lunes, 30 de abril de 2018

29 abril 2018 (4) Diari de Tarragona (entrevistas)

29 abril 2018 



La necesaria voz de las víctimas

Este viernes un acto en la localidad francesa de Cambo-les-Bains servirá para certificar de modo ‘oficial’ el fin de la banda terrorista. Una disolución que se esperaba desde que en 2011 se anunciara el “cese definitivo de la violencia” y que llega 50 años después de que ETA cometiese su primer asesinato ‘reconocido’, el del guardia civil José Antonio Jardines, acribillado en un control el 7 de junio de 1968.
A lo largo de su cruenta existencia, ETA se cebó con Tarragona. Entre la quincena de atentados destacan la colocación de sendas bombas en el rack de Enpetrol. Estallaron la noche del 11 al 12 de junio de 1987. KLas enromes llamaradas provocaron tal pánico que 25.000 personas huyeron de la ciudad. ETA también atacó intereses turñisticos, como el aeropuerto de Reus o el Hotel Cala Font, en Salou.
La banda asesinó a dos tarraconenses. En 1992 mató a tiros en Barcelona al comandante Arturo Anguera, natural de Tortosa. Ocho años después segó la vida del general y magistrado del Tribunal Supremo Francisco de Querol, nacido en Tarragona. Fue en Madrid mediante un coche bomba. Uno de los asesinos de Anguera, Fernando Díez Torres, fue detenido en un piso del barrio de Campclar.
El ‘Diari” ha hablado con cuatro víctimas y familiares. Una de las tres hijas de Anguera, Eliana, y la única hija de Querol, Amelia (tiene tres hermanos varones), relatan cómo han sido capaces de superar el odio a los terroristas. Un guardia civil herido en el atentado de reus, Juan José Mateos, y uno de los heridos en la masacre de Hipercor, Robert Manrique, también explican su experiencia. Su voz, la de las víctimas, es más necesaria que nunca.

ETA anunciará el próximo viernes su disolución definitiva. Atrás queda medio siglo de asesinatos, secuestros, extorsiones y atentados. Las cifras oficiales cifran en 864 los muertos, dos de ellos de la demarcación: el comandante tortosino Arturo Anguera, en 1992, y el juez tarraconense Ricardo de Querol, en 2000

ETA anunciará el próximo viernes su disolución definitiva. Atrás queda medio siglo de asesinatos, secuestros, extorsiones y atentados. Las cifras oficiales cifran en 864 los muertos, dos de ellos de la demarcación: el comandante tortosino Arturo Anguera, en 1992, y el juez tarraconense Ricardo de Querol, en 2000



Eliana Anguera Blanch

Es la pequeña de las tres hijas del Comandante Arturo Anguera, asesinado por ETA el 8 de enero de 1992 en Barcelona
 “Para superar tu dolor tienes que dejar de odiar. Es el primer paso para tu recuperación”

Era el 8 de enero de 1992. Dos terroristas, Fernando Díez Torres y José Luis Urrusolo Sistiaga, ametrallaron al responsable del sector militar aéreo del aeropuerto del Prat, el comandante tortosino Arturo Anguera, que falleció en el hospital. Los terroristas fueron condenados por el asesinato en 1995 y 2002, respectivamente. Ya están en libertad. Anguera tenía 50 años y dejó viuda, Roser, y tres hijas, Roser (21 años), Blanca(18) y Eliana (16). Un cuarto  de siglo después, Eliana explica sus vivencias de estos años.

¿Qué sintió al oír que por fin se disuelve ETA?
Tuve un sentimiento agridulce. Por un lado alegría, porque significaba que nunca más habría un asesinato absurdo y en vano, que ninguna familia más sufriría ni pasaría por lo que nosotras hemos pasado; pero, por otro lado, tristeza, ya que llega tarde para mi padre. ETA nunca debió existir.
¿Qué opina del comunicado de ETA en que pide perdón a las«víctimas inocentes»?
Conozco y estoy en contacto con muchas otras víctimas del terrorismo, y todas opinamos que es una ofensa, ya que todas somos víctimas inocentes. El término «conflicto» es una terminología utilizada por ETA para justificar sus actos violentos. Ninguno de los asesinados era parte del «conflicto», porque el «conflicto» solo ha existido dentro de la cabeza de los asesinos. Nadie, por el hecho de llevar un uniforme o una cazadora, está dentro o fuera de una guerra unilateral.
¿Y ahora qué hacer? ¿Acercarlos presos a Euskadi?
Esas decisiones las dejo para quien deba tomarlas. A mi poco me importa ya eso. Como dice mi madre, «sus familiares pueden ira verlos a la cárcel, y nosotros ya no».
¿Cómo era su padre?
Mi padre era una persona excepcional. Muy buen padre, siempre dispuesto a ayudarnos y con un gran sentido del humor. Lo recuerdo siempre alegre. Le encantaba u trabajo, que era volar. Por so se metió en el ejército, que le ofreció la posibilidad de tener la mejor formación como piloto. Y fíjate, por el hecho de tener que llevar un uniforme azul le mataron. Cada víctima podría explicarte las razones por las que fueron asesinadas. Todas carecen de sentido. Era muy aficionado al excursionismo y solía ir a los Ports. A mi padre le encantaban la aventura, la acción, la montaña, estar en familia, disfrutar debajo de un árbol de largas charlas con amigos y familiares… Era una persona llena de vitalidad. Le encantaba disfrutar de las cosas más simples e importantes de la vida.
Solía volar sobre Tortosa cuando hacía prácticas.
Era un enamorado de Tortosa, de su tierra, de sus orígenes y de su familia. Cuando tenían maniobras de vuelo siempre pedía permiso para hacer una pasada por Tortosa, para hacer un ‘saludo’ a su familia (aunque solo pocas veces le daban permiso, ¡claro!). Mucha gente recuerda sus pasadas de vuelo por Tortosa. Hay mucha leyenda sobre eso. (Ríe)
Amaba el ejército.
Yo no lo definiría así. Él amaba ayudar a los demás y volar. Y justamente el ejército aunaba esas  dos cosas que más le llenaban. Varias veces le llamaron de grandes compañías aéreas para que fuera piloto de aerolíneas, pero siempre lo rechazó. Tenía vocación de entrega y servicio.
¿Cómo se enteró usted del atentado?
Los primeros momentos fueron muy confusos, pero vino el general jefe del Sector Aéreo de Barcelona a casa a notificárnoslo en persona. Debo agradecer la grandísima ayuda y soporte que siempre ha tenido el ejército con todas nosotras durante todos estos años. Realmente son personas con honor y entrega, excepcionales, leales. No puedo decir lo mismo de los políticos.
¿Cómo ha superado ese dolor, si es que lo ha superado?
Nosotras hemos podido superar el dolor; ese dolor inmenso de pérdida, de rabia, de odio, de injusticia…Pero siempre te queda de fondo una herida. Una herida que vuelve a doler con cada atentado, antes de ETA, y ahora de los yihadistas. Porque vuelves a conectar con ese dolor que ahora les toca injustamente a otras familias. Y parece que estamos aún lejos deque pueda desaparecer del todo esa herida, tristemente.
¿Odia a los terroristas?
¡No! Los primeros años los odiaba profundamente, como es lógico. Pero para superar tu dolor tienes que dejar de odiar. Es el primer paso para tu recuperación.
¿Les perdona?
¡No!¡No puedo perdonar a quien ha matado a mi padre! Ni les perdono ni acepto su perdón!
Los dos asesinos de su padre (Fernando Díaz Torres y José Luis Urrusolo Sistiaga) ya han salido de prisión. ¿Cómo se sintió al enterarse?
Me sentí mal, porque pienso que no han pagado por todo el daño que han hecho. Urrusolo fue condenado a 449 años de cárcel por haber asesinado a 16 personas y haber secuestrado a otras dos. Y sólo ha cumplido 19 años de cárcel por todo ese historial sangriento. Ahora ya está en su casa, disfrutando de su libertad con toda su familia.
Han rendido varios homenajes a su padre.
El Ejército ha hecho numerosos homenajes a mi padre y a otros compañeros que murieron en acto de servicio. El nombre de mi padre y otras víctimas militares catalanas están grabadas en una placa de mármol en el paseo marítimo de Barcelona. El último homenaje se lo hicieron el año pasado, después de 25 años.
En uno de esos homenajes, su madre, Roser, dijo que había intentado que sus tres hijas creciesen sin rencor.
Mi madre también es una gran persona. Gracias al amor y dedicación a sus hijas hemos podido superar juntas el odio y transformarlo en algo más soportable. Con el tiempo y su ejemplo, hemos logrado aceptar el dolor.
Su Tortosa natal le ha dedicado una calle a su padre.
Sí. Es la calle donde vivió toda su infancia. Está en el centro, junto a un parque. Tuvieron el detalle de cambiar el nombre. Fue muy bonito. El día que pusieron la placa vino toda Tortosa, el ejército, gente de Madrid, Valencia, Sevilla...(los destinos por donde pasó mi padre). Donde iba mi padre hacía amigos. Era muy querido.







Amelia de Querol Orozco

Hija de Francisco de Querol, juez tarraconense del tribunal Supremo asesinado por ETA en Madrid el 30 de octubre de 2000

“Quiero que nunca más se hable de ETA. Me es igual lo que hagan los etarras con su vida“
Francisco de Querol Lombardero había nacido el 30 de noviembre de 1930 en Tarragona, pero se fue de niño. Dejó viuda y cuatro huérfanos, tres chicos y una chica, Amelia, que estuvo en Tarragona el pasado 9 de marzo para inaugurar unaplaza dedicada a su padre.
Ahora que ETA ya es definitivamente historia, hay que dejar que las víctimas se expresen.
Sí. Es un error decir que las víctimas no podemos opinar porque tenemos una implicación emocional. Si no podemos opinar las víctimas, que somos las que más hemos perdido, ¿quién va a poder opinar? Las víctimas tenemos cosas que decir.
¿Por ejemplo?
Tengo asumido desde hace tiempo que en algún momento ETA se tenía que acabar y que habría quehacer borrón y cuenta nueva. Las víctimas tendremos que poner mucho más en la balanza.
El fin de ETA ha tardado, pero era inevitable.
Ha habido una lucha policial importante que la ha ido frenando, la sociedad no les ha apoyado nunca... Ellos mismos estaban saturados. El tema es si las víctimas nos creemos o no el fin de ETA.
¿Usted se lo cree?
ETA ya no puede matar porque no está operativa, no tiene efectivos. El problema es que ellos mismos tienen que apagar el odio que sienten, uno mismo tiene que ser responsable de sus carencias. Si ellos siguen teniendo ese odio dentro, ETA no morirá. Yo creo que no lo han soltado del todo. Tengo más ilusión de que se acabe, que una certeza absoluta.
Se lo dice más el corazón que la cabeza.
Sí. Quiero que esto termine de una puñetera vez. Tienen que desaparecer del escenario y no continuar con su relato falaz. No han entendido que el terrorismo ha sufrido una derrota real. Sólo les queda el relato de «fuimos malos, matamos de más, sí, pero porque teníamos la razón...». Nunca hay justificación para matar. Ni siquiera la pena de muerte. Ellos eran jueces, fiscales, abogados...
...Y verdugos.
Es una locura. No pueden vendernos que había un «conflicto» y que eran unos «héroes que salvaron a su patria de una agresión». ETA mató mucho más cuando ya había democracia en España. A mi padre lo asesinaron en 2000.
Tanto dolor, tanta muerte, paranada. Es absurdo.
Claro que es absurdo. ¿Pero qué pretendían? Las cosas hay que hablarlas. La única forma de llegar a una solución que no deje cicatrices por el camino es la palabra. Tenemos un Estado de derecho que nos permite hablar. Sé que es un camino lento para quien desea ciertas cosas, pero saltarse el camino lento, sin respetar otras opiniones, te quita los argumentos.
¿ETA se mira en el espejo de Catalunya?
Creo que sí. Si a mí me plantean que el 100% o un porcentaje muy alto de los vascos o los catalanes quieren la independencia habrá que darla. No puedes tener a toda una población en contra. El problema es que no representan ni al 50%. ETA está viendo que en Catalunya se ha conseguido mucho más de forma pacífica. Dentro de unos años el escenario será otro. No digo que sea bueno o malo, pero será diferente. Catalunya ha conseguido unos avances que no ha conseguido el País Vasco.
El comunicado de ‘perdón’ de ETA distingue entre víctimas.
Ninguna víctima es culpable. Mi padre, que era militar, presidió la Junta Electoral Central. Le dio la razón a Herri Batasuna en un recurso porque tenía razón. ¿Qué culpa tenía él de nada? ¿Y las demás víctimas? Mi padre era un servidor de la Justicia.
Fue magistrado del Tribunal Supremo.
Era un hombre muy templado, muy cabal, con un sentido de la Justicia innato. Manejaba la legislación de una manera muy lúcida y muy lucida. (Ríe por el juego de palabras).
En el atentado contra su padre también falleció el conductor de un autobús municipal.
Unas declaraciones de Arzalluz(Xabier, expresidente del PNV) poco después del atentado dijo que los autores del atentado «se equivocaron. Tenían que haber esperado a que pasase el autobús». Mi padre era exactamente igual de inocente que el conductor. Los dos merecen el mismo respeto. A su familia le piden perdón en el comunicado. A nosotros, no.
¿Les ha perdonado?
Ya hace tiempo. Si no perdonas y te dejas llevar por el odio, tu vida es una locura. Yo tenía dos hijos pequeños, una madre que se había quedado viuda... Tienes que sobrevivir al horror como sea.
¿Se ha reconciliado?
Perdón no es reconciliación. Aquí no hay reconciliación alguna. Pretendo que ese daño que me han hecho no me lleve a estar toda la vida deseando venganza. Yo no quiero saber nada de ellos. Quiero que no volvamos a hablar de ETA nunca más. Me da exactamente igual lo que hagan con su vida. A la tía que apretó el botón que hizo explotar la bomba que mató a mi padre no le deseo la muerte.
Alude a Ana Belén Egues. Sigue en prisión, si no me equivoco.
No sé si sigue en la cárcel. Corro un tupido velo. Ni me acuerdo como se llama la tía, ni quiero acordarme.Por mucho que perdone o no perdone, que odie o no odie, mi padre no resucitará. Una cosa sí podría hacer ETA
¿Cuál?
Ayudar a cerrar los 300 casos que no están aclarados, en que no se ha juzgado a nadie. A la que mató a mi padre la han condenado por otros atentados, no por el de mi padre. En un primer momento, confesó que había participado, pero luego se retractó. Tengo derecho a que se juzgue a los asesinos de mi padre. No han condenado a nadie por su muerte. Muchos procesos se han cerrado en falso. Eso es una espina clavada y no lo digo con rabia ni odio.
Tampoco cumpliría la sentencia. Fue detenida en 2001, justo después de cometer un atentado, y sentenciada en 2005 a una pena de 1.042 años de cárcel.
Sería añadir años a una condena kilométrica, pero al menos podríamos decir que se la juzgó.
¿Cómo pudo superar la fase de odio hasta llegar al perdón?
¡Ufff! Sufriendo mucho, llorando mucho, muchas horas conmigo misma. Tuve una depresión brutal. Estuve tres años metida en la cama llorando, pero tu vida tiene que seguir. Un día dije «se acabó».Mi padre me enseñó cosas muy bonitas.
¿Qué cosas?
El sentido de la Justicia, por ejemplo. Era un hombre muy comprensivo. Mi padre habría hablado incluso con sus verdugos. Era un hombre honesto, familiar, muy religioso. Yo no soy religiosa, nunca lo he sido, y él lo aceptó plenamente. Era muy tolerante, abierto, dialogante, muy divertido. A nivel profesional era un hacha.
Sabía que era objetivo de ETA.
Sí. Me decía que «lo que me joroba es que si ETA me mata dejará más viudas porque matará también al chófer y el escolta». No quería llevar escolta, pero le obligaron a llevarlo.
Tarragona le ha dedicado una plaza.
Me sentía un poco huérfana de homenajes a mi padre. Y este año le han hecho dos: el del Tribunal Supremo y el de Tarragona. Fue muy grato, sobre todo porque la plaza es donde se ubicarán los juzgados. De algún modo mi padre seguirá vinculado al mundo por el que lo dio todo. Se fue de Tarragona de muy niño, pero siempre se acordó de su tierra.




Juan José Mateos

Una bomba hirió a Juan José Mateos y le acabó retirando. Tras el atentado se integró en el grupo antiterrorista de la Guardia Civil en el País Vasco
De herido en Reus a luchar contra ETA: “Siento una mezcla de dolor y orgullo”

Era sólo un chaval de 22 años cuando la bomba de ETA en el aeropuerto de Reus le destrozó los tímpanos. El artefacto, colocado en una papelera del vestíbulo, le tiró al suelo con violencia. «Lo primero que recuerdo es ver a mucha gente por el suelo. Fue un caos total. Me acabé incorporando pero pensando que en cualquier momento me iba a desvanecer y me podía morir», recuerda. Juan José tenía cortes en el cuello. Sangraba por la boca y por los oídos. No fue revisado a fondo hasta varios días después. «Aquel mismo día fuimos al hospital, pero estaba tan saturado por todos los heridos, que no nos quedamos, porque preferimos que se diera prioridad a los civiles. Los siguientes días seguí trabajando hasta que me obligaron a pasar un reconocimiento. Me acabaron operando tres veces», explica. Hasta hace poco no podía rememorar esos detalles sin contener la respiración por aquel durísimo trago que marcó –y cambió su vida– para siempre. Juan José Mateos (46 años), guardia civil salmantino destinado en Tarragona en 1996,fue una de las víctimas de aquel atentado, pero también alguien vinculado estrechísimamente desde entonces a los pasos que daba la banda terrorista.
«Es un cambio de actitud»
Se retiró definitivamente en 2016, por las secuelas de la bomba, que básicamente mermaron su audición hasta hacerla incompatible con su labor en el cuerpo. Desde San Sebastián, donde reside, vive días de alta carga emocional: «Lo primero que creo es que ETA está intentando blanquear más de 50 años de su actividad violenta. Ellos ya no escriben estos comunicados que vemos el mensaje es mucho más suave. En todo caso, hay que valorar el cambio de actitud». El sentir de Juan José está lleno de matices, de sensaciones encontradas. Valora el adiós de la banda pero se ve fuera de esa pretendida indulgencia, insuficiente para muchas de las víctimas civiles, e inexistente para aquellos que formaron parte de las fuerzas armadas. «Ellos matizan que no piden perdón a los que han sido parte de la estructura del estado. ¿Cómo diferenciamos a un concejal local del PP asesinado o a un empresario de los que luchábamos contra el terrorismo?».Pese a todo, para Mateos lo fundamentales que se haya dejado de matar para siempre. «Lo valoro positivamente, porque tiene que haber una convivencia y ellos han cambiado de actitud. Pero a mí no me sirve, no me puede servir ese perdón. Yo me pregunto: ¿El hijo de un guardia civil que ETA asesinara es parte de lo que ellos llamaban ‘los represores’?».
Guardia civil por vocación
La explosión de Reus dejó en él unas profundas secuelas no sólo físicas sino también psicológicas, que requirieron tratamiento, pero no resquebrajaron su aspiración inicial: «Yo soy guardia civil y lo llevo en la sangre. Es algo vocacional. Yo crecí al lado de un cuartel. Me crié en Ciudad Rodrigo, lejos de cualquier adoctrinamiento y de cualquier entorno radical.
Siempre tuve claro que quería hacer lo que muchos compañeros no querían y ante lo que vi y viví me vinculé mucho más».Superado el trauma de Reus, Juan José fue destinado tres años después al País Vasco, donde ingresó en el GAR (Grupo Antiterrorista Rural) en plenos años de plomo: de 1998 a 2005: «Estuve seis años, a pesar de unas secuelas que no eran muy compatibles con una unidad tan dura físicamente». Era la fuerza de operaciones especiales predecesora del actual Grupo de Acción Rápida En aquella época la acción terrorista descendió pero cada día había actualidad de ETA. «Estás en tensión constante, en una incertidumbre continua. Los superiores te forman con teórica y luego está el entrenamiento físico».Después está el pálpito de la calle, la vida convulsa de la época.«En ocasiones había detenciones y operaciones y muchos interrumpíamos nuestros descansos para intervenir. Es un adiestramiento especial, extremo», añade JuanJosé, que define aquella época como «los mejores años profesionales de mi vida». «Estaba en la única unidad especial creada y diseñada para combatir a ETA».
Detenciones y cercos
Las operaciones en los últimos años 90 se espaciaban más que antaño y, aunque acciones como los tiroteos también descendieron, la alerta era máxima. A diario se andaba al acecho: «Hubo intervenciones complicadas por la tensión del momento. Hacíamos detenciones o montábamos un cerco porque había algún aviso de bomba en algún edificio». JuanJosé participó en dotar de eficacia a la pionera unidad, bien armada armamentísticamente y crucial a la hora de formar la base de datos de información y documentación policial sobre los terroristas, algo clave para acabar después con la banda. Por entonces, el recuerdo amargo de Reus quedaba ya lejos, como un espectro fantasmal en la memoria, aunque volvía de vez en cuando. «Los compañeros están al margen de tu vida anterior. Yo tenía más o menos oculto que había sido víctima de un atentado. Luego había gente que si se enteraba se preocupaba por ti y se dirigían a ti. Entonces es cuando se pasa muy mal y te vienes abajo. Al ver que funcionas bien, vas tirando. El día a día me hacía olvidar lo que pasó, pero luego te podías hundir en un momento dado».Durante muchos años le tocó vivir con la violencia y la pérdida de amigos o compañeros, al tiempo en que un coche bomba o un artefacto le devolvían, de vez en cuando, al episodio del aeropuerto. Aún se emociona cuando recuerda a amigos asesinados, como Irene Fernández, una compañera de promoción fallecida en el año 2000 en Sallent de Gállego (Huesca) por una bomba colocada en el coche patrulla que iba a usar.
No hablar del tema
O el coche bomba que estalló en Logroño en 2001. «Sentí la explosión en casa y aquello me hizo retroceder al atentado que yo sufrí. Lo pasaba muy mal. Todo aquello lo combatía con deporte, con el día a día en la unidad y sobretodo no hablando del tema durante tiempo», rememora. Juan José, entre renuncias y pequeñas victorias, se ha plantado en la retirada del cuerpo con una mochila de vivencias intensas y emociones no menos punzantes,¿pero qué siente ante el adiós definitivo de la banda? «Es una mezcla de dolor y a la vez de orgullo. Ves que tanto dolor ha sido absurdo, que no ha tenido sentido de ningún tipo, y también te sientes satisfecho de haber estado ahí, luchando en la trinchera».Aquellos años de lucha antiterrorista en primera fila, incluso en el cuerpo a cuerpo, se sintetizan bien en algunos pasajes de Los verdugos voluntarios (Editorial Círculo Rojo),su libro, que es una crónica en primera persona de la vida policial bajo la amenaza terrorista. He aquí un pasaje:«Seguí observando los movimientos de esas tres personas al igual que mi compañero. Portaban armas, eran pistolas, y uno de ellos llevaba un subfusil, con intención clara, por lo que se podía observar, de utilizarlas de forma inminente. Antes de que pudiéramos reaccionar ya habían disparado, su objetivo era un camión, que no lograron detener. De forma inmediata, les dimos el alto, acto seguido se escucharon varios disparos desde puntos diferentes hacia nuestras posiciones. Nosotros, como es obvio, bien parapetados (es doctrina en la unidad),respondimos con nuestras armas hacia sus siluetas con disparos certeros, en pocos instantes abatimos a los tres terroristas».

“Un atentado así te destroza la vida”

Irene Guinart era una niña
cuando resultó herida, junto a su abuela y su madre, por la bomba que ETA colocó en el aeropuerto de Reus

Irene Guinart Montell fue madre en 2016, justo cuando se cumplían 20 años de aquella bomba en Reus que le cambió la vida. Desde Castellvell del Camp, donde reside, revivió en esos primeros momentos de maternidad sensaciones en su bebé, con el deseo de protegerle y de evitarle aquel sufrimiento que trastornó su infancia y que dio un vuelco de 180 grados a su vida.
«Dicen que de esperanza se vive…Así que pienso positivamente que mi pequeño y el resto de niños de la nueva generación tengan esa paz y felicidad, ya que a muchos de nosotros nos fue arrebatada», dice ella, que procura rememorar lo mínimo. Irene tenía nueve años. Resultó herida junto con dos miembros más de su familia, su madre, Maribel Montell Lorenzo, y su abuela, María Lorenzo Mielgo. Fueron tres de los más de 40 heridos que provocó aquella bomba ubicada en una papelera, que vino a torpedear la campaña de verano en el corazón turístico de la Costa Daurada.
A la pequeña Irene le estallaron los tímpanos. Trozos de metrallase clavaron por su cuerpo. Aún quedan marcas en sus brazos o sus piernas. Ella ha podido salir adelante a base de esfuerzo y sacrificio para poder pasar página y olvidar el peor episodio de su vida. «Puedo decir que físicamente he quedado bastante bien después de todo lo que pasé», confiesa. Aquellas heridas tardaron en curarse, pero lo hicieron. Más costó restablecerse emocionalmente. «De la parte psicológica no puedo dejar de pensar en cómo hubiera sido la vida sin haber sufrido ese atentado. Es muy duro. Te destroza la vida totalmente», cuenta. La familia Guinart Montell estuvo siempre marcada por esa barbarie de ETA. «Me ha quedado esa nostalgia, de si mi madre seguiría aquí con nosotros. Ella nunca levantó cabeza», reconoce.
Su madre, Maribel Montell, era trabajadora de la limpieza en el aeropuerto. Sufrió heridas graves en las piernas pero pudo recuperarse del percance, tras mucho tiempo de lucha. Falleció hace cuatro años, y lo hizo, como buena parte de los heridos, con la sensación de olvido. Las efemérides de aquel atentado, que no dejó fallecidos pero sí un reguero de heridos, pasó desapercibido durante mucho tiempo para buena parte de la opinión pública.


Noche de terror. El atentado contra el rack de Enpetrol, ahora Repsol, en junio de 1987 no causó víctimas, pero sí cuantiosos daños materiales y, sobre todo pánico
“Las piernas me temblaban de miedo sin poder controlarlas”

Testimonios
El año pasado, con motivo del 30 aniversario del atentado del rack, la Biblioteca Hemeroteca Municipal de Tarragona colgó en su web numerosos testimonios. Merece la pena leerlos




Fue, posiblemente, la peor noche que ha pasado Tarragona. Aunque ha sufrido otras tragedias, como inundaciones o accidentes ferroviarios, el atentado contra el rack la medianoche del 11 de junio de 1987 suscitó tal pánico que cerca de 25.000 personas huyeron a toda prisa, en pijama y con coches sobrecargados. La banda terrorista había colocado sendas bombas en el haz de tuberías de Enpetrol (hoy Repsol).Por suerte no se produjeron heridos y, pese al caos de los primeros momentos, se pudo evitar una tragedia mayor. Los daños materiales fueron cuantiosos y, como en una especie de catarsis, de«no nos vaya a pasar otra vez»,las medidas de seguridad se mejoraron. Tres años después, el Grapo emuló a ETA pero su acción fracasó estrepitosamente. Los dos etarras que colocaron los explosivos, Josefa Mercedes Ernaga y Domingo Troitiño, ya están libres. Ernaga salió de la cárcel el 17 de diciembre de 2014 tras cumplir una pena de 27 años de prisión. Troitiño fue liberado el 8 de noviembre de 2013 tras 26 años entre rejas. La primera había sido sentenciada a 951 años y Troitiño a 1.118.
Cualquier tarraconense de cierta edad recuerda donde estaba y qué hizo «la noche del rack». Como, por ejemplo, Francisca Herrera:«De pronto pensé en los posibles gases tóxicos y las piernas me comenzaron a temblar sin poder controlarlas, aquello que se ve en los dibujos animados para indicar miedo y que jamás me ha vuelto a pasar», rememora. Sigue Francisca: «Nosotros sacamosa los niños de la cama y, tal como estaban, salimos a la calle. En la entrada del edificio encontramos a una familia, cuyo padre trabajaba en una química del polígono. Ya le habían avisado para que acudiera a la empresa y antes de acudir a su puesto de trabajo llevaba a su familia a casa de unos familiares en un pueblo cercano. La esposa de este señor lloraba como si pensara que jamás iba a volver a ver a su marido. Nosotros fuimos de los primeros en salir de la ciudad ya que aún no había apenas tráfico ni en las calles, ni en la carretera».El de Francisca es uno de los testimonios que ha ido recogiendo desde principios del año pasado la Biblioteca Hemeroteca Municipal de Tarragona (BHMT) con motivo del 30 aniversario del atentado.
Una estudiante de la Laboral, Neus Verdaguer, explica que se había acabado el curso y que la noche de la explosión era la última en la residencia antes de volver a casa. Tras la deflagración, salió corriendo hacia la playa. Allí se encontró con «gente llorando, desorientados, asustados. Nadie sabía nada, ni qué teníamos quehacer ni hasta dónde correr».
A Esther Forgas la alertó su cuñada: «Me dijo que me fuese deprisa, que Tarragona explotaría tal como era el incendio que ella veía desde su casa. Desperté a mis hijas, les puse cualquier cosa encima y bajamos a la Rambla. La visión desde el Balcó era dantesca. Nunca querría volver a ver una cosa así». Forgas cogió el coche, pese a que apenas le quedaba gasolina y salió dirección Barcelona por la Via Augusta: «Los coches estaban parados, sin poder avanzar y lo que vi ese día no se me olvidará: coches con el portamaletas abierto con criaturas dentro, otro con una persona mayor sentada en el portamaletas y las piernas colgando. Todo el mundo estaba intentando llegar a la Via Augusta. En ese momento supe que estábamos viviendo un posible tragedia».
Natalia Gonzalvo, que entonces tenía solo doce años, rescata un emotivo detalle: «Mis padres decidieron marcharse, no sin antes pasar a recoger a mi abuela que vivía en la Part Alta. Pobre mujer. La recuerdo asustada, desorientada y angustiada por haberse dejado el canario en casa. Cada uno reaccionó como pudo».
Marga Delavall fue, por contra, de las que se quedó en casa, pese al miedo, al terror, que pasó: «Recuerdo riadas de personas marchándose de casa, algunos con pijama o lo que llevaran, maletas, críos... Era simplemente horroroso. Me temblaban las piernas y empecé a llorar y rezar. Tenía miedo de morir».Marga: «Mi padre decidió que no nos marcháramos porque si iba a peor tanto daba estar en casa como en medio de una carretera. Intentamos mantener la calma como buenamente pudimos. Me tranquilicé un poco al cabo de no sé cuanto tiempo al ver que el camión de la basura hacía su trabajo. Horas mas tarde pasó la policía con los altavoces pidiendo calma e invitando a la gente a quedarse en casa. Durante mucho tiempo cada vez que oía un ruido un poco fuerte (una moto, una puerta) me sobresaltaba».El del rack fue el atentado más espectacular que sufrió Tarragona, pero hubo una quincena más. Como el del 20 de julio de 1996,cuando una bomba estalló en una papelera del aeropuerto de Reus, en una terminal repleta de turistas británicos a los que no había dado tiempo de desalojar. Hubo una treintena de heridos.
El 18 de agosto de 2001, un coche bomba cargado con 50 kilos de dinamita estalló ante el Hotel Cala Font, en Salou. 750 turistas tuvieron que ser desalojados. No hubo heridos. LasTerres de l’Ebre también fueron objetivo etarra. El 23 denoviembre de 1990 un coche bomba explotó ante el cuartel de la Guardia Civil en Sant Carles de la Rápita. No hubo víctimas.






Robert Manrique Ripoll
Herido en la masacre de Hipercor en 1987, ahora asesora a la unidad de Atención y Valoración de Afectados por Terrorismo (UAVAT)

Robert Manrique presidió la Associació Catalana deVíctimes d’Organitzacions Terroristes. Fue expulsado de la Asociación Víctimas del Terrorismo por denunciar su politización.“Muchos políticos buscan la foto con las víctimas, pero luego las abandonan”


Esta vez parece que va en serio y ETA se disuelve.
El comunicado importante de verdad fue el de octubre de 2011 en que anunció el «cese definitivo de la actividad armada». Lo de ahora es la confirmación de aquello.
¿Se podía imaginar el fin definitivo de la banda cuando sufrió el atentado de Hipercor?
En los treinta años que han pasado desde entonces he hablado con muchísimas víctimas y la infinita mayoría esperábamos este momento: conseguir que nadie más sufriese lo que ya hemos sufrido nosotros. No me importa la manera en que lo hagan, si hacen teatro. Lo importante es que lo han hecho. Estoy muy contento.
Volvamos por unos momentos a aquel 19 de junio de 1987, el día en que un coche bomba estalló en el parking del Hipercor. Usted trabajaba como carnicero, pero esa tarde no le tocaba.
Sí. Yo trabajaba de mañana, pero un compañero, Josep Maria, me pidió que le cambiase el turno. Cosas de la vida. Una de las primeras personas que me llamó el viernes 20 (el día en que ETA hizo público el comunicado en que pedía«perdón») fue él. Somos amigos. Le cambié el turno, sí. No hay quedarle más vueltas.
¿Qué le dijo?
Me dijo textualmente: «Robert, ya lo has conseguido». Le respondí:«Sí, sí. Lo hemos conseguido todos. Lo más importante fue en 2011». Y el insistió: «ya está». Fueron 30 segundos. Suficiente.
Imagino que también hablarían tras el atentado.
Desde luego. Josep Maria no volvió a trabajar en el Hipercor. Me acompañó en el hospital mientras mi mujer tenía que ir a trabajar. En aquel tiempo, lo de coger días libres porque tu pareja había sufrido un atentado no se podía hacer. El atentado fue un viernes, me operaron un martes y mi mujer tuvo que ir a trabajar el lunes mismo. Josep Maria no salía del hospital en todo el día.
¿Qué pensó usted en el momento de la explosión?
Pensé que había explotado la cámara frigorífica. Nunca te imaginarías que te ha estallado un coche bomba bajo los pies. Cuando oyes una explosión y, de repente, estás totalmente quemado, dices...¡hos.. la cámara frigorífica!
¿Cuándo supo que había sido un atentado?
Cuatro días después. El martes 23, cuando me llevaban a quirófano oí a alguien que decía «¡Cómo han podido poner esos hijos de puta una bomba en Hipercor»! Así me enteré.
La explosión del coche bomba le afectó casi de lleno.
La llamarada me quemó las plantas de los pies, las manos, los brazos, la pierna derecha... Noté un calor fortísimo, pero nada de dolor. Al quemarse los nervios perdí la sensibilidad.
Tardó en recuperarse.
Estuve hospitalizado hasta finales de agosto y de baja hasta diciembre. Volví a trabajar durante la campaña de Navidad porque necesitaba el dinero. Lo dejé porque, con las quemaduras de las manos, no soportaba la temperatura de las cámaras frigoríficas ni el jugo de la carne. Me volvieron a operar en 1988 y en 1990.
Mantener a la familia es lo primero, desde luego, pero tuvo valor de volver al mismo sitio.
Cuando estás postrado en una cama todo el día, tienes mucho tiempo para pensar en el fuuro, en cómo hacer las cosas. Cuando ves que el brazo, que al principio corría el riesgo de ser amputado, se va recuperando te decides a intentar volver a tu trabajo.
¿Pensaba en los terroristas que habían cometido la masacre?
Mi primera reflexión era que habían matado a 21 personas y había gente que estaba de acuerdo, que se alegraba. Pensaba «¡que mundo tan extraño!». Luego me di cuenta de que mucha foto de los políticos con las víctimas, mucha declaración, pero, cuando sales del hospital, nadie te espera para decirte qué has de hacer.
Eso le impulsó a organizar a las víctimas.
Sí. Cuando era estudiante fui delegado de clase, dirigía la revista del instituto... Ya me gustaba el merder de reclamar derechos.
Su hijo Joel tenía dos años y medio cuando sucedió el atentado. ¿Cómo reaccionó?
Como veía que yo no estaba en casa pensaba «ahora el papá soy yo». Dejaba al tete en la cuna y se iba a la cama de su madre porque «tengo que dormir e ir a trabajar al Hipercor. Ahora soy el jefe de la casa». Mi mujer, Esperanza, le decía: «Tranquilo, que aún te queda tiempo para tener que ir al trabajo». Mi mujer y yo nos conocimos cuando teníamos doce años. Fue un flechazo preadolescente y aún continuamos casados.
Con ‘Tete’, se refiere a su otro hijo, Nacor, entonces un bebé.
Sí. Le dejé el viernes 19 de junio (el día del atentado) encasa de mi suegra. Aún ni gateaba. Cuando salí del hospital ya caminaba y corría. Me perdí esos meses. Cosas de la vida.
Lo comentaba usted antes. Los políticos mucho figurar pero luego dejan abandonadas a las víctimas. Pasaba entonces y pasa ahora.
Absolutamente. Hace 30 años se hacían cosas mal y ahora se continúan haciendo mal. Es patético. Muchos políticos, salvo honrosas excepciones, sólo buscan la foto y el rendimiento electoral. Es una vergüenza que funcionen así. Además usan de forma partidista a las asociaciones de víctimas.
Especialmente el PP.
Montó ocho manifestaciones contra el Gobierno de Zapatero. «Las víctimas se manifiestan», decían. Y allí estaba la plana mayor del PP. Cuando Rafael Hernando (portavoz del PP en el Congreso) y la panda del PP dicen «nosotros respetamos las decisiones judiciales», recuerdo que, en la década de los 2000, cuando los jueces tenían, por obligación jurídica, que dejar salir de la cárcel a los terroristas, el PP se manifestaba en la calle. El PP no respeta nada.
Algunas asociaciones de víctimas están politizadas.
Es cuando menos extraño que la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo sea además diputada del Partido Popular.(Se refiere a María del Mar Blanco, hermana de Miguel Ángel Blanco, el concejal del PP en Ermua asesinado por ETA en 1997).
¿Qué opina de un posible acercamiento de los presos etarras a cárceles de Euskadi?
A esas familias que ahora exigen que los presos estén cerca de casa cuando sus hijos, ahora esos presos, estaban por toda España matando gente tanto les daba donde estuvieran.
¿Es comparable el sufrimiento de las víctimas de ETA o sus familias con el de los familiares de los presos de la banda?
No, no, no, no. Si mi hijo comete un delito tendrá que cumplir condena. No es cuestión de venganza sino de justicia.
¿Los presos han de estar cerca de sus familias?
Que lo estén. No me importa. Pero quejas las justas y nada de comparar el dolor.
Los obispos vascos también han hecho un comunicado denunciando las «complicidades»que tuvieron en su día con el entorno de la banda terrorista.
Sí, claro. A buenas horas, mangas verdes. Es positivo, claro, ¿pero han tenido que esperar a que ETA diga ‘basta’,para decir ellos también ‘basta’? ¿Por qué el clero vasco no lo hizo antes? No cuadra, pero bienvenido sea.
El entorno de ETA y los etarras han denunciado torturas.
Que las denuncien, que se investigue. Faltaría más. Pero seamos sinceros. Si el jueves 18 de junio de 1987 hubiesen detenido a los miembros de ETA que preparaban el coche bomba en Barcelona, les hubiesen dado cuatro hostias, hubiesen cantado y se hubiera evitado el atentado de Hipercor con 21 muertos, ¿alguien estaría en contra de esas cuatro hostias?
¿ETA se ha rendido?
No se puede emplear el término rendición porque no ha sido una guerra. Lo que queda claro es que ETA no ha conseguido nada de lo que exigía. Y tiene topos hasta en la casa del vecino. Antes era una banda y ahora son cuatro desgraciados. No utilicemos terminología militar. Lo importante es que nadie más sufrirá por ETA.
Por desgracia, el terrorismo sigue con los yihadistas. Usted se dedica ahora a ayudar a las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils.
Sí. No se ha mejorado nada pese a tantos años de experiencia con el terrorismo. Hemos tenido que organizar una unidad de atención y valoración a los afectados por el terrorismo. Les acompañamos al médico o a los tribunales.
Conoce personalmente a Pilar Manjón, que se convirtió en símbolo de las víctimas de los atentados del 11-M de 2004.
Sí. Cuando viene a Catalunya se encuentra muy a gusto y en Tarragona aún más.
Manjón asegura que las víctimas de Barcelona y Cambrils están «abandonadas».
Desde luego. Un ejemplo: la hija de una víctima italiana de las Ramblas lleva ocho meses esperando que el Ministerio del Interior le envíe un simple certificado de defunción.


La crítica
“No puedes poner ala misma altura matara 21 personas que cortar una carretera”
«La confrontación social en Catalunya que algunos están vendiendo es mentira. Estoy todo el día en la calle. Aquí se puede hablar. No exigimos las cosas por las buenas o por las malas. Los catalanes somos diferentes», asegura Manrique, al que enfurece que comparen el terrorismo de ETA con las acciones de los Comitès de Defensa de la República (CDR).

Manrique resultó herido en el atentado de Hipercor, en el que murieron 21 personas. Siempre ha denunciado la utilización política de las víctimas, especialmente por el PP a partir del año 2000, cuando gobernaba Aznar. Con un lenguaje contundente, critica a los familiares de los etarras y al clero vasco y a los que comparan la situación de Euskadi y Catalunya. «¿Qué preferimos? ¿Qué levanten las barreras de los peajes y corten una carretera o que pongan una bomba en un supermercado? ¿Si los pensionistas o unos vecinos que protestan cortan una calle también son terroristas? Los mineros lanzaban rodamientos de acero a la policía. ¿Eran terroristas?», se pregunta. Y concluye: «No puedes poner a la misma altura matar a 21 personas que levantar la barrera de un peaje o cortar una carretera».

Opinión:

Para empezar, agradecer a los amigos de Diari de Tarragona su confianza y su colaboración para poder aportar los comentarios de diferentes víctimas en este excelente reportaje especial. Un reportaje que muestra, una vez mas, como diferentes víctimas podemos pensar de maneras muy diferentes o muy similares, por lo que siempre hay que respetar la pluralidad ideológica.
Por otro lado, un honor “compartir” reportaje con víctimas a las que conozco desde el día de su atentado… Juan José, Eliana e Irene… con quienes he compartido tantos momentos en diferentes ámbitos, siempre con la mejor intención de ayudar en lo posible… momentos que todavía continúan ahora pese al tiempo transcurrido y a los cambios que la vida nos va trayendo.
No tengo el placer de conocer a Amelia de Querol, pero espero hacerlo muy pronto.


29 abril 2018 (3) El País

29 abril 2018 



El declive de ETA en diez hitos

La banda anunciará su disolución la próxima semana en Francia. Con este motivo, EL PAÍS publica una serie de reportajes dedicados a recordar las cinco décadas de horror terrorista que pusieron a prueba a la sociedad española
ETA ha sido la lacra heredada del franquismo que más ha durado. Aunque nació en 1959, cometió su primer asesinato en los estertores de la dictadura, en 1968, sólo siete años antes de la muerte de Franco. Y si bien asesinó al heredero del dictador, el almirante Carrero Blanco, no fue una organización antifranquista: el 93% de sus 829 asesinatos los cometió tras la muerte de Franco. Peor aún. ETA pretendió desestabilizar la democracia española y el autogobierno vasco para imponer su proyecto totalitario. Concentró el mayor número de asesinatos en los años más difíciles de la Transición. En 1978, el año de aprobación de la Constitución, asesinó a 65 personas; en 1979, el del referéndum del Estatuto, a 86; en 1980, el de la constitución del primer Gobierno vasco tras la Guerra Civil, a 93, su récord. Nunca en su historia alcanzó cifras similares. Solo en 1991, el año anterior a la celebración de los Juegos Olímpicos en Barcelona, tuvo un repunte: 46 asesinatos.
ETA estaba condenada a desaparecer cuando decidió, tras beneficiarse de la amnistía de 1977, mantener el terrorismo contra la democracia reinstaurada en España. Su declive fue lento porque se benefició de la dictadura franquista que, en sus últimos coletazos, golpeó indiscriminadamente a la sociedad vasca en una respuesta ciega a una banda cuya osadía gozó de simpatías generales. Se benefició también del retraso de las fuerzas de seguridad en adaptarse a la democracia. Y, hasta mediados los años ochenta, de la “guerra sucia” (Batallón Vasco Español, GAL, etc.). No obstante, su declive fue inexorable desde 1981. Las cifras son claras. Ese año, ETA asesinó a 32 personas mientras el anterior había matado a 93. La clave de ese primer bajón radica en que ETA político-militar (pm) —una de las organizaciones terroristas junto con ETA militar (m) y los comandos autónomos— declaró una tregua y abandonó el terrorismo. Ahí empezó su pérdida progresiva de apoyo, no exenta de altibajos, que puede resumirse en 10 hitos.
Disolución de ETA político-militar (1982). La aprobación del Estatuto, en octubre de 1979, y el intento de golpe del 23-F abrieron una crisis en ETA pm. Euskadiko Ezkerra, partido vinculado a esta organización armada, estaba comprometido con el Estatuto. El 23-F confirmó la tesis de sus líderes, Juan María Bandrés y Mario Onaindia, de que los golpistas utilizaban el terrorismo para desestabilizar la democracia. Onaindia se esforzó, tras la intentona golpista de 1981, en convencer a los líderes de ETA pm de su disolución. Lo logró en septiembre de 1982. Acordó con el Gobierno de UCD paz por presos. En tres años fueron excarcelados todos los poli-milis y regresaron sus exiliados. La disolución de ETA pm fue un hito e implicó, por vez primera, el reconocimiento del mundo de ETA de la democracia y el autogobierno. Supuso, también, una drástica caída de los asesinatos.
Asesinato de Yoyes (1986). El asesinato en septiembre de 1986 de Dolores González, Yoyes, por ETA militar por abandonar el terrorismo y regresar a Euskadi, tras haber sido dirigente de la banda, tuvo un enorme impacto social. ETA militar estaba atemorizada por el abandono de miembros y empezó con una campaña contra los “traidores polimilis”. Al no conseguir atajar la crisis, en 1984 mató a un militante reinsertado, Mikel Solaun, y dos años después a Yoyes. El atentado de Yoyes reveló que el totalitarismo etarra no respetaba siquiera a quienes habían sido de los suyos. El investigador Gurutz Jáuregui fija en el asesinato de Yoyes el inicio del “rechazo implícito” de una mayoría vasca a ETA.
La incautación de los archivos de ETA en Sokoa (1986). La incautación de los archivos de ETA en la empresa Sokoa, en Hendaya (Francia), en noviembre de 1986, fue un hito en la colaboración de las policías francesa y española, iniciada en diciembre de 1983, con François Mitterrand y Felipe González. Francia intensificó las expulsiones de etarras e inició las extradiciones a España. Pero el gran salto fue la incautación de dichos archivos que facilitó a las fuerzas de seguridad, por vez primera, información clave sobre el funcionamiento de ETA. En septiembre de 1987, la detención del responsable del aparato militar, Santi Potros, en Anglet (Francia), y la documentación intervenida acarreó la mayor redada de la historia de ETA: un centenar de etarras en Francia y otro en España.
Atentado de Hipercor y Pacto de Ajuria Enea (1987-1988). ETA disminuye su capacidad operativa y recurre al coche-bomba. En junio de 1987 estalló uno en el Hipercor de Barcelona, dejando 21 muertos y 45 heridos. Fue el mayor asesinato de la banda y su indiscriminación aumentó la consternación. Tanta que, por vez primera, todos los partidos vascos, nacionalistas y no nacionalistas, superaron sus diferencias y acordaron negar a ETA capacidad para negociar políticamente con el Gobierno y legitimaron a las fuerzas de seguridad para combatirla. Fue el Pacto de Ajuria Enea. La unidad estimuló la movilización unitaria contra ETA y comenzó el aislamiento de HB.
Ruptura de las conversaciones de Argel (1989). Francia presionaba a España para que acabara con el terrorismo de ETA por la vía negociada. El Pacto de Ajuria Enea permitía al Gobierno un acuerdo de paz por presos. En enero de 1989, Felipe González envió una representación a Argel para negociar con la banda terrorista. A los dos meses fracasó por la pretensión de ETA de tratar asuntos políticos. La banda no midió las consecuencias. Los etarras fueron expulsados de Argelia, y Francia dio otro salto en la colaboración con España al permitir la presencia de policías españoles en suelo francés. También tuvo consecuencias para la banda terrorista. Un sector —Antxón Etxebeste y Joseba Urrusolo— discrepó de la ruptura de la negociación.
Detención de la cúpula de ETA en Bidart (1992). La detención de la cúpula de ETA en Bidart (Francia) en marzo de 1992 marca otro hito. Fue la primera vez que se detenía a su dirección, lo que revelaba su vulnerabilidad y el avance de las fuerzas de seguridad. ETA desde entonces no fue la misma. Necesitó varios años para reorganizarse y, cuando lo hizo, no recuperó su ritmo anterior: en los años posteriores a 1992 y hasta su cese definitivo en 2011, la cifra de asesinatos bajó a mínimos: 15 entre 1995 y 2001 y tres en 2003. La excepción fueron los 23 asesinatos de 2000 debido a que ETA repuntó aprovechando la tregua de 1998-99.
Asesinato de Miguel Angel Blanco (1997). Tras la detención de la cúpula de ETA, Mikel Antza se erige en jefe político. Consciente de la creciente debilidad de ETA, sustituye el coche-bomba por la kale borroka, la actuación pandillera de alevines etarras. E impulsa la “estrategia de socialización del sufrimiento”, una persecución étnica contra representantes del constitucionalismo en Euskadi para forzar al Gobierno a negociar. La inicia en 1995 con el asesinato de Gregorio Ordóñez, edil donostiarra por el PP. La ira social estalló con el secuestro y asesinato del concejal del PP de Ermua Miguel Angel Blanco, en julio de 1997. Provocó las mayores manifestaciones sociales contra ETA en su historia.
Pacto Antiterrorista y Ley de Partidos (2000-2001). Tras el levantamiento de Ermua, ETA y Batasuna se asustan e inician un acercamiento al PNV, que se plasma en el Pacto de Lizarra, en septiembre de 1998, que comprometía a todos los partidos nacionalistas a avanzar hacia la soberanía mientras ETA declaraba una tregua. El PP y el PSOE, excluidos, acuerdan un Pacto Antiterrorista, en 2000, como réplica mientras el lehendakari Ibarretxe, del PNV, mantiene el apoyo de Batasuna, pese a la ruptura de la tregua. El Pacto de Lizarra fue un retroceso. Pero el Pacto Antiterrorista acarreó la Ley de Partidos, que ilegalizó a Batasuna, en 2002.
Ruptura de la tregua con el atentado de Barajas (2006). Tras el fracaso del Pacto de Lizarra y su ilegalización, Batasuna intenta un tercer proceso de diálogo, esta vez con el Gobierno de Zapatero, que gana las elecciones en abril de 2004. Arnaldo Otegi, de Batasuna, y Jesús Eguiguren, del PSE, diseñan una mesa negociadora entre el Gobierno y ETA, de paz por presos. ETA declara una tregua en marzo de 2006 y la rompe en diciembre, con un atentado en Barajas, al no resignarse a ceder a Batasuna la negociación política. El atentado deja a Batasuna en una situación crítica. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, emplaza al partido a elegir entre convencer a ETA o romper con ella si quiere sobrevivir como partido. Tarda cinco años en lograrlo.
Cese definitivo del terrorismo (2011). Cuando ETA cesó definitivamente el terrorismo, en octubre de 2011, estaba ya muy debilitada. El jefe de Información de la Guardia Civil, Pablo Martín Alonso, dice que tenía tan sólo medio centenar de militantes. Habían sido detenidos sus principales dirigentes de manera continua desde 2004. En siete años cayeron tres cúpulas políticas y cuatro militares. Batasuna estaba ilegalizada y deseosa de que acabara el terrorismo. Una encuesta de 2007 del Euskobarómetro señalaba que el apoyo total a ETA desde la izquierdaabertzale había bajado de un 20% a un 2%. Batasuna, en su afán de supervivencia, convence a la banda para poner el punto final.


29 abril 2018 (2) Diario vasco (opinión)

29 abril 2018 



Juan Ignacio Zoido: «Pese a la disolución, los presos tendrán que colaborar con la Justicia para tener beneficios»

Ni un solo guiño, gesto u ofrecimiento a la banda terrorista. La disolución de ETA no va a cambiar nada. Ni en la lucha antiterrorista ni en la política penitenciaria. Juan Ignacio Zoido lo deja claro. El sábado 5 de mayo, el día después de que se escenifique en Kanbo el fin de la banda, las fuerzas de seguridad del Estado seguirán con las mismas órdenes: detener al puñado de activistas que aun siguen en libertad. El ministro avanza que solo la colaboración con la justicia y el perdón individual podrían abrir las puertas a beneficios penitenciarios. La obsesión del ministro, también en esta fase, serán las víctimas.
-¿Qué espera que suceda el próximo 4 de mayo, fecha en la que la banda ha anunciado su disolución?
-ETA está terminada, está derrotada. Lo único que espero del próximo 4 de mayo, si las cosas suceden como se espera que sucedan, es que las Fuerzas de Seguridad del Estado verifiquen y certifiquen que ETA ha desaparecido. Y a partir de ese día la Policía y la Guardia Civil van a seguir haciendo lo que han hecho hasta ahora: perseguir a los terroristas.
-¿Ni siquiera acepta la credibilidad de la declaración?
-Yo creo que las palabras de los terroristas no tienen ningún valor. Esta semana se han entregado armas y hace poco se descubrió un zulo. Estas son pruebas suficientes de que teníamos razón los que decíamos que la entrega de las armas fue un fracaso, una mera escenificación. Además de la entrega, tienen que disolverse, pedir perdón, arrepentirse, pagar las deudas con las víctimas y colaborar con la justicia para el esclarecimiento de todos los hechos que puedan conocer. Sin todos estos requisitos no es aceptable ningún final de ETA.
-¿Cómo cree que ha llegado la banda terrorista a la decisión de disolverse?
-La decisión es la asunción de una derrota definitiva. Han tardado más de seis años en reconocerlo pero cuando se dijo que ETA estaba derrotada policial y políticamente era verdad. Asumen que no han conseguido ninguno de los logros que se habían marcado y que es inviable continuar en la vía terrorista. No tienen otra opción que poner fin a la locura desenfrenada que han llevado durante décadas, llevando dolor a miles de víctimas. Durante sus últimos años ETA ha sido una sigla hueca en franca descomposición. Lo que hacen ahora es asumirlo. Pero formalmente estaban derrotados hace un tiempo.
-¿Qué le pareció la petición de perdón de ETA?
-Es indignante. No pueden dividir a las víctimas en categorías. Lo dicho por ETA son palabras que llegan mal y tarde. Repartir culpas y justificar sus crímenes no parecen los mejores elementos para demostrar arrepentimiento. Así lo han entendido muchas víctimas y es muy comprensible. Faltaron el respeto a las víctimas.

«Fracaso y derrota»

-La política penitenciaria puede cambiar. ¿Los gestos que se han dado no son suficientes?
-ETA eligió libremente el asesinato y la coacción. Asumirlo públicamente tras 60 años refleja en buena medida su fracaso y su derrota. Pero nada más. Nada les daremos los demócratas a ETA por reconocer su maldad y desaparecer. Lo que queda de ETA podrá hacer gestos pero no pueden cambiar la realidad. Y la realidad pasa por que los delitos que se han cometido son perseguibles y penalmente no va a haber impunidad ni un tratamiento especial. Tras el final de ETA se aplicará la ley.
-¿Pero no se contempla ni un solo movimiento?
-En España está contemplada la reinserción. Pero el primer paso para reinsertarse es querer hacerlo. Y no basta con firmar un mero papel. Cada preso debe dar la cara. Tienen que romper con ETA, mostrar su arrepentimiento, pedir perdón y colaborar con la justicia. Se trata de un proceso individual y no de rellenar un formulario. Y tiene que mantenerse en el tiempo y demostrarse que está colaborando con la Justicia. Eso es lo que exige la ley.
-ETA sí que ha abandonado la reclamación de la amnistía y ha permitido que sus presos se acojan a beneficios penitenciarios.
-Este tema es residual. Las cifras dan cuenta de que apenas hay cambios. De primer a segundo grado han pasado solo seis presos y de segundo a tercer grado, otros seis. Estamos hablando, en cualquier caso, de una situación revisable que puede volver a atrás.
-¿El PNV ha pedido el acercamiento de los presos en sus contactos con el Gobierno?
-No. Jamás. No deben de confundirse las relaciones institucionales. Como ministro del Interior no tengo ninguna duda de que la lealtad de los acuerdos que se puedan alcanzar con el PNV no está afectada por otras cuestiones. Tenemos acuerdos con el Ayuntamiento de Vitoria en la mejora de las condiciones exteriores del Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo o para dar una solución a la prisión de Martutene. Estos temas no tienen una injerencia de los presos.
-¿Y no han hablado de la transferencia de la competencia de prisiones?
-Hoy por hoy no es una prioridad.
-¿Ha hablado con sus homólogos franceses a la hora de coordinar la reacción a la disolución? Ellos sí han acercado presos al País Vasco.
-La coordinación con Francia es magnífica. El Gobierno respeta las decisiones que pueda tomar un país soberano en aplicación de su propia legislación, que es muy distinta a la española. Las autoridades francesas están tomando decisiones en base a su normativa, que les obliga, y lo hacen analizando caso por caso, sin que responda a un criterio colectivo ni a transacciones, como quieren hacernos creer algunos de forma interesada y falseada. Por otro lado, son decisiones que afectan a presos que están en la última parte de su condena y sin participación directa en asesinatos.
-Pero sí da la sensación de que Francia tiene su propia agenda sobre la cuestión de ETA.
- Algunos quisieron generar un interesado y falaz escenario de traslados colectivos en Francia que no se corresponde con la realidad y que solo beneficia a aquellos que pretenden maquillar su derrota.
-¿El final de ETA supondrá algún cambio en la presencia de las Fuerzas de Seguridad del Estado en Euskadi?
-La Guardia Civil y la Policía Nacional tienen importantes misiones que cumplir en todo el territorio nacional, también en el País Vasco. Y su despliegue será el adecuado a las necesidades en cada momento, siempre desde un criterio técnico. Ahora que hemos derrotado a ETA no vamos a ceder en una de sus máximas aspiraciones. Ni la Guardia Civil ni la Policía Nacional van a ser nunca expulsadas del País Vasco.
-ETA echa el cierre pero quedan aun más de 300 casos sin revolver.
-Es algo que nos preocupa mucho. Son muchas víctimas las que están pendientes de qué es lo que sucedió, de qué paso. Si el dolor de la pérdida de un ser querido es difícil de superar, cuando no ha sido resuelto, tiene un plus de dolor para la familia. Por eso la Policía y la Guardia Civil siguen trabajando para esclarecer los hechos por resolver. Hay agentes que se dedican a ello en exclusiva y ya han conseguido resultados. Vamos a seguir trabajando y buscando a los huidos para que respondan por sus crímenes. Vamos a tener tolerancia cero con los huidos.

Víctimas en la aulas

-¿Cuál va a ser la aportación del Ministerio del Interior en este periodo final de ETA?
-Sobre todo que el relato sea verdadero. No caben equidistancias ni hablar de un conflicto. La prioridad va a seguir siendo luchar por la memoria, la verdad, la dignidad y la justicia. Nosotros vamos a velar por ese relato y lo vamos a llevar a las aulas. Debe haber asignaturas que traten de verdad cómo ha sido la actividad de ETA. Y tenemos que llevar el testimonio de las víctimas a las aulas. El ministerio va a realizar una apuesta muy firme en esa línea.
-Desde algunos sectores se ha puesto en cuestión la acusación de terrorismo a los ocho jóvenes en el caso de Alsasua. ¿Cree que es la calificación más adecuada para estos hechos?
-No me corresponde a mí valorar lo que está ocurriendo en el juicio que se está desarrollando en la Audiencia Nacional. Lo que sí puedo decir es que son agresiones injustificables que ponen de manifiesto que, desgraciadamente, todavía quedan rescoldos violentos en algunos puntos del País Vasco y de Navarra.
-Ha echado en falta gestos de solidaridad del Gobierno Vasco y del navarro con los guardias civiles atacados en Alsasua?
-Cada uno es responsable de sus propios actos. Todas las fuerzas democráticas están en contra de la violencia.
-¿Esta calificación de algunos actos como terrorismo, como la que se ha realizado contra los Comités de Defensa de la República en Cataluña, no resulta extraña si se compara con lo que sucedió en Euskadi?
-Terrorismo era también la kale borroka. A partir de ahí corresponde a los jueces la calificación de los delitos. Pero no confundamos los planos, no confundamos calificación con gravedad, porque la violencia de los CDR ha sido muy grave en algunos casos y forma parte de una estrategia.
-¿Le preocupa la situación de las Fuerzas de Seguridad del Estado en Cataluña?
-Lamentablemente en Cataluña vivimos algunos comportamientos de odio intolerables. La actuación de algunos profesores radicalizados con los hijos de guardias civiles es el paradigma más vil de ese odio sin límites. No lo podemos consentir y no vamos a hacerlo.
-¿Qué autocrítica hace de la actitud del Estado tras medio siglo de terrorismo?
-Lo peor que se hizo fue no estar cerca de las víctimas, no atenderlas ni dignificarlas como se merecían, especialmente durante los primeros años en los que se cosificaban, se ocultaban. Toca ponerlas en el centro del relato y eso estamos haciendo.


Opinión:

“Sobre todo que el relato sea verdadero”… esa es la intención del ministro cuando se le pregunta sobre el proyecto de explicación del terrorismo en las aulas. Pues ojalá sea así y que quien aporte los relatos también sean personas que puedan demostrar que sus relatos son verdaderos… porque sino correrán el riesgo de que haya estudiantes inteligentes que vayan acompañados de las sentencias correspondientes y dejen al descubierto las mentiras y los inventos de algun@s.
En cuanto a lo que marca el titular pese a la disolución, los presos tendrán que colaborar con la Justicia para tener beneficios”, creo que la obtención de beneficios no está regulada en la legislación actual, con lo que si se ofrecen beneficios penitenciarios a quien colabore con la justicia se podría estar incurriendo en algún tipo de mala interpretación de la propia ley.
Me gustaría que alguna asociación o fundación dijera algo al respecto….