14 noviembre 2025
"Una
amenaza interna y mucho más joven": el temor en Francia al terrorismo
yihadista 10 años después de los ataques de París en los que murieron 130
personas
Justo
cuando se cumplen diez años de los atentados de París en los que murieron 130
personas, en Francia ha surgido un nuevo recordatorio de que la amenaza
yihadista persiste.
Una
expareja del único yihadista que sobrevivió a los atentados de noviembre de
2015 ha sido arrestada bajo sospecha de planear un nuevo atentado.
La
mujer, una francesa de 27 años convertida al islam e identificada como Maëva B,
inició una relación epistolar con Salah Abdeslam, de 36 años, quien cumple
cadena perpetua en una prisión cerca de la frontera belga tras su condena en
2022.
Cuando
los guardias penitenciarios descubrieron que Abdeslam había estado utilizando
una memoria USB con propaganda yihadista, rastrearon su origen hasta las
reuniones presenciales que el recluso mantuvo con Maëva B.
Los
detectives examinaron entonces la computadora y el teléfono de Maëva B, donde
encontraron indicios de que podría haber estado planeando un ataque yihadista,
y el lunes fue puesta bajo investigación judicial junto con dos presuntos
cómplices.
El
peor ataque terrorista de la historia de Francia
En
el décimo aniversario del peor atentado de la historia moderna de Francia, la
detención ha puesto el foco en el enemigo dentro del país que nunca
desapareció.
La
noche del 13 de noviembre de 2015, hombres armados y yihadistas suicidas
llevaron a cabo una serie de ataques coordinados que culminaron en un
sangriento asalto a la sala de conciertos Bataclan, en el este de París.
Primero
se inmolaron tres terroristas suicidas frente al Stade de France, donde se
disputaba un partido internacional de fútbol, y después otros miembros del
grupo abrieron fuego con fusiles Kalashnikov contra personas que se encontraban
en bares y cafés cercanos a Bataclan.
Acababa
de comenzar allí un concierto del grupo estadounidense Eagles of Death Metal,
cuando tres yihadistas irrumpieron y dispararon indiscriminadamente dentro de
la sala; tomaron rehenes y luego se inmolaron al llegar la policía.
En
total 130 personas murieron, 90 de ellas en Bataclan, más de 400 recibieron
atención médica en hospitales e innumerables sufrieron traumas psicológicos.
Desde
entonces la palabra Bataclan se ha convertido en sinónimo de ataques islamistas
extremistas en Francia, de forma muy similar al 11-S en Estados Unidos.
Aunque
después de eso ha habido otros ataques, como el atropello masivo de un camión
en Niza en julio de 2016 y la decapitación del profesor Samuel Paty en octubre
de 2020, la magnitud y la organización del atentado del 13 de noviembre de 2015
hicieron que este fuera algo muy diferente.
Diez
años después, han cambiado muchas cosas.
La
desaparición del autodenominado Estado Islámico (EI) como fuerza importante en
Siria e Irak ha reducido considerablemente los recursos para concebir,
planificar y llevar a cabo proyectos terroristas complejos.
Una
amenaza "interna y mucho más joven"
Los
atacantes del Bataclan eran jóvenes, principalmente de origen norteafricano,
reclutados en Bélgica y Francia, entrenados en territorio de EI en Medio
Oriente y reenviados posteriormente a Europa ocultos entre una gran cantidad de
migrantes.
En
todas partes podían contar con una red de apoyo que les ofrecía refugio,
transporte y dinero.
Según
Gilles Kepel, destacado experto en Medio Oriente, los servicios de inteligencia
se han vuelto muy eficaces en el control de la radicalización en internet.
"Ahora
tienen acceso a recursos informáticos… que les permiten detectar muchas
iniciativas individuales, a menudo poco sofisticadas… y detenerlas antes de que
se concreten", declaró en una entrevista con Le Figaro.
Pero,
según Kepel, el peligro ahora reside en lo que él denomina "yihadismo
ambiental".
"La
amenaza ahora es interna y mucho más joven. Se nutre de las amistades y las
redes sociales de personas con ideas afines, sin que necesariamente haya quien
dé ni obedezca órdenes", afirmó.
La
amenaza es aún más preocupante, opinó, por su gran permeabilidad: los sucesos
en Gaza e Israel tienen un "efecto traumático" en la mente de muchos
ciudadanos y están siendo "explotados por quienes se dedican a desquitarse
con la ira".
La
actual crisis política de Francia también está avivando el peligro, argumentó,
con una presidencia impotente que da paso a un parlamento partidista donde los
extremistas de izquierda y derecha ejercen una influencia cada vez mayor.
"Si
lo que nos separa se vuelve más importante que lo que nos une como franceses y
fractura el consenso nacional, entonces se abrirá un abismo bajo nuestros pies
y la violencia tendrá cada vez menos límites", advirtió.
El
aniversario de la masacre
Las
conmemoraciones de este jueves se realizarán durante todo el día en los
distintos lugares de los atentados, culminando con la inauguración de un jardín
del 13 de noviembre cerca del Ayuntamiento de París.
Al
caer la noche, la Torre Eiffel se iluminará con los colores rojo, blanco y azul
de la bandera francesa.
Los
medios franceses se han hecho eco de numerosos testimonios y recuerdos, con
sobrevivientes que describen cómo han cambiado sus vidas.
De
forma inesperada, Salah Abdeslam ha manifestado, a través de su abogado, su
disposición a colaborar en cualquier iniciativa de justicia restaurativa, un
procedimiento en el que víctimas y perpetradores se reúnen para analizar el
impacto del delito.
Algunas
familias han considerado la idea, pero otras se oponen vehementemente.
Según
Laurent Sourisseau, caricaturista conocido como Riss, quien resultó herido de
bala en el atentado contra Charlie Hebdo unos meses antes de la masacre de
Bataclan, la oferta de Abdeslam es "perversa".
Alegó
que "la justicia restaurativa existe para otros tipos de delitos, los
delitos comunes".
"Pero
el terrorismo no es un delito común. Salah Abdeslam quiere hacernos creer que
su crimen fue como cualquier otro. Pero no lo fue".

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