martes, 22 de abril de 2025

16 abril 2025 Diario de Navarra (opinión)

 

16 abril 2025 



"Indignados, traicionados, humillados... nuevamente se nos acaban los adjetivos para definir cómo nos sentimos desde hace tiempo las víctimas del terrorismo de ETA"

Indignados, doloridos, traicionados, humillados...nuevamente se nos acaban los adjetivos para definir cómo nos sentimos desde hace ya demasiado tiempo las víctimas del terrorismo de ETA ante la sucesión de acontecimientos y noticias que recibimos, y que cada vez se van haciendo más graves y más claramente determinantes de hacia dónde vamos y por qué estamos en ese camino.

Los terceros grados fraudulentos, que tan diligentemente vigila y denuncia Covite, están llenando las calles de asesinos irredentos sin cumplir las penas impuestas y sin acreditar las exigencias que a otro tipo de presos se les exigen para obtener esos beneficios. El legítimo acercamiento de los presos a sus lugares de origen está suponiendo, de facto, una serie de beneficios ilegítimos tras la cesión de competencias en prisiones al Gobierno Vasco.

En el Parlamento de Navarra se proponen modificaciones de leyes para evitar que terroristas no arrepentidos puedan ejercer la docencia, después del caso del IES Valle del Ebro, y los mismos partidos que manifiestan públicamente que ese hecho no les gusta, emplean subterfugios para no apoyar dichas modificaciones legislativas. Más graves y tristes aún son las justificaciones de algunos partidos “constitucionalistas”, hablando de “perpetuar un conflicto” y asumiendo sin pudor el lenguaje de Batasuna/Bildu y el relato tramposo del conflicto entre dos bandos. Conflicto que parece que se debe de resolver cediendo lo que sea necesario al agresor...

Por otro lado, en el Ayuntamiento de Pamplona se trabaja para eliminar símbolos franquistas, como exige la ley, pero se ponen trabas a impedir las subvenciones a actos en los que se exalta a terroristas. Nuevamente, la doble vara de medir.

Pero la gota que colma el vaso, lo que pone de relieve la impunidad con la que obran y lo cómodos y crecidos que están actualmente los movimientos abertzales del entorno de Bildu y la propia coalición independentista radical, es el caso de Berriozar.

En el entorno de unas jornadas reivindicativas de las juventudes de Ernai, que se van a celebrar en este pueblo, anunciaron la celebración de una mesa redonda sobre “presos políticos” en “Euskalherría, Irlanda del Norte y el Kurdistán” en unos locales municipales que llevan el nombre de un asesinado por ETA en la propia localidad. Esto desató una serie de reacciones en partidos políticos y asociaciones de víctimas, que motivó el cambio de ubicación de dicha mesa redonda.

Pero a cambio, parece que finalmente se ceden dichos locales que, insistimos, llevan el nombre de Francisco Casanova, asesinado por ETA en Berriozar el 9 de agosto del año 2000, para un homenaje a dos fusilados por el régimen franquista. Y resulta que esos fusilados eran dos etarras, Otaegi y Paredes “Txiki”, con asesinatos a sus espaldas. Concretamente, el de los guardias civiles Gregorio Posadas, en Getaria en 1974, y el de Ovidio Díaz, en Azpeitia en 1975.

Que ambos homenajeados fueran ejecutados en tiempos del franquismo, no puede servir como excusa para rehabilitar su figura sin contextualizar su pertenencia a una organización terrorista que asesinó a más de 800 personas, Entre ellas a la que da nombre a los locales municipales. La historia no se repara reescribiéndola desde el sectarismo. Se honra asumiéndola con rigor, verdad y memoria justa.

Gaizka Fernández Soldevilla escribió en diciembre de 2022 un artículo muy interesante, ¿Qué hacemos con la plaza?, en relación al cambio de nombre de la plaza Sagardía de Usurbil en el que decía: “reconocer no es lo mismo que homenajear.

Y es que cuando se homenajea a este tipo de personajes se cometen tres errores. Uno, falsear su currículo y, por ende, la historia. Dos, revictimizar a sus víctimas. Y tres, transmitir un mensaje peligroso a los jóvenes”.

Desde Anvite condenamos firmemente esta iniciativa concreta, que nos revictimiza, y recordamos la importancia de no permitir que se distorsione el relato de lo que fue el terrorismo en España. La violencia de ETA no puede ser diluida bajo una capa de justificación política. Fue dolor, fue miedo, fue extorsión y fue muerte. Y aún hoy su herida sigue abierta en muchos hogares navarros.

Pero mas allá de la condena, hacemos también un llamamiento para analizar este estado de cosas, a recapacitar sobre las causas por qué pueden actuar con esa impunidad, por qué tienen la ley de su parte, y por qué se puede llegar a justificar tanto dolor y tanta humillación.

Hacemos un llamamiento para advertir de las consecuencias de esta “educación” a gran parte de la juventud, y del peligro de esta relativización de las consecuencias del terrorismo. De este manejo pervertido de la historia reciente. De la permisividad y comprensión con el violento, en un “acompañamiento” interesado para llevarle al buen camino, mientras se arrincona y se desprecia al violentado.

Ni ellos mismos, desde su génesis hasta su aberrante ponencia “Oldartzen”, hubieran imaginado su persistencia, su grado de normalización y aceptación política y social y, sobre todo, su trascendencia y por lo tanto su éxito en la vida de Euskadi, de Navarra y de toda España después de más de 800 asesinatos -más de 300 sin resolver- y todo un reguero de heridos, extorsionados y exiliados.

Y sin un ápice de autocrítica, de reconocimiento del daño causado, más allá de lo que ellos consideran “daños colaterales”, y sin ser capaces de deslegitimar el uso de la violencia para la consecución de cualquier fin.

Ojalá que esta escalada hiciera recapacitar a más de uno y le hiciera caer la venda de los ojos para darse cuenta de las consecuencias a las que todo esto nos lleva y poder revertirlo.

Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.

José Ignacio Toca, Leticia Martín, Olga Izquierdo, Paz Prieto, María Sanz e Iñigo Pascual. Miembros de la Junta directiva de ANVITE (Asociación navarra de víctimas del terrorismo de ETA).

Opinión:

Comparto muchas de las conclusiones que se citan en el escrito de ANVITE. Pero recuerdo que nadie debe creer que tiene la representación de “LAS” víctimas sino de las que, al menos, pueda tener en su correspondiente asociación y ello siempre y cuando se consulte la opinión a sus miembros.

Lo digo porque me consta que hay víctimas del terrorismo que no comparten muchas de las opiniones que se citan en este escrito con el que, reitero, estoy de acuerdo en un alto porcentaje de lo que comentan.

Pero decir cómo nos sentimos desde hace tiempo las víctimas del terrorismo de ETA" no es del todo correcto. Y estoy seguro que se entiende lo que quiero decir.

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