21
septiembre 2025
José
María Fuster-Fabra
El
coraje de un valiente (un Guardia Civil)
La
historia de Juanan, víctima del terrorismo que convirtió el dolor en fuerza
para defender la justicia y rehacer su vida con dignidad
No
estoy muy seguro que a mi amigo Juanan le guste que escriba este artículo, pero
es bueno que en este mundo de tensiones y medias verdades se conozca el ejemplo
de un hombre que ha sabido sobreponerse a los golpes de una vida dura, y
hacerlo con la cabeza bien alta.
Juanan
era Guardia Civil cuando explotó una bomba puesta por ETA al paso de un autobús
hace ahora cuarenta años en la Plaza de la República Argentina de Madrid, quedó
muy malherido, aún ahora su cuerpo muestra las graves consecuencias de aquel
atentado.
Tras
un largo periodo de recuperación y muy dolorosas intervenciones decidió que no
se quedaría en casa, que iría a por ellos. Se puso al frente de la estructura
de la primitiva AVT (Asociación Víctimas del Terrorismo) en la época en la que
eso significaba mirar a la cara al terror y jugarse el pellejo, eran los años
de plomo.
Con
él fuimos a San Sebastián en pleno casco viejo para dar una conferencia, la
mitad del público eran batasunos con cara y gesto de querer lincharnos, la otra
mitad policías y guardias civiles dispuestos a evitarlo. Con él fuimos a
República Dominicana a localizar a los etarras que allí vivían a costa del
erario público español, y hacer una serie de ruedas de prensa denunciándolo.
Juanan quiso ir hasta la puerta donde vivían quienes le pusieron la bomba y los
miró a la cara. Ellos naturalmente no sabían quién era Juanan, pero el mundo
entero se enteró de la vida lujosa que allí llevaban a costa de todos nosotros.
Así una y mil cosas; juicios, informes, estudios, análisis, etc.
Recibió
un golpe en su vida personal y se quedó él con sus dos hijos menores. Gracias a
una colecta llegó dinero a la asociación y con el dinero el veneno de la
política. A Juanan le montaron una campaña infame, y tuvo que reinventarse para
sacar adelante a sus hijos. Empezó de guarda de seguridad, fue haciendo cursos
y luego la carrera de derecho, hoy es un magnífico abogado.
Antes
de que pasara todo esto, hubo problemas con la defensa de policías y guardias
civiles en el País Vasco, me implique en ello, Juanan me dijo “Tendrás todo el
apoyo por nuestra parte, y sigues siendo uno de los nuestros”, algún día quizás
pueda extenderme más en lo sucedido, ahora es demasiado pronto.
Cuando
Juanan rehizo su vida con una mujer extraordinaria, antes de que ella llegará a
los cincuenta años, el destino ha vuelto a golpearle, pero le conozco bien, le
llorará el alma y a veces los ojos, pero el Guardia Civil Juan Antonio Corredor
no se rindió ante ETA, ni ante las insidias, ni se va a rendir nunca frente a
los golpes de la vida.
Opinión:
Quien me conoce sabe que, aun sin coincidir con José María
Fuster-Fabra en muchas cosas y en especial cuando hablamos de ideologías o de
futbol, hemos compartido cientos y cientos de horas en ayudar, en lo posible, a
muchísimas víctimas del terrorismo.
Pero si coincido plenamente con Fusty es en el homenaje
que le ha hecho, a través de este artículo, a nuestro buen amigo Juanan a quien,
personalmente, conozco como “profesor”.
Porque Juanan es la persona sobre la que recae la
responsabilidad y el 100% de la “culpa” para que, en Madrid y en un lejano día
de 1990, se me ocurriera la idea de levantar la mano para ofrecerme a ayudar a
las víctimas del terrorismo en Catalunya. Y desde aquel 1990 hemos trabajado,
trabajamos y seguiremos trabajando juntos para ayudar a quien lo necesite. De
hecho, ¿quién me acompañó en mi comparecencia a la Comisión de Investigación
por los atentados de agosto2017 el pasado 11 de marzo en Madrid? Juanan, por
supuesto.
Hay quien dice que soy la persona que más sabe sobre la historia
en la atención a víctimas del terrorismo… pero a los que dicen esto siempre les
contesto que Juanan es el “number one” en esa materia. Juanan es la persona que
siempre está 24 horas 7 días a la semana para aportar criterio y sentido común,
un sentido que desde hace más de veinte años echamos en falta en lo que se
conoce como “victimología terrorista”. Porque habrá gente que no lo sabrá y
otros que no quieren que se sepa, pero hay que decirlo: Juanan fue la pieza de
caza mayor que algunos se marcaron como objetivo para cargarse la ANTIGUA AVT,
para apoderarse de la dirección de una entidad que no se doblegaba a los
designios de los políticos que vieron, en el dolor ajeno, un camino para
obtener réditos electorales… sin olvidar que fueron ayudados en esa cacería por
ciertos individuos e individuas que, pasado un tiempo, consiguieron su propósito
de pasearse ufanos por las moquetas de ministerios, congresos y parlamentos dando
lecciones de una dignidad que no conocen.
Pero había algo que esos personajes de medio pelo no
podían ni suponer allá por el año 2001: que personas de diferentes ideas,
criterios, estudios y profesiones formaríamos parte de aquel equipo que Juanan
supo coordinar por encima de opiniones personales y no abandonaríamos el barco
que algunos querían hundir por todos los medios. Y en eso todavía seguimos algunos.
Lo que son las cosas… ayer domingo pasé la tarde de
tormenta en Barcelona escribiendo, en el libro que me han encargado, sobre una
reunión del año 2014 y justo escribía sobre la conversación telefónica con Juanan
y con Sara un domingo a la hora del vermut. Es la página 505 de la galerada. Y un par de
horas después, viendo el Barça-Getafe, José María me enviaba su artículo
hablando de Juanan.
¿Casualidad? No creo.

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