que se encuentra fuera de
todo peligro y que el jueves dió «gracias a Dios». «Ha pasado ya todo y estoy
esperando el alta, para seguir celebrando la fiesta de San Juan Bosco»,
apuntaba el religioso.
Gritos
de ‘Alá es grande’ tras su detención
El
relato policial asumido por el juez señala que el presunto yihadista huyó
entonces del lugar y se dirigió a un centro de culto católico llamado Virgen La Palma, ubicado a unos 200 metros del otro
templo. Allí se encontró con el sacristán al que posteriormente asesinó cuando
este abandonaba el lugar por una puerta trasera.
En
ese instante, relataba Gadea, el detenido inició varias acometidas sobre el
sacristán que intentaba huir de él, causándole unas primeras lesiones.
Finalmente el atacante le alcanzó en la calle.
«Una
vez que se encuentra en el centro de esa plaza es alcanzado por el atacante
quien una vez que le tiene en el suelo, sujeta la catana con ambas manos y
alzando la mirada al cielo y gritando unas palabras en árabe entre las que se
escucha la palabra ‘allah’ le asesta una última estocada mortal», añadía el
magistrado.
En
este contexto, el juez explicaba en su auto que, una vez finalizado este
ataque, el acusado se dirigió «de forma muy tranquila» a la ermita Europa
«ubicada en esa misma plaza, e intenta acceder al interior». Allí, «sin prestar
resistencia», es detenido por agentes de la Policía Local y
trasladado a un centro médico para recibir asistencia facultativa, «instante en
el que en reiteradas ocasiones profiere gritos de Allahu akbar [Alá es
grande]».
Opinión:
Una
vez leída y revisada la extensa información que se presenta en la noticia,
ahora recuerdo que han aparecido ciertos representantes de la clase política
acusando a no se quien (ironía modo ON) de que no se acusaba de “terrorismo” al
autor de los ataques en Algeciras… ¿dirán algo ahora?