miércoles, 5 de mayo de 2021

04 mayo 2021 (3) ABC (opinión)

04 mayo 2021 

 


Prisiones alerta a sus funcionarios y les pide precaución por riesgo yihadista

Les advierte de que tengan «cautela en sus actuaciones» con este tipo de internos

Instituciones Penitenciarias ha remitido a las direcciones de las cárceles una comunicación en la que indica que el personal debe «mantener la cautela» ante los presos yihadistas tras la realización de operaciones policiales en las prisiones.

La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ha incluido por primera vez en un documento dirigido a los directores de los centros penitenciarios una alusión al riesgo yihadista. Lo hace en el ‘Informe Balance en Materia de Seguridad y Tratamiento’ del primer trimestre del año, firmado por el director general de Ejecución Penal y Reinserción Social, Miguel Ángel Vicente Cuenca, fechado el pasado 28 de abril y al que ha tenido acceso ABC.

En el segundo punto del documento se alude a que «en las últimas se-manas se han producido actuaciones judiciales en el interior de los centros penitenciarios en relación a población que pudiera ser colaboradora con grupos radicales yihadistas». Añade que «a nadie escapa que supone una exposición pública del personal penitenciario», toda vez que esas operaciones han tenido una importante repercusión mediática.

Pues bien, el informe recuerda que «en España nos encontramos en el nivel 4 –de riesgo alto– en la valoración de la amenaza terrorista y si bien no se tienen datos en la actualidad de que exista una objetivación específica o explícita en nuestro país dirigida al colectivo penitenciario, todo el personal debe ser consciente de la necesidad de mantener la cautela necesaria al respecto en sus actuaciones profesionales y personales relacionadas con este perfil de población reclusa». En otras palabras, y por primera vez de una forma explícita, Prisiones pide a los funcionarios de los centros que tomen precauciones para minimizar el riesgo de sufrir un ataque yihadista como venganza por el papel clave que han tenido en esos éxitos policiales. Hay que insistir, en cualquier caso, que «no hay amenaza explícita contra este colectivo», según insisten fuentes penitenciarias consultadas por ABC, aunque es necesario hacer este tipo de advertencias para evitar la relajación.

Fuentes de la lucha antiterrorista, tanto de la Policía como de la Guardia Civil, destacan la cooperación en materia antiterrorista con Instituciones Penitenciarias. Añaden que Daesh ha pedido a todos sus presos que sean agentes radicalizadores para que cuando los captados salgan de los centros penitenciarios se sumen a su lucha.

 

Así se vio, por ejemplo, en una reciente operación de la Jefatura de Información del Instituto Armado. Los tres detenidos, un marroquí y dos argelinos, captaban primero, y adoctrinaban después en el ideario yihadista a presos comunes próximos a salir en libertad. Tras convencerlos, o al menos eso creían porque algunos de los reclutados decidieron colaborar en la investigación, la consigna que les daban es que una vez fuera de la cárcel alguien se pondría en contacto con ellos para transmitirles órdenes. El perfil de reclusos que buscaban estos individuos era gente de su nacionalidad, jóvenes y con condenas cortas o próximas a ser cumplidas.

Instituciones Penitenciarias, como ya informó ABC en su día, puso en marcha un plan de prevención de la radicalización de reclusos, que incluye la creación de una unidad de Inteligencia dependiente de Prisiones, en la que se analizan, filtran y elaboran las informaciones que proceden de todos los centros penitenciarios de España. Se trata de una estrategia que pone bajo la lupa las actividades, comunicaciones y comportamientos de aquellos internos que presentan indicadores de riesgo.

Cada centro penitenciario tiene un grupo de personas formadas en la materia que recoge la información que sale de los módulos y que tras un primer filtro es enviada a los servicios centrales. En éstos hay otro equipo de expertos que es el que la analiza y, dependiendo de su importancia, la transmite a una unidad de coordinación y seguridad.

Se divide a los internos susceptibles de estar en este programa en tres grupos. En el primero están encuadra-dos aquellos que tienen delitos de sangre o que han hecho un trabajo de proselitismo de las actividades terroristas o las han financiado. En marzo había 107.

En el segundo escalón están encuadrados los ‘agentes radicalizadores’; es decir, aquellos que aprovechan las especiales circunstancias de una prisión –lugar cerrado, en el que es fácil buscar grupos afines para protegerse y donde hay mucho margen para la manipulación–, para arrastrar al interno hacia posiciones extremistas. Por supuesto se trata de individuos carismáticos, con personalidad mar-cada y dotes de liderazgo. En la actualidad hay 44.

Ya en el tercer escalón se situarían los delincuentes comunes, muchas ve-ces con delitos de poca entidad pero que entran en contacto con los anteriores y acaban radicalizándose. En este grupo hay 72. Los compartimentos no son estancos y un interno puede pasar eventualmente del tercer al segundo escalón.

Los resultados de este plan contra la radicalización se han visto con especial intensidad en estos primeros meses del año cuando las Fuerzas de Seguridad han hecho hasta tres operaciones dentro de las cárceles, dos de ellas en la prisión de Murcia.

Opinión:

Por lo visto, ahora se están tomando las medidas más oportunas en cuanto a la vigilancia de la radicalización en las cárceles… pero ¿alguien podría confirmar si, tras los atentados del 11 de marzo de 2004, ya se inició algo similar? Y ya puestos a pedir ¿existía algo así en los tiempos previos a los atentados de agosto de 2017 en Catalunya? ¿O han esperado a tener más de 200 víctimas mortales para empezar a vigilar la cuestión?

 

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