jueves, 11 de mayo de 2023

10 mayo 2023 (3) La Vanguardia (opinión)

 10 mayo 2023 



 

Lorenzo Silva: "Los asesinatos del GAL han sido el banderín moral del terrorismo vasco durante décadas"

El escritor publica 'Púa', una novela sobre el terrorismo de Estado, que cree que siempre acaba en derrota

 

El terrorismo de Estado, con sus torturas, engaños, muertes y, también, con sus decisiones políticas, narrado por Lorenzo Silva. Pero no el terrorismo de los GAL y el señor X, o no sólo el terrorismo de los GAL. Silva (Madrid, 1966) publica Púa (Destino), una novela que no ambienta en un lugar y un tiempo concreto porque quería que la historia trascendiera y se pudiera leer en otros países donde ha sucedido lo mismo. Un terrorismo de Estado que advierte además que es "un mal innecesario" porque sea el País Vasco o la guerra sucia de Francia en Argelia sólo tiene efectos a corto plazo. Y, a largo, suelen ser graves fracasos.

"Habrá quien responderá que es un mal necesario, e incluso un premio Nobel de la Paz ha ordenado varios asesinatos extrajudiciales con daños colaterales que han alcanzado a mujeres y niños: Barack Obama, que ha autorizado personalmente no pocas acciones de este tipo. Y el general Massu en su lucha contra el FLN en Argelia reconoció haberse saltado la ley francesa con franceses, porque Argelia era Francia, y nunca se arrepintió de ello. Pero -reflexiona el autor de La flaqueza del bolchevique- me cuesta encontrar una guerra sucia que más allá de una escaramuza no se convierta en derrota".

En ese sentido, recuerda que "Argelia nunca ha tenido relaciones normales con Francia" y que "el abogado  de Klaus Barbie cuando le juzgaban por crímenes de guerra bajo el nazismo acabó utilizando en su defensa la guerra sucia francesa contra los argelinos". Y en España cree que "tras tres o cuatro años de guerra sucia contra ETA, la democracia española quedó desacreditada de manera irreversible ante cientos de miles de ciudadanos vascos, sensibles al aprovechamiento de los terroristas. Los asesinatos del GAL han sido el banderín moral del terrorismo vasco durante décadas, y lo siguen siendo todavía hoy. Si se menciona un asesinato de ETA, responden con tres del GAL para compensar. Por no decir que acabó con un ministro de España en prisión". 

En ese sentido, razona que los GAL desde el punto de vista operativo fueron "desastrosos", con ejecuciones chapuceras y, sobre todo, que "no se produjo asunción de responsabilidades, el Estado de derecho funcionó pero condenando a peones y ejecutores, no ha habido asunción de responsabilidad genérica, ni política". Aunque no le tiene especial aprecio, recuerda que Margaret Thatcher sí reconoció que ella había dado la orden a las SAS de matar a varios miembros del IRA en Gibraltar".

Y se pregunta en qué medida los GAL fueron fue determinantes para acabar con el terrorismo de ETA. Su repuesta: "Muy pequeña. Su derrota llegó por otros procedimientos en los noventa, que pasaban por el cumplimiento de la ley, más laborioso", subraya el creador de los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro, que esta vez ha optado por un protagonista, Púa, que formó parte durante años de La Compañía. Un grupo al margen de los cuerpos de seguridad del Estado que llevó a cabo una guerra sucia contra la organización terrorista que acabó con la vida de su hermano. Un hombre a quien, años después, retirado como librero de viejo,  el pasado se le presenta en forma de llamada de un antiguo compañero cuya hija está en peligro.

"Es un libro -destaca Silva- que habla sobre todo de un conflicto moral en el que se ven envueltas las personas y las sociedades y que se sitúa en el límite, el extremo. Púa lo dice en la primera línea de la novela: 'Soy una mala persona'. Ha tomado ciertas decisiones que han traspasado la línea de la moralidad y de la humanidad, convirtiéndose en alguien dañino para sus semejantes. Y quería abordar la acción en dos planos: por un lado, qué sucede en la sociedad, cuál es el fenómeno moral, colectivo, cuando alguien que tiene responsabilidad toma la decisión de validar que servidores del estado infrinjan sus propias leyes; pero, sobre todo, qué sucede en las personas que se convierten en el instrumento humano. Está más centrada en los peones que los cerebros”.

Y reflexiona que su personaje "tortura, mata, miente, apunta personas para que las maten. Pero es un personaje con conciencia, no un psicópata". "Me interesaba el viaje a esa psicología individual de alguien que no es un canalla, le llaman Púa por inteligente, tiene capacidad de ver y entender lo que está haciendo".

Unos personajes que nacen de testimonios que ha recabado estos años para otros libros y que "no podía reflejar de manera directa pero que en algún momento debía reflejar en una ficción literaria, no tanto del lado de los hechos como de las sensaciones". Gente que ha torturado o ha sido torturada, detenidos, "testimonios que me daban material que iban más allá de las historias particulares y que me permitían mostrar la humanidad en el límite", reflexiona.

Y dice que "muchas de estas personas no eran indiferentes moralmente a lo que habían vivido y hecho. No he conseguido hablar con ningún torturador que se jactara de haber torturado, ni gente que haya matado en combate y presuma de ello, que lo vea como algo de lo que enorgullecerse, a diferencia de Francotirador, la novela que inspiró la película de Clint Eastwood. Sí hay miembros de ETA que no sólo se arrepienten sino que sacan pecho de lo que han hecho, pero no me interesan, son un personaje de textura moral débil. Me interesa el que ha cruzado la raya y su tejido moral se ve desgarrado".

Y concluye que, "con el estímulo suficiente, todos somos una mala persona, siento perturbar a quien se sienta angelical, pero todos tenemos un bicho rabioso dentro, la mayoría no lo soltamos jamás, o muy comedidamente cuando nos golpean por detrás el coche. Pero lo que necesitas es un estímulo".

 

Opinión:

 

Vaya por delante que, al leer la palabra “PUA” me ha venido a la mente unas siglas que, allá a mediados de los años noventa, me molestaron lo suficiente como para tener que presentar una denuncia por amenazas. Eran las siglas de “Plataforma Unitària d’Acció”, grupo que, por suerte, no llegaron a más… aunque me consta que les molestaba mi labor como delegado en Cataluña de la ANTIGUA AVT y la defensa de los derechos de las víctimas del terrorismo a las que entonces asistíamos.

Pero no, el tema no tiene nada que ver con aquellas siglas que desaparecieron con la misma rapidez con la que nacieron. Esa palabra tiene relación con un libro recién presentado y que, oh casualidad, aparece cuando ya el terrorismo de bandas terroristas como ETA o el GAL ha desaparecido como lacra social y política.

Pues nada, habrá que leer el libro y ver qué información se puede extraer.

Y es evidente que se necesita un estímulo para sacar el “bicho rabioso”, pero entiendo que ese estímulo puede llevar a insultar o incluso darle una ostia a alguien pero jamás al asesinato ni a la tortura.

Repito, habrá que leerlo con mucho detenimiento.

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