14 febrero 2025
La
verdad sobre el 17-A
"El
CNI tenía conocimiento de las intenciones que tenía el imán y permitieron que
viniera y nos comiera la cabeza. Lo digo ahora y no lo dije antes por temor a
represalias o que me pudiera perjudicar. Pero ya estoy condenado y no tengo
nada que perder". Estas terribles y gruesas palabras han sido pronunciadas
por Mohamed Houli Chemlal este jueves en la comisión parlamentaria que analiza
los atentados del 17 de agosto de 2017, en Barcelona y Cambrils, que se
saldaron con 16 víctimas mortales y más de 150 heridos, fruto de la acción de
un comando yihadista. Ocho de los terroristas captados por el imán de Ripoll,
Abdelbaki Es Satty, también de nacionalidad marroquí, y cabecilla de la célula,
también murieron. ¿Pero quién es Mohamed Houli Chemlal? Es el terrorista
condenado en 2021 por la Audiencia Nacional a 43 años de cárcel por los delitos
de pertenencia a organización terrorista; tenencia, depósito y fabricación de
sustancia o aparatos explosivos e inflamables, y estragos en tentativa de
carácter terrorista, con 29 delitos de lesiones por imprudencia grave. Es el
único yihadista superviviente de la explosión de la casa de Alcanar la víspera
de los atentados.
Es
obvio que Chemlal, que cumple condena en la prisión de Córdoba, es la única
persona viva del comando terrorista desplazado a Alcanar que era conocedor de
información sensible. No consta que haya sido forzado a efectuar esta
declaración y creo que es descartable del todo que hayan sido los
independentistas los que hayan hecho presión alguna con el marroquí. ¿Hay que
dar por buena toda su versión? Quizás no. Pero lo que seguro que no hay que
hacer es orillarla y descartarla. Máxime cuando siempre ha planeado sobre los
atentados de agosto de 2017 la sospecha de que, pese a que el juicio quiso
poner punto y final a la información de la matanza y la participación de Es
Satty, aún había zonas oscuras sobre el imán de Ripoll y sus vinculaciones con
el CNI. El Centro Nacional de Inteligencia aportó, con muchas resistencias,
después de no pocos avisos, una documentación desclasificada por el Gobierno
sobre los atentados. Era claramente insuficiente y, en realidad, sirvió para
muy poco. Tampoco se esperaba una actitud menos obstruccionista, pero ello ha
tenido una consecuencia inevitable: ¿qué es lo que no sabemos?, ¿qué pretende
ocultar el CNI?
Por
eso, Junts per Catalunya quiere que el Congreso pida al CNI más documentos
sobre su relación con el imán de Ripoll fuera de la cárcel y también reclama el
registro de llamadas del móvil que le facilitaron los servicios secretos en
2014. Así, reclama que se hagan públicos datos sobre el seguimiento que los
servicios de inteligencia o de seguridad hicieron de Es Satty tras su salida de
la cárcel de Castellón y hasta cuando duraron exactamente. Por otro lado,
también quieren saber qué informes tiene el CNI sobre la creación del buzón
muerto o correo electrónico que utilizaban para contactar con el imán y que, al
parecer, se activaba desde Ripoll y al que se accedió por última vez después de
la explosión de Alcanar. En este punto también entran las declaraciones del
excomisario José Manuel Villarejo, quien asegura que en sus notas de
inteligencia alertaba de la radicalización del imán, algo que después nadie del
CNI ha confirmado, pero tampoco ha aportado documentación que lo niegue.
Más
de siete años después de los atentados existe, al menos, una declaración de un
terrorista juzgado, condenado y actualmente en prisión que corrobora que no es
ni mucho menos un disparate seguir tratando de saber la verdad sobre qué hubo
detrás de aquel terrible atentado. Como que, de ser cierto lo que afirma, es de
una enorme gravedad, ya que equivaldría a que el CNI sabía que el imán de
Ripoll iba a atentar, hay que ser cautos. Debería ser el gobierno socialista
—en aquel momento estaba el PP— el primer interesado en desclasificar todo lo
que tenga. Lo que se le solicite sobre el atentado y también lo que no se pida.
Hay muchas cosas en juego y del presidente Pedro Sánchez se espera que instruya
a su ministra de Defensa, Margarita Robles, que tampoco lo pondrá fácil. No se
trata de ver conspiraciones por todos sitios pero tampoco de chuparse el dedo y
descalificar una declaración por el simple hecho de que la realiza uno de los
terroristas. Porque aquí algunos ya nos afeitamos hace muchos años.

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