10 mayo 2025
Terroristas
«arrepentidos»
Me
da la impresión de que, en este tiempo final del terrorismo, los verdaderos
arrepentidos son los gestores socialistas del sistema penitenciario autonómico
porque aspiran a no tener etarras en sus cárceles
os
tercios de los actuales presos de ETA cumplen su condena fuera de la cárcel,
cómodamente instalados en su domicilio. Por ello, en las prisiones vascas ya no
quedan más que 46 inquilinos de esa organización terrorista. La desproporción
entre ambos grupos –los «arrepentidos» y los irreductibles– es notoria y carece
de precedentes. En otro tiempo, cuando en 1977 se amnistió a todos los etarras
encarcelados, 556 (45%) se fueron a su casa, mientras que 676 (55%) se
reintegraron a la acción armada. Llegó luego, entre 1982 y 1986, lo de los
«polimilis», de los que 258 se «arrepintieron» para ser liberados, pero eran
sólo un tercio de los afiliados a esa rama de ETA, con lo que más de 500
acabaron engordando las filas de ETA (militar).
Vinieron
después las trabajosas gestiones del senador peneuvista Azkarraga, que en cinco
años, hasta 1987, logró el perdón para 110 etarras «contritos»; o sea, en media
anual, apenas un poco más del dos por ciento de los albergados en la trena. Más
tarde, cuando Enrique Múgica y José Luis Corcuera se hicieron cargo de las
carteras de Justicia e Interior, una operación diseñada para promover la
compunción de los terroristas logró que se apuntaran 115 de ellos, aunque sólo
a 78 se les dio la libertad condicional, lo que permitió, entre 1989 y 1996,
retirar cada año de los penales al 2,7 por ciento de los etarras encarcelados.
Por último, entre grandes alharacas mediáticas, Alfredo Pérez Rubalcaba y su
sucesor Jorge Fernández Díaz, siendo ministros de Interior, por la «vía
Nanclares», liberaron a 17 reclusos entre 2007 y 2015, logrando el récord de
apartar anualmente del encierro a tan sólo el 0,3 por ciento de los presos.
O
sea que en estas cuestiones del arrepentimiento terrorista –siempre
enmascarado–, la historia nos enseña que únicamente una minoría de presos
estuvo dispuesta a afrontar las más bien débiles exigencias del Estado. Y sin
embargo, ahora resulta que, cuando están todos en el País Vasco, ocurre
exactamente lo contrario. ¡Qué paradoja! Claro que me da la impresión de que,
en este tiempo final del terrorismo, los verdaderos arrepentidos son los
gestores socialistas del sistema penitenciario autonómico porque aspiran a no
tener etarras en sus cárceles.
Opinión:
El artículo de Mikel Buesa aporta mucha información estadística
y numérica, lo cual es importante para conocer la situación penitenciaria de
muchos de los terroristas miembros de la banda ETA.
También me da la oportunidad para explicar varias cositas
que, curiosamente, no se mencionan con la regularidad que será deseable.
Para empezar, el hecho de que fuimos algunos de los
miembros kamikazes de la ANTIGUA AVT los primeros en advertir sobre estas temáticas
que. Oh sorpresa para algunos, ocurrían tanto con gobiernos del PSOE como también
del PP. Y ofrezco estas opiniones no con el objetivo de aportar opinión
política o partidista sino, simplemente, como información palpable y
documentada.
El 1995 propusimos unas modificaciones en el Código penal
que estaba entonces vigente: el de 1973, obviamente desde la época franquista.
He explicado en muchas ocasiones en qué consistieron esas
modificaciones y siempre digo lo mismo: el Código penal de 1995 era mas contundente
contra el delito y menos colaborador con los delincuentes que el anterior de
1973.
Y esa es la razón por la que, desgraciadamente, hay tantos
terroristas que han ido saliendo a la calle en libertad porque los Códigos
Penales vigentes en el momento de la comisión del delito ya les marcaba el
tiempo de salida.
Ah, otro detalle que hay que aclarar: decir que “Alfredo
Pérez Rubalcaba y su sucesor Jorge Fernández Díaz, siendo ministros de
Interior, por la «vía Nanclares», liberaron a…” no es correcto. Los que liberan
a los delincuentes son los jueces que, les guste o no, deben cumplir con la legislación
que, eso sí, se inventan los políticos.

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