13 enero 2025
El CNI descartó como confidente al imam de Ripoll tres años antes de los atentados de Barcelona y Cambrils
Se
realizaron con él tres entrevistas en prisión en marzo y abril de 2014 sin
apreciar ningún signo de que pudiera estar radicalizado
El
Centro Nacional de Inteligencia (CNI) descartó en 2014 reclutar como confidente
a Abdelbaki Es Satty, el imam de Ripoll considerado líder de la célula
yihadista que perpetró los atentados de Barcelona y Cambrils en agosto de 2017.
Agentes del CNI se entrevistaron con él tres veces en la prisión de Castellón
I, donde cumplía una condena de cuatro años por tráfico de drogas y le
sometieron, a su salida de la cárcel, durante siete meses a vigilancia. Tras no
encontrar indicio alguno que hiciera sospechar de su radicalización ni de
mantener contacto con círculos yihadistas, el Centro decidió abandonar su
seguimiento y concentrar sus medios "en otros elementos objetivos
preocupantes".
Estas
explicaciones forman parte de la declaración que realizó el 6 de marzo de 2018
el por entonces director del Centro Nacional de Inteligencia, Félix Sanz
Roldán, ante la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso de los Diputados y
que ahora ha sido entregada a los miembros de la comisión que investiga en el
Congreso la "verdad" de dichos atentados.
Sanz
Roldán explicó, tal y como se recoge en el acta del Congreso ahora
desclasificada, que Es Satty fue contactado en prisión e investigado por
agentes del CNI tras haber aparecido su nombre en las actuaciones llevadas a
cabo en el marco de la Operación Chacal desarrollada en 2006 para desarticular
dos células que enviaban combatientes a Irak para sumarse a las fuerzas de Al
Qaeda. Una de estas células estaba implantada en el entorno de la mezquita de
Vilanova i la Geltrú.
Es
Satty nunca fue ni detenido ni imputado en el marco de esta operación, pero el
CNI mantuvo interés en él por si pudiera tener relación con círculos radicales.
En 2010, fue detenido transportando 135 kilos de hachís desde Marruecos a
España y fue condenado a cuatro años de prisión.
En
2013, antes de abandonar la cárcel, pero cuando ya contaba con algunos permisos
de salida, el CNI volvió a centrar su interés en él y se le sometió a
vigilancia sin detectarse "ningún dato mínimamente interesante" sobre
su posible relación con entornos yihadistas, aunque sí con personas
relacionadas con el tráfico de drogas.
Varios
meses después se estrechó el foco sobre su persona para comprobar si podría
constituir un riesgo para la seguridad nacional y, en caso negativo, decidir si
podía ser reclutado como confidente. Se realizaron con él tres entrevistas en
prisión en marzo y abril de 2014 sin apreciar ningún signo de que pudiera estar
radicalizado e incluso se le sometió a un proceso grafopsicológico del que se
concluyó que era persona con alta inteligencia, con tendencia al engaño y poco
proclive a someterse a directrices.
Estas
conclusiones, tal y como explicó Sanz Roldán, le invalidaban como fuente de
información para el CNI. No obstante, se le sometió a seguimiento durante siete
meses sin observar ningún indicio que permitiera deducir la existencia de un
plan para ejecutar ataques terroristas. Fue entonces cuando el CNI decidió
abandonar su seguimiento y concentrar sus medios en otros "elementos
objetivos preocupantes". Dos meses después de dejar de ser objetivo del
centro, en febrero de 2015, Es Satty se trasladó a Ripoll.
Sanz
Roldán justificó la decisión de dejar de seguir y controlar a Es Satty con el
argumento de que 2014 fue un año de muy alta actividad terrorista dentro y
fuera de España, que obligaba a los servicios de inteligencia a concentrar muy
bien sus investigaciones y sus objetivos. En este sentido, señaló que en esos
meses el número de investigaciones que desarrollaba el CNI sobre objetivos
vinculados a entornos terroristas era de 979, de las cuales 610 se centraban en
el islamismo radical.
Tras
la desclasificación del documento que recoge íntegra la comparecencia de Sanz
Roldán en 2018 ante la comisión de Secretos Oficiales, Junts emitió un
comunicado asegurando que del mismo se desprende que el imam de Ripoll
"era confidente de los servicios secretos españoles". En su opinión,
lo que ahora se sabe "es fundamental para los familiares de las víctimas y
para todos los catalanes que merecen saber lo que sucedió el 17 de agosto de
2017".
Junts
considera confirmado no sólo que el imam era confidente de los servicios
secretos sino también que "los responsables del CNI le conocían
perfectamente pero no actuaron con la diligencia necesaria para evitar los
atentados", e insisten en que el imam "tenía un expediente de
expulsión abierto que no se llegó a ejecutar porque colaboraba con la Guardia
Civil a cambio de no ser devuelto a su país de origen". El partido de
Puigdemont asegura que estudiará detenidamente toda la información disponible
para "extraer las conclusiones pertinentes y exigir las responsabilidades
que se deriven de ellas".
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