martes, 7 de noviembre de 2023

02 noviembre 2023 Diario16

 

 

 

02 noviembre 2023 


 

Al terrorismo no se le vence bombardeando ciudades, sino con más medios, servicios de inteligencia y cooperación internacional

Israel continúa con su implacable operación de venganza y castigo contra el pueblo palestino. Más de ocho mil personas, muchos de ellos niños, han perecido bajo las bombas israelíes. La guerra contra Hamás ha matado ya a más menores que todos los conflictos mundiales en un año: las víctimas se elevan a 3.340 niños y adolescentes. ¿Es esta la manera de luchar contra el terrorismo? Evidentemente no. Y esa es una lección que el mundo debió haber aprendido tras los horrendos atentados del 11S. Estados Unidos, llevado por un líder incompetente como George Bush junior, decidió emprender una guerra contra el terrorismo global que en realidad fue una guerra como cualquier otra. Desde entonces, países como Afganistán, Irak o Siria se encuentran en peor situación que la que vivían en 2001. Hay más fundamentalismo islámico, más odio a Occidente, más grupos terroristas e incluso más gente convencida de que debe empuñar las armas contra los infieles en nombre de Alá.

En el reciente informe Estrategia Nacional contra el Terrorismo, publicado por el Gobierno de España, se dan algunas de las claves para hacer frente a este fenómeno global. “Es exigible una continua actualización del Plan de Prevención y Protección Antiterrorista, no solo asegurando la permanente valoración de la amenaza, sino con un sistema eficiente de selección de objetivos a proteger y revisión de los sistemas de coordinación de información sobre estos, especialmente el Catálogo Nacional de lnfraestructuras Críticas. En la persecución se refuerza la capacidad de obtención, análisis e integración de información e inteligencia contra el terrorismo y el extremismo violento, siendo otra de las bases transversales sobre las que se sustentan los cuatro pilares de actuación de esta Estrategia”. Es decir, contra esta lacra se lucha con más y mejor policía, con servicios de información eficaces, con colaboración nacional e internacional, con herramientas bancarias para asfixiar las fuentes de financiación de los grupos terroristas e invirtiendo medios humanos y materiales.

“Por lo tanto, la potenciación de los recursos humanos, materiales y técnicos de los órganos nacionales de seguridad e inteligencia y de los procedimientos en que estos se basan, además de la coordinación y la explotación de la inteligencia obtenida, resultan fundamentales”, asegura el informe. “También resulta prioritario potenciar el sistema de coordinación del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado de Ias investigaciones llevadas a cabo por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad contra el terrorismo y, en su caso, su conexión con el crimen organizado, así como contra el extremismo violento”. Desde este punto de vista la cooperación internacional resulta imprescindible. Pero sin duda se consigue más con intercambio de información que bombardeando hospitales, edificios y panaderías. Provocar daño y sufrimiento en la población civil solo sirve para alimentar la espiral de odio e incrementar el granero de potenciales terroristas. 

“Una comunicación interna que afirme la confianza de los ciudadanos en la acción del Estado frente a las amenazas del terrorismo y el extremismo violento y su propaganda. Hay que reforzar la participación ciudadana como sustento de la colaboración integral en materia de lucha contra el terrorismo y el extremismo violento. Para ello deben potenciarse el conocimiento y uso de los canales de comunicación incluidos, entre otros, el Centro de Coordinación de Información sobre Radicalización (CCIR) y los habilitados por los organismos de seguridad e inteligencia”, agrega el informe.

Desde este punto de vista, una comunicación externa que aborde la amenaza del terrorismo y del extremismo violento en el actual mundo globalizado, exige el apoyo y cooperación con los países de nuestro entorno y nuestros aliados. “La coordinación y sinergia con la UE, ONU, OTAN y otras organizaciones internacionales de seguridad y defensa o coaliciones en las que España participe, resultan fundamentales en todos los pilares y puede tener un importante impacto en el ámbito interior y en los espacios comunes globales”, concluye el dosier del Gobierno.

 

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