domingo, 9 de octubre de 2011

11 diciembre 1994 Diari de Tarragona


11 diciembre 1994






En la durada de la campanya de recollida de signatures molts medis de comunicació ens vam bolcar en recollir la informació. Com no, tots acabavem parlant amb en Robert. Seria impossible localitzar totes les entrevistes que l’amic Robert ens va donar mentres va durar aquella campanya. Per això presentem la publicada en el “Diari de Tarragona” del 11 de desembre i que ens servirà com exemple del que es informar sobre terrorisme sense caure en el morbo i això, l’any 1994, era molt complicat d’assolir. Fins i tot aquesta entrevista, de un toc molt personal, presenta algunes activitats d’en Robert desconegudes per molts de nosaltres. I hem de resaltar que la profesionalitat (i la insistència) de la companya Montserrat Tapias li va donar la oportunitat de, per primer cop, publicar una fotografia que fins aleshores en Robert tenia amagada en el seu bagul dels records (físic i simbòlic).

Albino Fernandez, Maria del Carmen Perez i Robert Manrique en la taula de recollida de signatures


Las secuelas del terrorismo en la piel de sus víctimas

La Asociación de Víctimas del Terrorismo está tratando de recoger 500.000 firmas para que el Congreso de los Diputados debata su propuesta de que los terroristas cumplan íntegramente la condena. Roberto Manrique trabajaba en Hipercor en 1987 cuando se produjo el trágico atentado de ETA. Fue una de las víctimas. Ahora es el delegado de la Asociación en Catalunya. En una entrevista con ‘Diari de Tarragona’ Manrique rememora los momentos posteriores al atentado y expresa su postura frente al fenómeno terrorista. Dice cosas sorprendentes, como que sabe de un terrorista reinsertado que está trabajando en el Ministerio de Justicia o que cuando se entera de algún quemado grave ingresado en el hospital Vall d’Hebrón, acude a visitarlo aunque no lo conozca. Enfrascada en la campaña, la Asociación de Víctimas del Terrorismo emprende esta próxima semana la recta final en la recogida de firmas. El próximo martes, día 13, estarán en la Plaza del Ayuntamiento de Reus, de 10.00 a 17.00 y el miércoles, día 14, en la Rambla Nova de Tarragona para pedir a los ciudadanos que apoyen la causa.

En el despacho de la Asociación de Víctimas del Terrorismo hay un movimiento especial. Deben recoger 500.000 firmas para que el cumplimiento total de la pena impuesta a los terroristas sea debatido en el Congreso y llevado a referéndum. Los datos que poseen son que el 87 % de la sociedad está a favor de esta petición. Roberto Manrique, Delegado por Catalunya, víctima del atentado de Hipercor, en el que trabajaba en una carnicería, cuenta al ‘Diari’ sus vivencias.

         Pregunta: Roberto, ¿qué pasó el 19 de junio de 1987?
         Respuesta: Un compañero me pidió cambiar el turno que yo tenía de mañana por el suyo de la tarde. A las cuatro hubo una gran explosión, empezó a reventarse todo, a salir fuego por todas partes, la señora a la que estaba atendiendo cayó sobre mí, inconsciente. Cargué con ella y salí de la carnicería como pude hasta alcanzar la salida de emergencia. Cogí un taxi y nos llevaron al Hospital Valle de Hebrón.

         P: ¿Sin esperar nada?
         R: Por supuesto. Recuerdo perfectamente el recorrido con el taxi. Yo tenía toda la cara quemada y le pedí al taxista, como pude, que nos llevara a la unidad de quemados. El pensó que era mejor traumatología pero yo bajé del taxi y fuí directamente a quemados.

         P: ¿Andando?
         R: Sí, sí, quemado, corriendo y además llovía.

         P: ¿Sintió dolor?
         R: No, ninguno. Tenía las terminaciones nerviosas quemadas y sólo olía a carne frita. Pensando luego en la carnicería (se ríe de si mismo), yo fui el primero de la fritura.

         P: ¿Tuvo inmediata acogida por parte del taxista?
         R: Sí, no preguntó nada. Simplemente dijo ‘al hospital’. Yo lo único que recuerdo fue que bajé las ventanillas y saqué la cara y las manos porque me estaba quemando. Hice mal, pues el oxígeno colaboró, aumentando las quemaduras.


         P: ¿Y la señora que usted sacó?
         R: Subió al taxi apoyándose en mí, pues estaba casi inconsciente. Yo no entendía en aquellos momentos ni su inconsciencia ni por qué se apoyaba. (También fue trasladada a quemados).Una clienta me dijo haber visto salir a alguien vestido de blanco (se supone que era yo disfrazado de carnicero) con una persona sobre las espaldas y al mismo tiempo a otro hombre en llamas. Según ella, dejé caer a la señora y subí al taxi. No se si fuí yo o no, son unos momentos que tengo en blanco. Entramos en el hospital 44 heridos a la vez. La respuesta del personal sanitario fue increíble. Acudieron a trabajar desde los médicos que estaban de vacaciones hasta las enfermeras con permiso por maternidad.

         P: ¿Cuáles fueron sus heridas?
         R: Sufrí quemaduras en las dos manos y brazos, cara, pierna derecha, pies, y metralla por todo el cuerpo; pues el coche bomba estaba debajo de la carnicería. Al explotar, agujereó el techo y las llamas subieron hacia mí. Antes de ser Hipercor, había allí unas escaleras mecánicas, con lo que el grosor del techo era menor que el del resto de la planta. Sabían donde debían dejar el coche, donde mas daño podían hacer, no fue una caasualidad.

Por una pandilla de asesinos

            P: Salió corriendo ¿qué pensaba que había ocurrido?
         R: Creí que había explotado una cámara de gas y sólo pensé en salir y buscar ayuda.


         P: ¿Cuándo se enteró del atentado?
         R: El atentado sucedió en viernes y me enteré el martes siguiente., cuando de ‘despertaron’ para amputarme el brazo derecho. Me habían hecho pruebas y no tenía sensibilidad. Oñi que decían: ‘parece mentira que por culpa de una pandilla de asesinos este chaval tenga que perder el brazo’. Entonces me enteré de lo ocurrido y de lo que me esperaba. Recuerdo las pruebas; me pinchaban con una aguja los brazos y yo debía mover la cabeza cada vez que lo notaba. En el brazo izquierdo noté un 80 % de los pinchazos. En el derecho ni uno.

         P: ¿Cómo consiguió salvarlo?
         R: Unicamente lo sabe el médico, el doctor Bañuelos; fue quien luchó y me puso en manos de una fisioterapeuta que me tenía de 8 a 10 horas diarias trabajando el brazo.

         P: ¿Está bien?
        R: Estoy vivo.

         P: Las quemaduras de la cara no se notan en absoluto.
         R: No, pero me costaron muchas curas en vivo. Me ponían una crema a 3º de temperatura cuando mi cara estaba a 40-50º, la piel reaccionaba, se hacía una costra, la arrancaban y volvían a poner la misma crema. Así se regeneró la piel.


         P: Lo ha pasado bastante mal.
         R: Sí, pero hay gente que lo ha pasado peor. Muchos.

Las secuelas

            P: ¿Pasó miedo?
         R: No, en absoluto.

         P: ¿Cuánto tiempo ingresado?
         R: Bueno, si sumo operaciones y bajas, he perdido mas de cuatro años.

         P: ¿Qué ocurría, le operaban, volvía a trabajar y...?
         R: Volvía a trabajar, pero las heridas se volvían a abrir, pues el trabajo de carnicero es con las manos y la humedad constante no favorecía la curación. Tenía que estar de baja.

         P: ¿La empresa no le ofreció otro puesto de trabajo?
         R: No. Al principio todos me trataron bien; si tenía que ir al médico simplemente cambiaba el turno y no había ningún problema. Después del juicio –esto es la primera vez que lo digo- cuando Hipercor salió absuelta del atentado (porque se había recibido una llamada avisando de la bomba), desde aquel día para ir al baño tenía que pedir permiso. Me llegaron a cortar las llamadas telefónicas. Les molestaba el hecho de que yo estuviera en la Asociación, y cuando en cualquier entrevista mostraban a Roberto Manrique, carnicero de Hipercor y Delegado de la AVT en Catalunya....

         P: De los trabajadores de Hipercor, ¿sólo le hirieron a Usted?
         R: El otro trabajador que era decorador murió, pues estaba en el párking en aquellos momentos. A mí me han quedado unas secuelas que me impiden trabajar como carnicero. He perdido el 70% de la fuerza en la mano derecha, no puedo forzar el dedo pulgar y además pasé dos hepatitis.

         P: ¿Cómo se fue? ¿Con alguna indemnización?
         R: Sí, al ganar el juicio me quedó una invalidez total para mi trabajo y tengo una pensión que viene a ser lo mismo que ganaba en Hipercor. Ahora me dedico a la Asociación.
         P: ¿Le han quedado secuelas psíquicas?
         R: Mire, hace escasamente un mes me llamaron de la Audiencia Nacional para pasar la revisión psiquiátrica –después de 7 años, no tengo los informes-. Lo cierto es que el fuego me da pánico y, sin embargo, cada vez que me entero de que hay un herido quemado grave en Valle de Hebrón, voy a verlo aunque no lo conozca. ¿El por qué lo hago? Pienso que para darles confianza. Es algo muy lento y requiere mucha paciencia, pero pueden curarse. Veo a la familia y les tranquilizo con mi experiencia y los médicos, que son muy buenos profesionales.

El Estado nos abandona

            P: ¿Cómo puede entenderse este abandono, digamos oficial, que ha vivido, y en cambio el impresionante apoyo que recibieron en el atentado de Irene Villa y su madre?
         R: Es fácil de entender. Tuvieron la ¿suerte? De que el atentado fue en directo; es decir, TV pasaba por allí, venía de cubrir un atentado y de repente ¡otro!. La gente vió y vivió el atentado. Una niña de 16 años, civil, sin piernas. No había presiones a nivel de ningún organismo oficial. Tenemos una niña en Vic a la que le falta un pie y mataron a su hermana. De esta niña no se acuerda nadie. ¿Por qué? Era hija de un Guardia Civil. Para llegar hasta ella tienes que pedir infinidad de permisos.

         P: Pero ellas sí han recibido ayudas.
         R: Sí, de empresas privadas. Una les montó una tienda para salir adelante. También conozco algún caso en que el Ayuntamiento les ha preparado la casa para que pudieran entrar en silla de ruedas. Pero no es lo normal. El Barça, por ejemplo, se porta de película con la Asociación. Nos envían regalos, entradas para ver los partidos..., y es un Club en el que se aglutina todo tipo de gente y de ideas distintas, pero siempre responde.

         P: Entonces ¿a nivel oficial no les ayudan?
         R: No. Y es el Estado el que debe hacerlo, no la marca X o Z. Hemos intentado que al producirse una vacante en estamentos oficiales, ésta fuera cubierta por algún huérfano o una viuda: desde limpiar escaleras a lo que fuera. Si además tenemos en cuenta que los atentados no van dirigidos directamente a las personas sino a lo que pueden representar, y que el objetivo final es el Estado, parece que la obligación es mayor. Pues ni ésto.

         P: ¿Quiere decir que reciben mejor trato los ‘reinsertados’?
         R: Sólo le diré que hay un etarra ‘reinsertado’ que está trabajando en el Ministerio de Justicia...


         P: ¿Ha perdonado?
         R: ¿A quién? Yo no puedo perdonar a quien no me lo pide.

“No siento odio”

            P: ¿Siente odio?
         R: No. Si así fuera hubiera hecho como Rambo, colgarme una metralleta y ‘trabajar’ como otros que no han sabido organizarse.

         P: ¿Quiere decir que ha habido venganza?
         R: Hombre, los GAL ¿qué hacían? Lo que ocurre es que eran una banda armada y de ellos también tenemos víctimas en nuestra Asociación. Por eso le decía que no han sabido organizarse. No hay que matar a nadie, hay que entregarles a la Justicia, para que los juzguen. Aunque los ingleses dicen que ‘el mejor terrorista es el terrorista muerto’, no comparto esa opinión. Para eso están las leyes, si se consigue que se cumplan.


         P:  Si se encontrara con un etarra de los que conoce ¿sería capaz de hablar con el? ¿Qué le diría?
         R: Sí. Me limitaría a preguntarle qué gana con matar y por qué mata. No 21 personas, 749 o una sola. Que me lo explique, porque yo no puedo entenderlo. ¿Qué quieren la independencia? Pues muy bien, que hagan todos los trámites legales propios de una democracia. Pero que no maten. Hubo un debate por TV entre Damborenea y Montero, y cuando estoy bajo de moral, o las cosas salen mal, lo pongo para ver a Montero casi a punto de llorar porque le quiere explicar sus argumentos y Damborenea sólo responde ‘vale, pero ¿por qué matan?’ En el juicio de Hipercor dijeron que estábamos en guerra y que suelen morir tantos civiles como militares. Bien, pues que sean juzgados en Consejo de Guerra.

         P: ¿Está casado?
         R: Sí.

         P: ¿Tiene hijos?
         R: Dos, uno de 10 años y otro de 8.

         P: ¿Cómo se enteró su esposa?
         R: Por una amiga. La llamó y le dijo lo ocurrido, y mi mujer, que me conoce desde los 12 años pensó ‘Roberto estará allí echando una mano’. Pero al no llamarla, llamó ella a Hipercor y no contestaban. Otro amigo nuestro le dijo que había oído por la radio el nombre de Roberto Carnicero. En el hospital supongo que me identifiqué como pude. Entonces fue al Hospital Clínico. Al no encontrarme entre los cadáveres siguió pensando que estaría ayudando hasta que llamaron del hospital.

         P: ¿Qué proyecto tienen de cara al futuro de la Asociación?
         R: Ahora mismo conseguir todas las firmas necesarias para sacar adelante la campaña. Y que los etarras pasen 30 años en la carcel.

         P:¿Les guardaría rencor?
         R: No puedo hablar por todos. No sé cómo reaccionaría Alvaro, a quien le mataron la esposa y las dos hijas, y debo decir de él que es todo un señor. Ni por una chica quetrabajad¡ba en Hipercor y estaba embarazada; no consta como víctima porque no le pasó nada paro la niña nació sordomuda. Los médicos lo han certificado como consecuencia de la explosión, pero no recibe ayuda para la educación especial que necesita su hija. Yo, personalmente, debo decirle que no, ninguno; mi religión no me permite ser violento.

La campaña de la Asociación

            P: ¿Entre ustedes hay unión?
         R: Sí, muchísima. Cuando una persona necesita una ayuda determinada, pienso en quién está o ha estado en una situación parecida para poder echarle una mano.

         P: ¿Tienen muchas familias en la Asociación aquí en Catalunya?
         R: En Tarragona sólo dos, una en la capital y la otra en San Pedro y San Pablo, además de la familia del Comandante Anguera de Tortosa.

         P: Ha hablado antes del padre de las niñas de Alcacer, ¿estáis también unidos?
         R: Nos pidió colaboración y se la dimos. En principio, esta ley debería aplicarse a delitos violentos: narcotráfico, terrorismo, violacioones y delitos sexuales. Quizá esto último incumba más directamente a las mujeres que a los hombres, pero el terrorismo nos incumbe a todos, aunque cuando la gente se acerca a la mesa y quiere hablar contigo te dice que ya no hay tantos atentados.

         P: ¿Que no hay tantos?
         R: No, no hay tantos. Pero saldrán 500 terroristas ‘sin cumplir el total de la pena impuesta’ y multiplicaremos por 500 las posibilidades. A mí me resulta difícil comprender que un asesino que ha matado a cuatro personas de un tiro en la nuca pueda salir a la calle... ‘Estoy reinsertado’. Y no pide perdón públicamente, ni colabora con las fuerzas de seguridad, sigue siendo un asesino. Salieron unas fotos en un periódico en las que aparecía Garaicoechea abrazándose a Suescun, el ertzaintza que está en un comando de ETA y que ha sido expulsado del colectivo de presos; esta abrazo parecía decir: ‘bueno, te has portado bien porque ahora ya has protestado’. No es ‘ahora’, era ‘antes’ de pegar los tiros. Mató porque quiso. Estos matan por matar. Es su profesión.
        

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