29 enero 2022
Belloch: Cataluña
genera un problema institucional mayor que el terrorismo
A punto de cumplir 72 años, Juan Alberto Belloch se jubila
tras una larga trayectoria en la judicatura y la política, testigo de tiempos
convulsos en un país que, a su juicio, tiene en Cataluña, en términos
institucionales, una situación "mucho más peligrosa" que la que provocaba
el terrorismo.
"Superministro" de Justicia e Interior en el
último Gobierno de Felipe González y alcalde de Zaragoza durante doce años,
Belloch (Mora de Rubielos, Teruel, 1950) cuelga la toga el próximo 3 de febrero
y en una entrevista con Efe, ya de mudanza en su despacho en la Audiencia Provincial
de Zaragoza, repasa su trayectoria convencido de que se le recordará por la Expo de Zaragoza de 2008.
Pregunta.- Toda una vida dedicada a la justicia y a la
política. ¿Con cuál de las dos se queda?
Respuesta.- Yo un juez contagiado por el vicio de la
política democrática.
P.- ¿Cuál fue el momento más difícil como ministro de
Justicia e Interior?
R.- Como ministro de Interior, sin duda la fuga de Roldán.
Como ministro de Justicia, la verdad es que no hay ningún momento de
crispación. Al revés, subrayaría lo único que fue positivo, la aprobación del
Código Penal de 1996, la Ley
del Jurado y la Ley
de Asistencia Jurídica Gratuita.
P.- El terrorismo fue una de las... (contesta sin acabar la
pregunta).
R.- La primera. El terrorismo ha tenido un poder real,
provocando comportamientos, por parte de todos, de una cierta forma de
aceptación del fenómeno. Fuera del ámbito estricto de las personas interesadas,
tardó mucho tiempo en que la sociedad resucitara. Resucitó con las "manos
blancas", pero hasta ese momento había un déficit clarísimo de combate del
terrorismo por parte de la sociedad.
P.- ¿Cómo vivió el fin de ETA como ciudadano?
R.- Fue un momento verdaderamente feliz, ese día. Después
las cosas se han ido enturbiando y haciéndose más difíciles, porque el
"postparto" es muy duro. Hay que darse cuenta que no te ibas a
levantar pensando a quien han matado esta vez, a qué compañero o qué amigo, o
qué empresario ha recibido amenazas y coacciones, que eso desaparezca es un
bien magnífico que a lo mejor no se sabe apreciar lo suficiente. Lo gris, los
homenajes ridículos a etarras porque salgan de prisión, no pueden oscurecer los
magníficos beneficios que resultaron para este país y para mucha gente concreta
el fin de ETA.
P.- Se ha referido al ex director general de la Guardia Civil Luis
Roldán, que fue detenido cuando usted era ministro ¿Tenía manta de la que
tirar?
R.- Todo el mundo decía que sí, después en la práctica
vimos que podía aportar cosas interesantes a los números de corrupción durante
la época en la que él era director general, pero no se extendió como una
supuesta mancha de aceite a grandes manifestaciones, declaraciones o
confesiones. Simplemente se le aplicó la ley de una manera rigurosa y con una
instrucción perfecta que posibilitó que fuera condenado por todos los delitos
de los que le acusaba el Ministerio Fiscal.
P.- ¿Cómo eran los consejos de ministros cuando la
corrupción asediaba al último Gobierno de Felipe González?
R.- La desolación. El que por la mañana tuvieras que mirar
a la prensa esperando a ver hoy qué pasa era una angustia evidente. Normalmente
solíamos hacer un encuentro previo con Rubalcaba y con Felipe, y también con el
ministro de Defensa, y hacíamos un poco de Gobierno de guardia para afrontar las
situaciones de terrorismo, pero era el conjunto del Gobierno el que llevaba el
tema.
P.- ¿En lo personal cómo le afectaba la situación?
R.- En la convicción de que había que luchar contra la
corrupción en cualquier forma. Mucha gente me lo reprochó después en términos
políticos diciendo que levantar y sancionar las conductas de corrupción podían
haber determinado la pérdida de las elecciones. Desde mi punto de vista, la
cosa no tenía alternativa. Personalmente pienso que ni siquiera tuvo coste
electoral; ayudó a lo contrario, a decir que había esperanza y que se combatía
contra la corrupción.
P.- ¿Considera el pluripartidismo mejor o peor para la
democracia?
R.- Siempre he sido partidario de un bipartidismo como
mecanismo electoral, y que es el que mejor ha funcionado. Es una fórmula que
condiciona menos que la de tener que ir sumando la voluntad particular de
pequeños grupos o de medianos grupos parlamentarios. Esa dependencia permanente
desgasta innecesariamente. Y caso de depender de alguien, mi opinión particular
es muy clara: más vale depender de un partido centrista que no de la izquierda
o la extrema izquierda. El gobierno correcto que hubiera mejorado la cosas era
el del PSOE y Ciudadanos, pero quien tuvo la posibilidad de optar por esa vía
renunció, y ha determinado el resto de circunstancias.
P.- Usted es de Mora de Rubielos ¿Comparte las demandas de
Teruel Existe?
R.- Hombre... esa es una pregunta muy difícil. Es obvio que
la provincia de Teruel ha tenido escaso apoyo del Gobierno central, no tanto del
Gobierno autonómico, en el que ha habido muchas políticas dirigidas claramente
a mejorar la situación. Pero a nivel estatal, la verdad es que ha habido
décadas de casi abandono, y por tanto este tipo de manifestaciones, aunque a
medio plazo pueden llegar a ser un problema, a cantonalizar la política de una
manera absoluta, se ha hecho inevitable.
P.- Desde el punto de vista democrático ¿son equiparables
en los extremos Vox y Podemos?
R.-En cuanto a ideología, sí. Son en ambos casos partidos
radicales, en un caso teórico más cercano no al comunismo, como se empeña en
decir la derecha, sino a un populismo venezolano, y Vox está siempre bordeando
la inconstitucionalidad. Pueden representar los extremos, y como tales, no son
mis favoritos.Ahora que ya dejo de ser juez, lo puedo decir con claridad: yo
creo, por descontado, en gobiernos de centro-izquierda, y cuando convenga
cambiar, porque no se han hecho las cosas bien o porque hay cansancio, ahí está
un gobierno de centro-derecha, pero nunca un gobierno de extrema derecha o uno
de extrema izquierda.
P.- ¿Qué le parece el choque entre el Ejecutivo y el poder
judicial a cuenta de la pandemia?
R.- Las relaciones con el Gobierno han sido respetuosas, no
ha habido actos que impliquen una quiebra de los principios que rigen la
separación de poderes. Que de vez en cuando no le den la razón al Gobierno es
natural, es lógico y están para eso. El único tema que realmente es escandaloso
es que no se renueve el Consejo General del Poder Judicial. Ese sí que es un
tema que afecta gravemente al sistema institucional y que hace que casi todas
las decisiones que adopta adolecen de una falta de legitimidad y de
credibilidad. Deberían haber dimitido e irse a su casa.
P.- ¿A qué achaca la falta de entendimiento para la
renovación del CGPJ entre el PSOE y el PP?
R.- La versión teórica más extendida es que tienen mucho
interés en que los nombramientos que se produzcan, sobre todo en la sala
Segunda de lo Penal (del Supremo), puedan ser más benévolos para el PP en el
caso de que se mantenga el statu quo.Yo tengo mis dudas de que se sea tan poco
conocedor de la realidad judicial como para pensar que los jueces, por el hecho
de que el Consejo sea de uno u otro color, van a adaptar sus decisiones al
color del consejo correspondiente. Eso es falso, así de sencillo, eso no
ocurre. Los jueces somos independientes, esa es una cosa que ahora resulta muy
difícil incluso decirlo. Está perdiendo prestigio el poder judicial porque se
empieza a sostener que está al servicio de quien manda en cada sitio y de
intereses espurios, y la verdad es que los jueces únicamente no son
independientes con respecto a vosotros. La única forma de presión real que
existe ante los tribunales, en mi opinión, es los medios de comunicación, que
sí que tienen influencia en la toma de decisiones.
P.- Si hubiera estado en el Constitucional, ¿habría anulado
el estado de alarma?
R.- No. Sinceramente no.
P.- ¿Cree que judicialmente no se sostiene?
R.- En términos jurídicos, es razonable, en términos
político-constitucionales yo creo que no.
P.- ¿Y la del "procés"?
R.- Me parece muy adecuada, la hubiera firmado yo en esos
términos.
P.-¿Es reconducible la situación de Cataluña?
R.- Mi padre, que murió desgraciadamente hace muchos años,
decía que el único problema real que había en España no era el País Vasco, sino
Cataluña. Lo decía cuando el terrorismo estaba en pleno auge, y puede ser que
mi padre tuviera razón, que es mucho más peligrosa, en términos
institucionales, la situación en Cataluña que la que provocaba el terrorismo, que
generaba y genera dolor, rabia, indignación, pero no cuestiona el estado de
derecho. En el fondo, al revés, lo reafirma.
En el País Vasco ha habido una reacción muy clara a favor
de olvidarse de los tiempos negros del terrorismo, sin perjuicio de que quede
alguna secuela política partidaria, pero en definitiva, es una guerra que
parece razonablemente acabada y ganada. Sin embargo Cataluña no tiene aspecto
de que esté maduro el tema. A medio plazo llegarán a la convicción de que no
hay absolutamente nada que hacer y que cualquier Gobierno de España mantendrá
los mismos puntos de vista, es decir, no a ninguna clase de referéndum y no en
términos globales a cualquier planteamiento independentista. Cataluña todavía
requiere de alguna otra derrota del independentismo para que reaccionen.
Entretanto, va a durar.
P.- La Expo,
las riberas, los cinturones y el tranvía. ¿Con qué se queda de su legado como
alcalde de Zaragoza?
R.- El plan de riberas y el Parque del Agua. Eso es lo más
novedoso; lo demás, cosas que eran necesarias, convenientes, pero las riberas y
el parque son una huella permanente. Después, el tranvía también ha sido muy
importante y fue, curiosamente, una batalla infernal. En general siempre he
recibido críticas, y no me ha importado gran cosa, pero en el tema del tranvía
fue una avalancha, era una campaña feroz. Bueno, pues todos lo que hicieron esa
campaña feroz ahora usan el tranvía de manera directa, y me consta. Lo que la
gente opina es que habría que hacer la segunda línea, que es lo que completaría
el programa.
P.- ¿Se siente identificado con el PSOE de Pedro Sánchez?
R.- Te lo contesto al revés, yo sólo me he sentido
verdaderamente identificado con Felipe, con su Gobierno, del que formé parte y
a mucha honra. El nivel que alcanzó Felipe González no lo ha alcanzado ningún
otro político español, ni siquiera desde la Restauración y no
digamos en la República,
que mucho teóricamente tener un pensamiento muy progresista, pero eran unos
incompetentes en materia de gestión absoluta. Desde mi punto de vista, hay un
punto claro: es para mi un error sin matices el formar Gobierno con base a una
barbaridad de partidos minoritarios, además claramente radicales. La forma de
Gobierno que eligió Sánchez seguramente no le dieron otra opción desde el punto
de vista de la oposición, pero yo hubiera preferido quedarme en la oposición a
tener que formar gobierno del modo que lo ha formado.
P.- Sin embargo, el presidente de Aragón, Javier Lambán,
gobierna con Podemos y no parece que tenga tanto problema.
R.- Es que Lambán es muy listo. Es capaz de construir los
consensos en sitios inverosímiles y en eso, en cierto modo, me reconozco. Como
él, hice de la búsqueda del consenso el eje total de mi política. De Lambán yo
no tengo ninguna duda de que será el siguiente presidente de la Comunidad Autónoma,
porque no tiene rival.
P.- Precisamente por eso quería preguntarle, por la
capacidad del PP de Jorge Azcón de arrebatarle la presidencia a Lambán.
R.- El PP de Azcón, la alcaldía, tendría muy buen
pronóstico. El Azcón Comunidad Autónoma, perderá, de hecho yo creo que lo sabe.
No le conviene en absoluto a sus intereses personales. Si lo acepta será porque
considerará que está obligado con su partido y con la situación y, por tanto,
si hay que comerse el marrón de enfrentar con Lambán, a lo mejor le obligan a
hacerlo. Por tanto a Azcón, ojalá porque le tengo cariño al alcalde, no le
obliguen a presentarte a las elecciones contra Lambán.
P.- En ese caso ¿ve al PSOE en disposición de recuperar la
alcaldía de Zaragoza?
R.- Muy complicado, porque ni siquiera tenemos, que yo
sepa...
P.- Pero Pilar Alegría ganó las pasadas elecciones.
R.- Porque era una candidata realmente fuerte. De hecho la
han nombrado ministra (de Educación) y con todo motivo. La conozco mucho y
aposté por ella de una manera explícita cuando podía apostar. Pero un personaje
de ese calibre político, en este momento, en el PSOE no lo veo. Ojalá me
equivoque o aparezca, que aún hay tiempo.
P.-¿Por qué cree que será recordado?
R.- Por la
Expo (Internacional de Zaragoza de 2008). Recoge la casi
totalidad de proyectos. Son 2.200 millones de euros inversión, necesitaríamos
más de una década de todo el presupuesto municipal de inversiones para poderlo
hacer. Anticipó en diez, quince o veinte años lo que iba a ser la ciudad de
Zaragoza. Y después un factor que no es material, el orgullo que tenían los
zaragozanos y los aragoneses por la Expo. Salió adelante porque hubo consenso, si no,
no habría salido.
P.- ¿Ve posibles los consensos hacia la candidatura de los
Juegos Olímpicos de Invierno 2030 de Aragón y Cataluña, que no han empezado con
buen pie?
R.- Más bien, muy mal pie.
P.- ¿Ve factible reconducir la situación?
R.- Terminará mal, porque Cataluña intentará hacer de esa
causa, como de todo, una reivindicación nacionalista, y rápidamente surgirá el
discurso, si no ha surgido ya, de que eso es una invasión más de España en
Cataluña. Como diría el presidente de Estados Unidos, es tan estúpida como
actitud que probablemente lograrán boicotear, pero también es verdad que sin Aragón
no puede funcionar el proyecto, eso es objetivo. Incluso más bien pensaría en
añadirle Andorra dentro del proyecto, nunca reducirlo, sino ampliar la base
social. Si eso no se logra, no hay ninguna opción. Ahora, en teoría, las
circunstancias tampoco son las mejores. Pensar en grandes inversiones de este
tipo tampoco es sencillo. Esperemos que haya un milagro y los catalanes entren
en razón.
P.- ¿A qué va a dedicar su tiempo una vez jubilado?
R.- Saberlo con exactitud no lo sé. Si me lío en el tema de
hacer una memorias, ya tendré un año o dos dedicado a eso, lo que pasa es que
tengo dudas de si eso es lo que más me conviene. A algunas personas tampoco les
tranquiliza mucho. Ya anticipo, no voy a hacer nada irresponsable. Si hago unas
memorias mi obligación es intentar ser fiel a mí mismo, lo cual excluye la
mentira, el engaño, la irresponsabilidad, la frivolidad. He recibido también
alguna oferta de escribir columnas en medios de comunicación; eso seguro que lo
aceptaré. Y cosas que sí que quiero hacer en todo caso es echar una mano, en la
medida que pueda, al mundo de los discapacitados. Tampoco me importaría, pero
no he recibido ninguna oferta, hacer algo de radio, que incluso me gusta más
que el medio televisivo. Si recibo alguna oferta en este campo, sí que lo voy a
hacer. En definitiva, no me resigno a dejar de tener voz. No quiero irme de
este mundo sin estar opinado de las cosas que me interesan.
Opinión:
Hoz
lunes he podido revisar algunas de las declaraciones de Juan Alberto Belloch de
finales de la década de los años 90 cuando la banda terrorista ETA declaró
aquella tregua en octubre de 1998 mientras el presidente del gobierno, José
Maria Aznar, estaba de visita oficial en Perú.
En
la revista de la ANTIGUA
AVT número 36 (correspondiente al tercer y cuarto trimestre
de 1999), en la página IX del especial “Paisaje tras la tregua, lo que se dijo
tras la declaración de la tregua etarra”, el señor Belloch decía lo siguiente:
04.07.1998
“La negociación política con los terroristas no es posible ni antes ni después
de que dejen de matar. Aún cesada la violencia, el Pacto de Ajuria Enea o los
Pactos de Madrid no contemplan un dialogo con la banda terrorista ETA”
09.11.98
“Con los terroristas no se puede hablar de política sino sólo del colectivo de
presos”
15.11.98
“Si ETA hace reclamaciones políticas acabará con el diálogo”
15.11.98
“No se puede hablar de que si dejan de matar los presos irán a la calle. Es una
mentira perjudicial”
15.11.98
“No aceptaremos que la violencia se demuestre efectiva”
11.12.98
“La tregua es una falacia”
13.12.98
“La tregua de ETA es una tregua a medias ya que carecemos de un clima de
libertad plena”
Y
ahora, tras leer estas declaraciones, recordemos que el señor Belloch dice que
“Cataluña genera un problema institucional mayor que el terrorismo”… y que cada
uno extraiga sus propias conclusiones.
Y
para terminar, dos preguntas:
¿alguien
del PSOE o del PSC ha salido para opinar sobre estas declaraciones?
¿hubieron
17 asesinatos de los GAL durante el tiempo como ministro de Justicia e Interior
del señor Belloch?