03 marzo 2014 (02.03.14)
Cádiz. Según señala la UE , podría ser expulsado por motivos graves de seguridad pública
Una española al rescate del condenado del 11-M
El día 16, Rafa Zouhier quedará en libertad tras 10 años de cárcel
Su destino era la expulsión del país, pero Paloma la ha paralizado casándose con él
La misteriosa novia, profesora de informática, niega una boda de conveniencia
La ceremonia fue muy sobria, como corresponde a las bodas oficiadas en prisión. Sólo asistieron los novios -ella con un elegante vestido; él con cazadora de cuero y corbata-, dos testigos -ambos de parte de la novia- y un juez del Registro Civil de El Puerto de Santa María (Cádiz), quien apenas tardó unos minutos en declararlos marido y mujer. La simplicidad de la escena poco reflejaba la trascendencia que tendría después aquella ceremonia, celebrada en septiembre pasado, en la prisión gaditana del Puerto I.
El novio era el marroquí Rafa Zouhier, quien este 16 de marzo se convertirá en el primer condenado por el 11-M que abandona la cárcel tras haber cumplido la sentencia de 10 años. A la salida de prisión, a Zouhier le esperaba la expulsión inmediata del país, pero hace unas semanas se conoció su inesperado enlace con una española, acontecimiento que lo convertía en familiar de una ciudadana comunitaria, dándole el derecho a residir en España y anulando una expulsión que estaba dictada desde julio 2009.
El foco mediático se ha colocado así sobre la misteriosa novia anónima, la salvadora -al menos momentáneamente- de Zouhier, y a quien Crónica ha puesto nombre y cara. Paloma Álvarez, madrileña, profesora de informática, declina la invitación a hablar del asunto en estas páginas. Ni siquiera quiere contestar a las voces que la acusan de prestarse a un matrimonio de conveniencia, de participar en una farsa para beneficiar a Rafa Zouhier. Su respuesta a las insinuaciones quizás haya que buscarla en el mensaje de presentación que utiliza en Whatsapp, cargado de significado si se conoce su historia: «A quien juzgue mi camino, le presto mis zapatos», dice.
Zouhier, de 34 años, y Paloma, de 32 años, son viejos conocidos. Según ha podido saber Crónica, entablaron relación antes incluso de los atentados de Atocha, en las discotecas en las que Zouhier trabajaba como portero y que Paloma frecuentaba. No tuvieron mucho más contacto hasta que hace unos años ella decidió enviarle una carta a prisión, inaugurando un fructífero intercambio epistolar que desembocó en su primer vis-à-vis en la cárcel, el 1 de septiembre de 2012, un año antes de la boda.
Desde entonces, la joven no ha faltado a ninguna de estas citas íntimas -una al mes, según el reglamento carcelario- y envía el mayor número de cartas permitidas: dos a la semana. En algunas redes sociales se presenta como Hamama, que es su nombre traducido al árabe y, también, curiosamente, el título de un documental de escasa repercusión sobre las motivaciones de los islamistas que se inmolaron en el piso de Leganés tras el 11-M.
Madrileña de 32 años, fue candidata a una plaza en la secretaría del Congreso de los Diputados
No hay más indicios en la biografía de Paloma que apunten a un acercamiento al islam, como sí ha hecho su marido, que se ha aferrado al Corán en prisión y cumple con el precepto de rezar cinco veces al día, aunque evita relacionarse con los presos musulmanes más radicales. Educada en el colegio privado y religioso de Santa Ana y San Rafael, Paloma habla inglés, francés y portugués, se define en las redes sociales como una persona «muy trabajadora y con don de gentes», le gusta la cocina y bailar salsa y en 2008 llegó a presentarse a las pruebas para optar a una plaza como auxiliar de informática en la Secretaría General del Congreso de los Diputados.
Eso fue después de que echara el cierre al restaurante Juanes, en Boadilla del Monte (Madrid), negocio que regentaba junto a su novio de entonces, un colombiano de nombre Héctor, con el que mantuvo una relación muy tormentosa. La cosa acabó con el embargo hasta de las sillas y mesas de la terraza del local y una deuda de 20.000 euros en concepto de alquiler que nunca se ha saldado.
En algunas de sus fotografías colgadas en internet se ve a Paloma en el hotel madrileño Mayorazgo, de cuatro estrellas, brindando con champán con cinco amigas íntimas y bailando con los animadores de su despedida de soltera, celebrada bajo la temática «Casinos de los años 20». Era el 7 de septiembre de 2013. Unos días después, en un ambiente mucho menos lúdico, se convertiría formalmente en la señora de Zouhier, aunque Paloma venía presentándose como tal desde mucho antes.
«Soy la mujer de Rafa Zouhier», dijo hace un par de años, cuando llamó a la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) intentando un acercamiento entre su presidenta, Ángeles Pedraza, y su marido, y ofreciéndose a pasarse por la sede para hablar con sus responsables del caso. La asociación declinó su ofrecimiento y nunca han vuelto a saber de ella.
Por el orden público
El Real Decreto dice que un ciudadano de la UE y los miembros de su familia con derecho de residencia permanente en España sólo pueden ser expulsados, independientemente de su nacionalidad, «si existen motivos graves de orden público o seguridad pública». En la AVT creen que los hay de sobra: «La futura puesta en libertad, y posible residencia de Rafael Zouhier en territorio español puede suponer una grave situación de escándalo en la sociedad española pudiendo llegar a generar graves alteraciones del orden público», dice en el escrito en el que insiste en la expulsión.
Un nuevo expediente basado en estos términos está siendo tramitado por la Brigada de Extranjería de la Comisaría del Puerto de Santa María, localidad a la que pertenece la prisión donde está Zouhier, y el veredicto se conocerá en los próximos días. De ser favorable a la expulsión, como opinan varios abogados especialistas en extranjería consultados por Crónica, corresponderá a la Subdelegación del Gobierno en Cádiz dictar la orden definitiva.
Rafa Zouhier sabe que la decisión es inminente y por eso se le percibe anhelante e intranquilo estos días en prisión. Pese a estar casado con una española, sus antecedentes penales le impiden acceder a la nacionalidad española, por lo que ha solicitado el pasaporte marroquí en el consulado de la vecina Algeciras en previsión de que la expulsión se ejecute.
De ser así, ¿se atreverá a volver a su Casablanca natal, donde está señalado como chivato por haber sido confidente policial? ¿Y qué hará Paloma o Hamama, su esposa española? ¿Lo acompañará en el destierro demostrando a todos que sí se casó por amor?
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