01
octubre 2025
Los
GRAPO: 50 años del atentado que bautizó a la organización terrorista más letal
tras ETA
Según
datos del Ministerio del Interior, la organización antifascista cometió 85
asesinatos entre 1975 y 2006
Aunque
su brazo armado está desarticulado, los GRAPO no se han disuelto y sus líderes
reivindican sus acciones
La
organización terrorista ya existía, ya había matado, pero aún no tenía nombre.
El 1 de octubre de 1975, hace 50 años, el terrorismo se presentó con nuevas
siglas: los GRAPO asesinaron en Madrid a cuatro policías nacionales en tres
atentados distintos. Con un Franco a dos meses de su muerte, la dictadura
agonizaba y España se acercaba al final del franquismo.
A
los presagios de libertad, se sumó la irrupción de los Grupos de Resistencia
Antifascista Primero de Octubre (GRAPO). Ese día, un nuevo actor irrumpió en el
escenario de la violencia armada. ETA y el FRAP dejaban de estar solos.
Los
GRAPO nacieron hace medio siglo como el brazo armado del Partido Comunista de
España Reconstituido (PCE-r) durante el congreso fundacional de la formación en
un caserío de La Cavada, un municipio cerca de Santander. Se definieron como
una organización clandestina de extrema izquierda que perseguía
"implementar su línea política" a través de acciones que incluían la
lucha armada, explica Jonatan Rodrigues, doctor en Historia Contemporánea de la
Universidad de León y autor del libro 'Los GRAPO contra el Estado'.
"El
PCE-r daba la línea política" y los GRAPO actuaban en función a esas
directrices. En palabras del historiador, su objetivo era "derrocar la
democracia con estructuras de la época anterior" para instaurar una
"dictadura del proletariado y luego convocar elecciones".
85
asesinatos y más de 1.000 acciones violentas
El
PCE-r surgió en 1975 como una refundación de la Organización de Marxistas
Leninistas Españoles, conocida como la OMLE. Esta aglutinaba a numerosos
partidos de la izquierda revolucionaria que había surgido en el exilio durante
los años de dictadura. Integraba a grupos de personas que habían abandonado el
Partido Comunista de España (PCE) liderado por Santiago Carrillo, al que
acusaban de "revisionista".
Entre
1975 y 2006, año de su última víctima mortal, los GRAPO asesinaron a 85
personas, secuestraron a 16 y cometieron más de 1.000 acciones violentas. Un
sangriento historial al que hay que sumar los atentados sin esclarecer. Al
contrario que ETA, los GRAPO, no contaban con cantera ni con apoyo social.
Según
diversas asociaciones contra el terrorismo, el número de víctimas mortales
podría ascender hasta las 94. Estas cifras la convierten en la segunda
organización terrorista española con más asesinatos, solo por detrás de ETA y
el tercero en Europa.
El
tardofranquismo, que sobrevivía con respiración asistida mientras los
movimientos revolucionaros ganaban fuerza en las calles y universidades, se
convirtió en el caldo de cultivo perfecto para el surgimiento de un nuevo grupo
terrorista. Más tarde, una democracia todavía embrionaria careció del poder y
la experiencia necesaria para enfrentarse y derrotar a las bandas armadas, lo
que permitió que los GRAPO se consolidaran durante los primeros años de la
Transición. De hecho, su año más violento fue 1979, con la ley de Amnistía de
1977 aplicada y la Constitución refrendada por la sociedad española.
El
atentado contra cuatro policías que da nombre a la organización
El
1 de octubre de 1975, Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre
salieron de la sombra con un triple atentado que da nombre a la organización.
Aquel día, los GRAPO se bautizaron con la sangre de cuatro policías nacionales
que fueron abatidos en Madrid. Antonio Fernández, Agustín Ginés, Joaquín Alonso
y Miguel Castilla vigilaban dos bancos y una caja de ahorro en distintos puntos
de la capital cuando, a primera hora de la mañana, fueron brutalmente
disparados por terroristas de los GRAPO.
Los
antifascistas reivindicaron este atentado como una respuesta al fusilamiento,
cuatro días antes, de dos miembros de ETA y tres del FRAP por parte del régimen
de Franco, en las que fueron las últimas ejecuciones de la dictadura, el 27 de
septiembre. La violencia del Estado fue replicada con violencia terrorista.
Pero
este no fue el primer atentado de los GRAPO, dos meses antes cometieron otro
que no reivindicaron. El 2 de agosto de 1975 el agente de la Guardia Civil
Casimiro Sánchez fue asesinado en una calle de Carabanchel (Madrid) cuando ya
había terminado su turno de vigilancia. Recibió ocho disparos y uno de ellos le
alcanzó la boca, muriendo mientras intentaba refugiarse en un portal. Su
compañero, Ignacio Cabezón, también fue abatido por los Grupos de Resistencia,
aunque logró escudarse con un coche y sobrevivió.
El
año más letal de los GRAPO fue 1979, en paralelo con los "años de
plomo" de ETA. Según datos del Ministerio del Interior, la organización
terrorista cometió entonces 31 asesinatos. La acción más mortífera de la banda
fue el atentado en la cafetería California 47 de Madrid de mayo de 1979. Los
terroristas hicieron explotar una bomba en el interior del local, que provocó
la muerte de nueve personas y dejó más de 60 heridos. Los GRAPO ocultaron cinco
kilos de goma-2 en una bolsa deportiva que colocaron en los lavabos de la
planta baja.
A
las 19:00 de la tarde hicieron detonar el explosivo, acabando con la vida de
siete mujeres y dos hombres que merendaban en esta céntrica cafetería de la
calle Goya. Este fue el primer atentado con víctimas civiles de "forma
consciente", detalla Rodrigues. Hasta entonces, sus objetivos eran
personas "de las instituciones, las oligarquías empresariales y las
fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado".
Un
mes antes del atentado de la cafetería California, la Policía abatió
mortalmente a Juan Carlos Delgado de Codes, miembro del PCE-r. Después de este
"atentado, los GRAPO iniciaron una campaña que se llama 100 por 1".
Es decir, por cada muerte de uno de los suyos, la organización terrorista
pretendía responder con 100 asesinatos.
La
masacre de California 47 fue parte de esta campaña de violencia masiva, aunque
"se les fue de las manos", subraya el doctor. Cerca de la cafetería
estaba la sede del partido ultraderechista Fuerza Nueva, y sus integrantes
frecuentaban el local: "Al ser de extrema derecha, formaban parte de esa
población que ellos consideraban como combatiente".
Publio
Cordón, el empresario que nunca apareció
Entre
las acciones más significativas de los GRAPO, destacan varios atentados y
secuestros que marcaron la actividad de la banda y calaron en la opinión
pública. Uno de los casos más notorios fue el secuestro y desaparición del
empresario Publio Cordón en junio de 1995, considerado como uno de los puntos
de inflexión en la lucha contra la organización. Tras el secuestro en Zaragoza,
la organización pidió a la familia 400 millones de pesetas a cambio de su
liberación (casi 2,5 millones de euros), cantidad que abonaron en agosto.
Sin
embargo, Publio Cordón nunca apareció. "Será que le han dicho al soltarle
que espere a que caiga el sol para salir de donde se encuentre, será que le han
dicho que espere a que salga la luna, será que le han dicho que espere hasta
que vuelva a hacerse de día", relató su mujer, Pilar Muro, en una
entrevista para El Mundo, recordando la incertidumbre que vivió después de
pagar el rescate de su marido.
La
versión oficial que ofrecieron los terroristas al diario Egin fue que lo habían
liberado y que no habían vuelto a saber nada de él. En 2007, la Audiencia
Nacional condenó a Fernando Silva Sande a 28 años de cárcel por el secuestro de
Cordón y, años después, reconoció que su muerte fue un "trágico
accidente" que se produjo cuando intentó escapar de su cautiverio a través
de la ventana de una segunda planta.
A
día de hoy, la familia desconoce el paradero del cadáver de Cordón y no han
podido despedirse de su difunto. La ausencia del cuerpo y los testimonios
contradictorios de los secuestradores, impidieron a la Audiencia Nacional
condenarles por homicidio por omisión.
Operaciones
policiales para su desarticulación
Los
GRAPO sufrieron importantes golpes policiales durante sus años de trayectoria
armada, hasta el punto de que en varias ocasiones el Ministerio del Interior
llegó a pensar que la banda estaba prácticamente desmantelada. El primer gran
revés llegó muy pronto, en 1977 fue detenido el Comité Central de la
organización, el comando Madrid. En esta operación también fue arrestado uno de
sus cabecillas, Manuel Pérez Martínez, secretario general del PCE-r, conocido
como el camarada Arenas.
Durante
la década de los ochenta, se desarticularon los comandos de Galicia, Asturias y
Barcelona y varios dirigentes fueron detenidos. El Estado aplicó a los
integrantes de los GRAPO la dispersión penitenciaria, como ya hacía con ETA. En
noviembre del 2000, una operación conjunta de la Guardia Civil con la policía
francesa desmanteló la dirección de la banda asentada en París. La acción
culminó con la detención de siete líderes, entre ellos el camarada Arenas, que
ya había salido de prisión.
Pese
a esta acción policial, la cúpula pudo reorganizarse con rapidez por su
estructura "compartimentada", apunta el especialista en Historia
Contemporánea. Este "mecanismo de defensa básico", permitía que si un
comando era desarticulado, el resto de la organización permaneciera a salvo.
Una nueva operación franco-española en 2002 permitió detener a los nuevos
dirigentes.
Negociaciones
con el Gobierno y la decisión de Garzón
En
junio de 1996, durante el Gobierno de José María Aznar, el Centro Superior de
Información de la Defensa (CESID) inició conversaciones con los GRAPO para
alcanzar un acuerdo de cese de la lucha armada. El Ejecutivo transmitió a sus
interlocutores que estaban dispuestos a reagrupar a todos los presos a cambio
del abandono de las armas.
Sin
embargo, la falta de colaboración, y la ausencia de datos sobre el paradero de
Cordón, frustraron el acuerdo y los terroristas anunciaron en 1997 que las
negociaciones se habían roto. En los años siguientes, se notó un incremento
notable de la actividad terrorista, con 21 atentados en 1998 y 25 en el 2000.
Durante los primeros años de siglo, Estados Unidos y la Unión Europea
incluyeron a los GRAPO en sus listas de organizaciones terroristas
El
juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón asestó en 2003 un golpe que
noqueó a la estructura política de los GRAPO y condicionó su capacidad de
acción. El magistrado suspendió las actividades del PCE-r al considerar que
"fija la táctica y la estrategia de la lucha armada". La justicia
española consideró probado que el partido comunista jugaba un papel de
dirección de la rama militar.
El
trabajo conjunto entre las fuerzas de seguridad de España y Francia logró
desarticular el brazo armado de los GRAPO, pero la organización nunca se ha
disuelto. Según le trasladó un integrante de la banda a Rodrigues, "ellos
están inoperativos, pero puede existir". Aunque no tengan capacidad
activa, nunca entregaron las armas y algunos integrantes, como el camarada
Arenas, mantiene viva la organización y sigue reivindicando sus acciones en
mítines y redes sociales.
Opinión:
Cincuenta años de terrorismo de una banda que, como bien
explica la noticia y algunos (muy pocos) llevamos años denunciando “no se han
disuelto”.
Y curiosamente todavía hay algunos que niegan haber
negociado con terroristas, pero la información es la que es… “Negociaciones con
el Gobierno y la decisión de Garzón. En junio de 1996, durante el Gobierno de
José María Aznar, el Centro Superior de Información de la Defensa (CESID)
inició conversaciones con los GRAPO para alcanzar un acuerdo de cese de la
lucha armada. El Ejecutivo transmitió a sus interlocutores que estaban
dispuestos a reagrupar a todos los presos a cambio del abandono de las armas”.
¿Fue también la época en la que se negoció con los terroristas y ofrecerles
trabajo y manutención si dejaban de atentar? ¿Sí o no? Contesto: SI.
El problema actual surge cuando se solicita la opinión de
gente que no vivió, ni por asomo, aquellos tiempos. Recuerdo la revista de la
ANTIGUA AVT en la que, a plena portada, publicamos a principios de 1997:
“Suplemento especial sobre los GRAPO. Opiniones de las
víctimas en torno a las negociaciones del Gobierno con la banda terrorista”.
“Las víctimas del GRAPO, indignadas por la generosidad del
gobierno con los terroristas”.
“El Gobierno ofreció a los Grapo ayudas económicas y libertad
para sus presos si se disolvía”.
“Tras el fracaso de las negociaciones, el Grapo se reafirmó en su postura de continuar con la ‘lucha armada’”.
Esto es lo que molesta a muchos especialistOs/As… que todavía
quedamos víctimas con memoria, criterio y documentación que acredita lo que
decimos.
Y me pregunto si la razón para no recordar esos episodios
radica en que, en los responsables de la mayoría de asociaciones, prefieren estar
a buenas con los políticos y los partidos que les agradan olvidando que
hicieron lo mismo, exactamente lo mismo, que los partidos a los que aborrecen. Por algo van en las listas electorales o incluso ya tienen cargo político...

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