23 junio 1997
Com era lògic, les revistes de temàtica menys tècnica, es a dir, les revistes que la seva especialitat no son els reportatges de investigació social o política, també es van afegir a informar sobre els deu anys transcorreguts des de el 19 de juny de 1987. Hem seleccionat un parell de aquestes publicacions en las que la col·laboració d’en Robert va ser imprescindible, malgrat van ser moltes mes las que van anar a parar al nostre amic per tenir la millor informació.
Com era lògic, les revistes de temàtica menys tècnica, es a dir, les revistes que la seva especialitat no son els reportatges de investigació social o política, també es van afegir a informar sobre els deu anys transcorreguts des de el 19 de juny de 1987. Hem seleccionat un parell de aquestes publicacions en las que la col·laboració d’en Robert va ser imprescindible, malgrat van ser moltes mes las que van anar a parar al nostre amic per tenir la millor informació.
Una de aquestes va ser la revista “Tele Indiscreta” amb la informació signada pel company Jordi Vilagut.
El delegado en Cataluña de la Asociación de Víctimas del Terrorismo recuerda el atentado al cumplirse su 10º aniversario.
Roberto Manrique: ‘Hipercor sólo sirvió para destrozar sesenta familias’.
Diez años después del atentado de Hipercor, las víctimas no han conseguido cerrar las heridas. Las físicas, han remitido; las psíquicas nunca podrán cicatrizar...
Viernes 19 de junio de 1987. Cuatro de la tarde. El calor reinante en Barcelona auguraba un verano poco benigno. Sin embargo, la temperatura subiría miles de grados más ocho minutos después en el interior de Hipercor, donde algunas amas de casa realizaban la compra sin sospechar que, en un solo segundo, la placidez que proporcionaban el aire acondicionado y la música ambiental se transformarían en un infierno del que algunos no conseguirían escapar.
Jueves 19 de junio de 1997. Cuatro de la tarde. Roberto Manrique, delegado en Cataluña de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), no cesa de atender en su despacho las llamadas de los periodistas que reclaman su testimonio al cumplirse una década del atentado que segó veintiuna vidas y que provocó secuelas directas –oficialmente reconocidas- a cuarenta y cinco personas más. Roberto, que entonces tenía 24 años y era padre de un niño de dos años y otro de diez meses, puede “felicitarse” por haber salido con vida de la masacre.
“Pensé que trabajar esa tarde podía ser incluso divertido”
Roberto Manrique trabajaba como carnicero en Hipercor. Habitualmente lo hacía por la mañana, pero ese día fue por la tarde “porque un compañero me había pedido el día antes que le cambiara el turno”. Roberto no tuvo inconveniente en hacerle el favor a su colega. Aún recuerda lo que le dijo: ‘Bueno, por un día que venga por la tarde no pasará nada. Veré el cambio de ambiente, una gente diferente, clientes distintos, me quedaré a merendar’... Pensé que podía ser incluso divertido y ya ves si fue divertido...”.
Pregunta: ¿Cómo ha cambiado tu vida desde entonces?
Respuesta: Al cien por cien. De hacer una vida totalmente normal, como cualquier matrimonio joven, con dos niños pequeños, con un trabajo que me gustaba... a quedar con problemas físicos muy importantes, a quedarme sin un trabajo que me gustaba y con serios problemas familiares.
P: ¿Recuerdas el momento de la explosión?
R: Desde luego. Estaba despachando a una buena clienta. Se quemaron ella y su madre. Al bomba estalló justo debajo de nuestros pies.
“Vi a un miembro de seguridad revisando las papeleras”
Aunque para Roberto “el culpable del atentado al 99’99% de culpa, es ETA”, este hombre de 34 años que dedica “mas tiempo del que quisiera” a la AVT no exime de responsabilidad a la policía y a Hipercor. “Poco antes de la explosión, vi a un miembro de seguridad revisando las papeleras. Le pregunté si pasaba algo y me dijo ‘no, son las clientas aquellas’...Pensé que se trataba de unas mujeres a las que habían sorprendido días antes depositando en las papeleras del centro artículos, incluso videos, y que después, por la noche, hurgaban en los contenedores buscando la mercancía depositada durante el día”. Manrique lamenta que no se tomaran las medidas oportunas para evitar la masacre y recuerda que dos años atrás ocurrió un atentado similar en otro centro de Valencia en el que “afortunadamente” “sólo falleció una mujer”.
Roberto Manrique tampoco oculta su decepción por la actitud de la empresa , “que no se preocupó de las víctimas. Una vez estuve diecisiete meses seguidos de baja y no se dignaron a hacer una sola llamada para preocuparse por mi estado”. Afirma que con el resto de las víctimas ocurrió algo similar: “Sólo llamaron a dos para saber si habían perdido una camisa o un pantalón”. Manrique añade que la empresa le ocultó durante meses que sufría hepatitis y que no recibió ninguna ayuda para costear “las vacunas contra la enfermedad que tuve que suministrar a mi esposa y a mis dos hijos, que me costaron 270.000 pesetas”.
“Cuando me tocó a mí, me di cuenta de la realidad”
P: ¿Estás decepcionado con la justicia?
R: Absolutamente. Si digo que la Justicia no existe es muy fuerte, pero es que es verdad. Que un terrorista sea condenado a cinco años y cumpla cuatro, no es justo.
P: ¿Ha cambiado tu visión del terrorismo a raíz del atentado que sufriste en tus carnes?
R: Totalmente. Recuerdo que unos días antes, al llegar al trabajo por la mañana, habíamos comentado un atentado que había habido ahí cerca, en la Avenida Meridiana , junto a un cuartel de la Guardia Civil , y que se habían cargado a un tío que iba por la calle. Y comentamos: ‘¡qué gilipollas estos etarras, que han puesto la carga al revés’. Yo, inmediatamente, pensé: ‘Bueno, el Estado se hará cargo de la familia de este hombre, el Ayuntamiento se hará cargo.... Y me olvidé totalmente. Y cuando me tocó a mí, me di cuenta de la realidad...
P: Has recibido amenazas...
R: Constantes: en casa, en el despacho, en el coche... Todo por defender el cumplimiento íntegro de las penas en los casos de terrorismo.
P: ¿Qué le dirías a un terrorista si pudieras hablar con él?
R: “¿Por qué? ¿Qué sacáis en limpio de todo esto?”. Yo le preguntaría al que cometió el atentado de Hipercor: “¿Habéis conseguido que no haya mas muertes?”. Si mi atentado hubiera sido el último, pues quizá lo habría dado por bien empleado. Pero resulta que de 1968 a 1987 hubo 550 muertos; de 1987 a 1997, 350. En proporción, ha habido más víctimas desde lo de Hipercor hacia acá que antes. Hipercor sólo sirvió para destrozar sesenta familias, nada más.
Víctimas psicológicas
Sara Bosch, psicóloga de la AVT , destaca las secuelas psíquicas que sufren las víctimas de un atentado. “No quieren hablar de ello. Hay quienes no han vuelto a hablar del atentado de Hipercor hasta hace escasas semanas; o sea, han estado casi diez años sin hablar de esa experiencia. Las principales secuelas son el cambio de actitud global ante la vida, la pérdida de valores, sentimientos de amargura e injusticia profunda, incomprensión, agresividad, silencio patológico, depresión, fobia, obsesiones... Hay personas que celebran dos veces su cumpleaños: la fecha de su nacimiento y la del atentado, porque consideran que han vuelto a nacer...”.
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