16 abril 2025
"Indignados,
traicionados, humillados... nuevamente se nos acaban los adjetivos para definir
cómo nos sentimos desde hace tiempo las víctimas del terrorismo de ETA"
Indignados,
doloridos, traicionados, humillados...nuevamente se nos acaban los adjetivos
para definir cómo nos sentimos desde hace ya demasiado tiempo las víctimas del
terrorismo de ETA ante la sucesión de acontecimientos y noticias que recibimos,
y que cada vez se van haciendo más graves y más claramente determinantes de
hacia dónde vamos y por qué estamos en ese camino.
Los
terceros grados fraudulentos, que tan diligentemente vigila y denuncia Covite,
están llenando las calles de asesinos irredentos sin cumplir las penas
impuestas y sin acreditar las exigencias que a otro tipo de presos se les
exigen para obtener esos beneficios. El legítimo acercamiento de los presos a
sus lugares de origen está suponiendo, de facto, una serie de beneficios
ilegítimos tras la cesión de competencias en prisiones al Gobierno Vasco.
En
el Parlamento de Navarra se proponen modificaciones de leyes para evitar que
terroristas no arrepentidos puedan ejercer la docencia, después del caso del
IES Valle del Ebro, y los mismos partidos que manifiestan públicamente que ese
hecho no les gusta, emplean subterfugios para no apoyar dichas modificaciones
legislativas. Más graves y tristes aún son las justificaciones de algunos
partidos “constitucionalistas”, hablando de “perpetuar un conflicto” y
asumiendo sin pudor el lenguaje de Batasuna/Bildu y el relato tramposo del
conflicto entre dos bandos. Conflicto que parece que se debe de resolver
cediendo lo que sea necesario al agresor...
Por
otro lado, en el Ayuntamiento de Pamplona se trabaja para eliminar símbolos
franquistas, como exige la ley, pero se ponen trabas a impedir las subvenciones
a actos en los que se exalta a terroristas. Nuevamente, la doble vara de medir.
Pero
la gota que colma el vaso, lo que pone de relieve la impunidad con la que obran
y lo cómodos y crecidos que están actualmente los movimientos abertzales del
entorno de Bildu y la propia coalición independentista radical, es el caso de
Berriozar.
En
el entorno de unas jornadas reivindicativas de las juventudes de Ernai, que se
van a celebrar en este pueblo, anunciaron la celebración de una mesa redonda
sobre “presos políticos” en “Euskalherría, Irlanda del Norte y el Kurdistán” en
unos locales municipales que llevan el nombre de un asesinado por ETA en la
propia localidad. Esto desató una serie de reacciones en partidos políticos y
asociaciones de víctimas, que motivó el cambio de ubicación de dicha mesa
redonda.
Pero
a cambio, parece que finalmente se ceden dichos locales que, insistimos, llevan
el nombre de Francisco Casanova, asesinado por ETA en Berriozar el 9 de agosto
del año 2000, para un homenaje a dos fusilados por el régimen franquista. Y
resulta que esos fusilados eran dos etarras, Otaegi y Paredes “Txiki”, con
asesinatos a sus espaldas. Concretamente, el de los guardias civiles Gregorio
Posadas, en Getaria en 1974, y el de Ovidio Díaz, en Azpeitia en 1975.
Que
ambos homenajeados fueran ejecutados en tiempos del franquismo, no puede servir
como excusa para rehabilitar su figura sin contextualizar su pertenencia a una
organización terrorista que asesinó a más de 800 personas, Entre ellas a la que
da nombre a los locales municipales. La historia no se repara reescribiéndola
desde el sectarismo. Se honra asumiéndola con rigor, verdad y memoria justa.
Gaizka
Fernández Soldevilla escribió en diciembre de 2022 un artículo muy interesante,
¿Qué hacemos con la plaza?, en relación al cambio de nombre de la plaza
Sagardía de Usurbil en el que decía: “reconocer no es lo mismo que homenajear.
Y
es que cuando se homenajea a este tipo de personajes se cometen tres errores.
Uno, falsear su currículo y, por ende, la historia. Dos, revictimizar a sus
víctimas. Y tres, transmitir un mensaje peligroso a los jóvenes”.
Desde
Anvite condenamos firmemente esta iniciativa concreta, que nos revictimiza, y
recordamos la importancia de no permitir que se distorsione el relato de lo que
fue el terrorismo en España. La violencia de ETA no puede ser diluida bajo una
capa de justificación política. Fue dolor, fue miedo, fue extorsión y fue
muerte. Y aún hoy su herida sigue abierta en muchos hogares navarros.
Pero
mas allá de la condena, hacemos también un llamamiento para analizar este
estado de cosas, a recapacitar sobre las causas por qué pueden actuar con esa
impunidad, por qué tienen la ley de su parte, y por qué se puede llegar a
justificar tanto dolor y tanta humillación.
Hacemos
un llamamiento para advertir de las consecuencias de esta “educación” a gran
parte de la juventud, y del peligro de esta relativización de las consecuencias
del terrorismo. De este manejo pervertido de la historia reciente. De la
permisividad y comprensión con el violento, en un “acompañamiento” interesado
para llevarle al buen camino, mientras se arrincona y se desprecia al
violentado.
Ni
ellos mismos, desde su génesis hasta su aberrante ponencia “Oldartzen”,
hubieran imaginado su persistencia, su grado de normalización y aceptación
política y social y, sobre todo, su trascendencia y por lo tanto su éxito en la
vida de Euskadi, de Navarra y de toda España después de más de 800 asesinatos
-más de 300 sin resolver- y todo un reguero de heridos, extorsionados y
exiliados.
Y
sin un ápice de autocrítica, de reconocimiento del daño causado, más allá de lo
que ellos consideran “daños colaterales”, y sin ser capaces de deslegitimar el
uso de la violencia para la consecución de cualquier fin.
Ojalá
que esta escalada hiciera recapacitar a más de uno y le hiciera caer la venda
de los ojos para darse cuenta de las consecuencias a las que todo esto nos
lleva y poder revertirlo.
Pero
no hay peor ciego que el que no quiere ver.
José
Ignacio Toca, Leticia Martín, Olga Izquierdo, Paz Prieto, María Sanz e Iñigo
Pascual. Miembros de la Junta directiva de ANVITE (Asociación navarra de
víctimas del terrorismo de ETA).
Opinión:
Comparto muchas de las conclusiones que se citan en el
escrito de ANVITE. Pero recuerdo que nadie debe creer que tiene la representación
de “LAS” víctimas sino de las que, al menos, pueda tener en su correspondiente asociación
y ello siempre y cuando se consulte la opinión a sus miembros.
Lo digo porque me consta que hay víctimas del terrorismo
que no comparten muchas de las opiniones que se citan en este escrito con el
que, reitero, estoy de acuerdo en un alto porcentaje de lo que comentan.
Pero decir “cómo nos sentimos desde hace tiempo las víctimas del
terrorismo de ETA" no es del todo correcto. Y estoy seguro que se entiende
lo que quiero decir.

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