21 noviembre 2025
Rosa Lluch:
"Hay partidos que reivindican a Ernest Lluch como víctima de ETA, pero no
del franquismo"
La hija del exministro y dirigente del
PSC reflexiona sobre el legado de su padre y la realidad política actual cuando
se cumplen 25 años del asesinato
Hace 25 años que ETA asesinó al exministro y
dirigente del PSC Ernest
Lluch en el garaje de su casa, una muerte que trascendió a
sus propios allegados y que ha marcado la historia política de Catalunya y
España. Su hija, Rosa
Lluch (Barcelona, 1969), directora del Departamento de
Historia Medieval de la UB, recuerda el legado de su padre, que fue también
profesor universitario, y reflexiona sobre las lecciones de vida que dio,
así como sobre la polarización y el ascenso de la extrema derecha.
No
debe resultar nada fácil hablar públicamente cada vez que se recuerda el
asesinato de su padre. ¿Siente una responsabilidad social?
Por un
lado, hay la necesidad de pasar este duelo en solitario, que es lo que me
saldría de dentro porque cada vez que piensas se te remueve todo el dolor, por
más que tras 25 años pueda hablar de ello sin lágrimas. Pero, por otro, pesa un
legado que tiene que conocerse. Desde el día que lo mataron, mucha gente decía
"nos han matado a Ernest", hay calles y bibliotecas que llevan su
nombre, y pienso que Ernest es también de todos y tenemos que estar con los que
sintieron su muerte.
De la huella que dejó, ¿qué cree que
es lo que continúa siendo más vigente?
Para mí, la huella más importante es el
trabajo que hizo como profesor de universidad y como gran investigador del
siglo XVIII. Queda de él también un legado en el ámbito del pensamiento
económico que se sigue estudiando. Pero esta es mi visión personal. También se
está reivindicando su papel en el sistema sanitario, más aún en estos momentos
en el que hay opciones políticas que lo que quieren es privatizar la sanidad.
Se le recuerda también como un
garante del diálogo, incluso ante las peores circunstancias. En un momento de
polarización como el actual, ¿hay espacio para figuras que apuesten por vías
serenas?
La línea serena de dialogar la reivindica
todo el mundo, pero otra cosa es llevarla a la práctica. En la teoría, todo el
mundo dice que hay que entenderse, pero después resulta que no encontramos
puntos de conexión. No sé si es fruto de que faltan personas dialogantes, o que
las cosas en los últimos años han estado muy movidas.
Ha
defendido siempre que jamás ha sentido odio por los asesinos de su padre, que
el odio no debía tener espacio.
Porque
no me podían hacer más daño del que ya me hicieron. También veo que han pasado
25 años y que la persona que lo mató continúa en la cárcel. Yo no soy juez,
pero pienso en todo lo que he hecho yo en estos 25 años y en que aquella
persona, que tenía más o menos mi edad, sigue en prisión. Saber que no me
pueden volver a hacer daño me permite también liberarme. ETA ha desaparecido, y
para mí es un peligro que ya no existe.
¿Tiene
la necesidad de saber que está en la cárcel?
Un par
de veces me han llamado del gobierno vasco para informarme de que se concedía
el tercer grado a algún miembro del comando que lo mató. Y dije que muy bien,
que si lo dice la ley pues lo que la ley diga. Realmente, no me interesa nada.
Lo vuelvo a decir: el daño me lo hicieron a mí y nos lo hicieron a todos, pero
el autor tiró 25 años a la basura. Yo nunca digo que a mi padre lo mataron,
digo que mi padre murió, porque yo lo que recuerdo de mi padre es la vida; la
muerte es lo único que no escogió.
Para
usted, ¿qué significa que EH Bildu esté sentado en el Congreso?
Es una
señal de salud democrática. Gente que forma parte de Bildu estaba en contra de
la violencia de ETA y ponerlos a todos en el mismo saco es injusto. Cuando
mataron a mi padre teníamos un presidente del Gobierno [José María Aznar] que
decía que, sin violencia, cualquier cosa. Pues ahora no tenemos violencia y
Bildu tiene el derecho, como cualquier otro partido que ha sido votado democráticamente,
de estar en el Congreso y de facilitar la gobernabilidad.
Hay
formaciones políticas que continúan hablando de ETA.
Los
partidos que utilizan a las víctimas me dan asco, es una vergüenza. Hablan en
nombre de las víctimas pero nunca nos han preguntado qué necesitamos, qué
queremos, cómo nos sentimos. Pienso que son conscientes de que nos están
haciendo daño.
¿Cómo
les están haciendo daño?
Cada
vez que alguien de Vox o del PP reivindica la figura de Ernest Lluch para
acusar al PSOE son conscientes de que a la familia y a los amigos de mi padre
nos remueve y que, por lo tanto, nos hace daño. Eso es muy miserable, no hay
que echar las víctimas a la cara de los otros, nos tienen que dejar en paz o,
como mucho, preguntarnos qué necesitamos. Sobre todo estos partidos que
distinguen entre víctimas de ETA y víctimas del franquismo y que creen que de
unas hay que hablar y de las otras no cuando muchas son víctimas tanto de ETA
como del franquismo.
Ernest
Lluch, por ejemplo.
A
Ernest Lluch lo reivindican como víctima de ETA, pero no porque fue detenido y
torturado por la Policía Nacional. O Gorka Landaburu, que fue víctima de ETA,
pero no lo reivindican por haber sido víctima del franquismo. Esto, ¿cómo lo
hacemos? Y vuelvo a decir: saben lo que hacen, porque, además, se lo hemos
dicho muchas veces y no solo las víctimas de un sector. La misma Consuelo
Ordóñez, hermana de Gregorio Ordóñez, se lo está diciendo.
Su
padre les pidió que, si lo mataban, no formaran parte de las asociaciones de
víctimas que había en aquel momento. ¿Era ya consciente de la utilización
política que se hacía?
Él era
muy consciente, nos dijo que no nos dejáramos instrumentalizar.
¿Ve
con preocupación el ascenso de la extrema derecha entre los jóvenes y la
banalización de los regímenes autoritarios?
Me
preocupa mucho. Hay una banalización del franquismo cuando se defiende que la
gente vivía mejor. Tampoco he sido nunca partidaria de hacer de Franco un
abuelo simpático que decía tonterías, porque no lo era. Franco fue un genocida:
torturó y reprimió. Pero alguna gente joven se ha quedado con que era un abuelo
simpático que tenía voz de pito. Tenemos que ser cuidadosos.
¿Siente
que a menudo a las personas golpeadas por el terrorismo se les pone una
etiqueta de víctima que es reduccionista? ¿Sería más adecuado hablar de
supervivientes?
Sí, yo
pienso que somos supervivientes. Además, hay víctimas y víctimas. A mí no me
hicieron daño físicamente y entiendo que otras personas que sí se lo hicieron
lo vivan de forma distinta. Pero claro, sí, a veces molesta. Yo he hecho de
todo, he sobrevivido a dos cánceres, he hecho una tesis doctoral, me dedico a
dar clases, he publicado muchísimos artículos y, en cambio, en algunos momentos
solo soy víctima del terrorismo. No es una etiqueta que yo haya escogido o haya
querido vivir. Cada uno lleva el dolor y sobrevive como puede, no somos quiénes
para juzgar a nadie. Por tanto, somos algo más que víctimas y, si no, que nos
ayuden.
¿Entiende que no se haya reabierto hasta
ahora la oficina de atención a las víctimas de la Generalitat?
Esta oficina la creó Montserrat Tura durante el
gobierno del president Montilla y la cerró el president Artur Mas. Después
vinieron Puigdemont, Quim Torra y Pere Aragonés, y se ve que no hubo
necesidad de abrir una oficina ni cuando en 2017 hubo unos atentados gravísimos
en Catalunya. Se reclama saber la verdad del 17-A, pero yo también quiero saber
por qué esta oficina no se abrió.
Antes decía que Rosa Lluch ha hecho
muchas cosas en estos 25 años, también una incursión en política bajo las
siglas de los Comuns, y no del PSC.
Fue para mí una cuestión puntual. Consideré que era
necesario que se supiera que había familias catalanas y catalanistas a los que
nos dejaron solos tanto el Gobierno de Madrid como el de la Generalitat. Nos pusieron
en una bolsa en la que nos llamaron unionistas sin ningún criterio. Yo puedo
creer o no en la independencia de Catalunya, nunca he dicho si era
independentista o no, pero puedo creer que es conveniente ahora o no. Además,
no nos han explicado qué modelo de país querían.
¿Con qué lección de su padre le gustaría
que se quedara la sociedad?
Con que la vida hay que vivirla, es lo mejor que
tenemos y hay que trabajar y aprender siempre, no hay que dejar nunca de
hacerse preguntas y de querer entender las cosas.