lunes, 8 de febrero de 2021

08 febrero 2021 La Vanguardia (opinión)

08 febrero 2021 LV

 


Las series miran el terrorismo a la cara

Cinco propuestas entre Netflix, Filmin, HBO y Movistar+

El terrorismo es una temática que a menudo aparece en la ficción como herramienta para crear tensión y adentrarse en el thriller. El comentario político puede estar allí o no, en función del talento y los intereses de los guionistas. Pero estas últimas temporadas la televisión se está desmarcando del retrato obvio para encarar la problemática internacional desde distintos prismas.

Hay ficciones que se toman la molestia en utilizar el terrorismo para reflexionar sobre los sistemas europeos incapaces de dar cobijo a minorías llegadas de otros países. Las hay que intentan colocarte en la piel de quienes sufrieron atentados cercanos. Hay versiones que humanizan a los simpatizantes de las causas terroristas al darse cuenta de que querían contribuir a la causa y han terminando siendo víctimas del sistema violento que creían defender. Y también hay visiones íntimas que quieren profundizar en el dolor.

He aquí propuestas estimulantes, todas ellas estrenadas entre 2020 y este inicio de 2021, que demuestran que la televisión no tiene miedo de mirar el terrorismo a la cara para que el espectador lo pueda entender, lo pueda vivir o simplemente para profundizar en las inesperadas consecuencias del odio.

Cuando el polvo se asienta (Filmin)

Esta ficción danesa no se centra en un atentado real sino que imagina el antes y el después de un atentado terrorista en un restaurante de Copenhage y la forma en la que afecta a ciudadanos normales y corrientes que acaban vinculados de una forma u otra a la masacre ejecutada por individuos que entran en el local y disparan a todos los presentes.

Las creadoras Ida Maria Rydén y Dorte Warnøe Høgh tienen un don: el de centrar los primeros episodios en presentar los personajes y sus conflictos personales antes del atentado y crear ocho retratos cercanos, comprensibles, que desarrollan una intimidad instantánea con el espectador.

¿Lo que viene después? Los episodios tejen un mural humano marcado por las coincidencias (una maniobra que se compra con los ojos cerrados por el tacto que demuestran en las interacciones de los personajes) y sobre todo dejan un episodio para el recuerdo: el del atentado se queda en la retina con la contundencia que debería. Una miniserie de 10 episodios que es imperdible por los personajes que conoces por el camino.

La unidad (Movistar+)

El terrorismo no acabó tras el atentado del 17 de agosto de 2017 en Barcelona como no había acabado tras el 11 de marzo de 2004 en Madrid. Sólo hace falta pasear por ciudades como estas y detectar a los cuerpos de policía armados hasta los dientes para entender cuando las alertas terroristas están más presentes.

Lo que hizo La unidad en Movistar era recordar el modus operandi de células fundamentalistas con la mentalidad directa y de entretenimiento de los thrillers internacionales (cabe recordar que por estos lares uno se tenía que conformar con El Príncipe, que distaba mucho de cumplir con ciertos estándares de calidad).

Y, por si hay personas que sufren al ver en pantalla hechos similares a los atentados más brutales de las últimas dos décadas, que mejor se alejen de la ficción: Dani de la Torre y María Nieto dirigieron un episodio traumático de tan impecable y duro que era que tiene la virtud de trasladarte al horror sin previo aviso y de forma visceral porque el terrorismo es ese terror que hace acto de presencia entre lo mundano.

22 de julio (Filmin)

Uno de los elementos interesantes de 22 de julio es que Sara Johnsen y Pål Sletaune son conscientes del material audiovisual relacionado con la masacre perpetrada en 2011 en Noruega por Anders Behring Breivik. Él es el terrorista de ultraderecha que en 2011 colocó artefactos explosivos en Oslo para distraer y así trasladarse al islote de Utøya para asesinar a las juventudes del Partido Laborista Noruego, cobrándose un total de 77 víctimas morales.

¿Y qué se proponen los creadores? Se oyen los disparos desde lejos porque lo importante es centrarse en el sistema del país, su incapacidad de evitar el ataque, los defectos detectados al responder a la masacre en un sano ejercicio de introspección y crítica a Noruega. Quien busque una forma de complementar el visionado, tiene la película 22 de julio de Paul Greengrass en Netflix, la inmersiva Utøya. 22 de julio de Erik Poppe en Movistar y el documental Reconstruyendo Utøya de Carl Javér en Filmin.

Kalifat (Netflix)

Pervin (Gizem Erdogan) vive en Siria con el marido del Estado Islámico, su hija recién nacida y la desilusión de tener una vida que no quería, una que no era la que le habían prometido cuando estaba en Suecia, su país. Salir de allí, sin embargo, no será fácil cuando el machismo y la opresión toman dimensiones estratosféricas en el Califato.

Una valiente propuesta de Wilhelm Behrman y Niklas Rockström, que se adentra en uno de los principales países europeos: la capacidad del terrorismo de infiltrarse en la mente de la ciudadanía hasta tal punto de irse a buscar el Estado Islámico y ceder la propia voluntad a las necesidades de la banda terrorista.

Patria (HBO España)

En ejercicios íntimos de terrorismo, no se puede pasar por alto la adaptación de la novela de Fernando Aramburu escrita por Aitor Gabilondo para televisión. Un retrato sobre el conflicto vasco con su ración de contras pero que marcó la actualidad seriéfila del pasado otoño, que tuvo en ETA un filón creativo: se puede complementar su visionado con La línea invisible (Movistar+) de Michel Gatzambide y Alejandro Hernández sobre los inicios de la banda.

Lo mejor de Patria son los actores: desde Elena Irureta como la viuda de un asesinado por ETA a Ane Gabarain como la madre de un miembro de la banda armada, a los maridos José Ramón Soroiz y Mikel Laskurain o Loreto Mauleón, Susana Abaitua, Eneko Sagardoy, Íñigo Aranbarri y Jon Olivares en la piel de los hijos. Ninguna pieza del reparto se tambalea.

Opinión:

Bueno, pues sí, pues vale, de acuerdo... pero sigo pensando que ahora es mucho más fácil hablar de terrorismo, ya sea del sufrido en territorio español o en territorio extranjero.

Claro. No lo olvidemos, la banda terrorista ETA ya no mata. Otra banda terrorista como Terra Lliure ya no existe. El GRAPO no se ha disuelto pero no parece de interés para nadie hablar sobre ellos, quizás porque uno de sus fundadores se pasea por los actos de un partido político de extrema derecha y es mejor no molestar...

Tampoco se dedica un solo  minuto a una película o un documental sobre el (según dicen) el peor atentado de la banda terrorista ETA. Quizás no sea demasiado adecuado recordar la relación entre Hipercor y El Corte Inglés: lo he vivido al presentar un libro en alguna conocida editorial.

Por todo ello, sinceramente, me gustaría que alguien hiciera una película sobre la novela “Intxaurrondo Blues” de Rafael Jiménez.

Pero no todo son críticas. Ahora que vuelve la serie “Cuéntame cómo pasó” quiero recordar el excelente trato recibido en el capítulo en el que aparecía el atentado en Hipercor. La enorme sensibilidad mostrada por los amigos de Ganga Producciones al contactar para consultar detalles antes de la grabación fue tan sorprendente como digna de agradecimiento.

 

 

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