5 octubre 2002
En Jose María Fuster-Fabra ha estat sempre un company fidel d’en Robert i això ho ha deixat sempre molt clar en tota oportunitat. Molts dels que estem en aquesta pàgina hem gaudit de trobades amb ell, i els dinars o els sopars que hem compartit gairebé sempre han acabat amb un gin-tonic (o més d’un) i un puret de molt bona qualitat.
Aquesta estimació, mútua evidentment, entre en Fuster-Fabra i l’AMIC Robert Manrique queda mostrada en molts articles que anirem incloent en aquest blog. Com per exemple aquest a la secció “El foro i el fuero” del diari “La razón” (Catalunya) del dia 5 d’octubre de 2002.
Ibarreche
Menuda semanita llevamos con el delirio soberanista del 'lehendakari', refrendado por el padre Arzallus y por la sonrisa del monaguillo Egibar. Doctores tiene la Iglesia aunque en este caso parecen jaimitos encantados con sus travesuras, porque eso serían, travesuras, de no contar con muertos encima de la mesa. A mí la verdad es que Ibarreche me parece un personaje un poco patético, siempre a las órdenes de su jefe de filas, en fin, un mandado que hace su papel.
Soy de los que piensa que no hay que fiarse de los feos muy feos, y es sensación la tuve la única vez en mi vida que lo vi de cerca, lo cierto, es que es feo con ganas y eso siempre marca para siempre.
Luego empezó a hablar, la conferencia era en el Colegio de Abogados y soltó unas barbaridades que sonrojaron a algunos compañeros nacionalistas que allí estaban. Recuerdo que con uno de ellos, de cuyo nombre no quiero acordarme so pena de hundir su carrera política, crucé la mirada y me sonrió encogiendo los hombros como diciendo ya sé que son burradas pero es lo que toca. La síntesis de su discurso es que había un conflicto desde las guerras carlistas entre Euskadi y España. Sí señor. ¡Olé sus cataplines y vivan las cadena! Me olvidé de lo feo que es y me pareció un iluminado.
Acabó el monólogo y delante suyo, apenas a tres metros, se plantó Roberto Manrique, delegado de la AVT en Cataluña, con una camiseta que decía 'no estamos todos faltan mil muertos', pidió preguntarle ante todo el auditorio, porque en la conferencia no había citado a las víctimas de ETA, no pudo hacerlo, Ibarreche escurrió el bulto, cuando dirigiéndose a el Manrique le recriminó que no había hecho nada por acercarse a los que han sufrido directamente el terrorismo. El 'lehendakari' no dio la cara ante los que mas sufren su 'conflicto'. Estuvo mas bien cobardón.
Dicen quienes lo conocen que es una persona afable y sencilla, no exento de sentido del humos, comprendo que puede parecer superficial, guiarse por una primera y única impresión, pero no es menos cierto el refrán que dice 'por sus hechos los conoceréis' y estos ahí están. Sinceramente, a mí en vivo y en directo, me pareció más que nada un tipo feo, iluminado y cobardica, es decir nada de fiar, qué le vamos a hacer.
Cine sin temor
Hubo una época en la que ser víctima de un atentado terrorista era una vergüenza social a la que cubrir con un manto de silencio. El sueño dorado de la transición, de la ansiada reconciliación, tenía unos episodios desagradables donde unos mataban y otros morían; ambos tipos de sujetos eran molestos, los unos porque perturbaban el paisaje cotidiano y era difícil reprocharles algo, para aquellos, que tanto les aplaudieron cuando mataron a Carrero Blanco; los otros porque siendo mayoritariamente militares, policía o guardias civiles, quedaba mal aplaudir al paso de sus féretros o acercarse a sus viudas. Pero aquella ETA, como esta sencillamente mataba a seres humanos. Las víctimas tuvieron que agruparse para defender sus derechos y gracias a su propio trabajo y sin apenas ayudas, poco apoco consiguieron ser escuchados, a base de mucho esfuerzo personal de sus representantes, a quienes nadie ha agradecido ni agradecerá jamás lo luchado. Gentes que por decir la verdad indomable, muchas veces se han convertido en molestos para aquellos que opinan 'la verdad sí, pero dentro de un orden'.
El cine no podía ser ajeno a este fenómeno social consistente en algo tan obvio como que cuando matan a su padre un ser humano sufre, poco a poco fueron surgiendo películas dedicadas a este tema, y así este fin de semana la Asociación por la Tolerancia ha tenido la feliz idea de organizar unas jornadas de sábado y domingo sobre cine y terrorismo con proyecciones de los films, coloquios y mesas redondas.
Me cabe el orgullo de ser uno de los invitados y allí estaré el domingo a las 12.45 horas, para reivindicar la lucha de las víctimas a través de la asociación de víctimas del terrorismo, para tratar de agitar las conciencias de aquellos que quieran escuchar que las víctimas son todas iguales, que cuando se apagan las cámaras de televisión y los políticos se van a casa, ahí queda el infatigable Roberto o Juan Antonio Corredor 'de fondo' como le llamó José María Calleja,o para explicar que las voces no se alzaron para pedir dinero, ni homenajes, que bien están, si no por algo mucho mas sencillo e incomprendido, claman porque reivindican su derecho a ser escuchados, pero sobre todo, por algo que se llama dignidad. Si algún día conocen a una víctima del terrorismo pregúntenle ¿sobre qué hombro has llorado?, no hay trajes oficiales húmedos, sino ropas de un trabajador de Hipercor o de un guardia civil retirado forzoso a los 22 años.

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