15
octubre 2025
Leo
y escucho en diferentes medios que la señora presidenta de la CCAA de Madrid,
Isabel Díaz Ayuso, rechaza las "lecciones de machito" de Sánchez
sobre el aborto. No entraré a valorar la consideración que entre políticos se muestran
porque ya son mayorcitos para guardarse, o no, el respeto.
Pero
la noticia sigue con la frase de la señora Ayuso: "he sufrido la pérdida
de dos bebés". Quien más quien menos conocemos, quizás por propia o seguro
por ajena experiencia, a alguien que ha vivido la pérdida de un hijo no nacido
al sufrir lo que la señora Ayuso define como propia experiencia.
La
definición de aborto es “la interrupción del embarazo por causas naturales o
provocadas”. Creo que las causas naturales deben llevar a una situación muy dura
para los padres y, por razones obvias, para la salud de la madre. Y si la causa
es provocada, ya es una decisión que compete a los padres o, en muchos casos, a
la madre con las probables consecuencias que previamente hayan considerado.
Explicado
esto, me gustaría exponer una cuestión reflejada en muchas personas que
denuncian el aborto como un asesinato, defendiendo incluso que desde el momento
de la gestación ya es un ser vivo.
Lo
digo por la siguiente situación, de la cual conozco algunos casos: ¿por qué,
cuando una madre gestante aborta a causa de un atentado terrorista no se
reconoce al feto como víctima? Es decir, los mismos que definen
abortar como la pérdida o el asesinato de un ser vivo (esta última generalmente
dirigida a quien lo hace de modo provocado) no reconocen que también es un ser
vivo el que no llega a nacer por causa de un atentado. ¿Dónde está la lógica?
Podría
explicar una conversación mantenida en noviembre de 2013 con el ministro Fernández
Díaz al respecto, que terminó con un final absolutamente surrealista.
Permítanme
presentar una situación que, obviamente, espero y deseo que no ocurra jamás. Si
la señora Ayuso como madre gestante hubiera sobrevivido a un atentado, pero sufrido
un aborto ¿no se esperaría que fuese declarada como víctima herida? Sí, por
supuesto. ¿Y cómo se consideraría al ser vivo que no llegaría a nacer? ¿Cómo un
aborto y nada más, o entonces se plantearía también la consideración de víctima
mortal por atentado terrorista? Siguiendo los criterios que muestran en público
ante “la defensa del derecho a la vida” ¿qué reacción, qué decisión se esperaría
del ministro de Interior de turno y más si fuera ministro del Partido Popular?
Pues
bien, esa misma pregunta se la planteamos desde la ANTIGUA AVT y hasta 2002 a
diferentes ministros de Interior. Desde entonces, la última vez al susodicho Jorge Fernández Díaz. Han pasado años y años y no se
ha modificado nada al respeto. Ni su propio criterio que es, a todas luces, una
incongruencia más.
Y
un dato más: no soy un defensor acérrimo del aborto, pero sí lo soy de la
coherencia y la lógica. Y estoy seguro que dos madres en el País Vasco y cuatro
en Catalunya esperan respuestas lógicas.

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