viernes, 23 de marzo de 2018

23 marzo 2018 La Vanguardia (opinión)

23 marzo 2018 



Cuéntame coloca un Alcántara en el atentado del Hipercor en el final de temporada
La serie despide temporada con un homenaje a las víctimas del terrorismo

Tocar casos reales siempre puede levantar ampollas. El atentado del Hipercor de Barcelona, con sus 21 víctimas mortales y 45 personas heridas, se merecía mucho tacto por parte del equipo de guionistas de Joaquín Oristrell en Cuéntame cómo pasó. Pero su cóctel de tramas costumbristas y revisión histórica tuvo el tacto adecuado, incluso metiendo con pinzas a un Alcántara en el centro comercial del barrio de Sant Andreu.
El motivo por el que Inés había viajado a Barcelona era lo de menos (supuestamente el estreno de una obra de teatro). También era lo de menos que se mantuviera intacta su mala relación con Teresa, la abuela de Oriol, o que Marcos prefiriese dejar de tomar la medicación durante un día para poder satisfacer sexualmente a Inés. La duda era quiénes estarían dentro del Hipercor en ese fatídico día de junio y si saldrían vivos del atentado.
Los desafortunados han sido Oriol y Marcos, que estaban teniendo un momento muy entrañable mientras el hijo de Inés se probaba bañadores (“casi te quiero”, le dice Oriol a Marcos). Pero a diferencia de las personas heridas y asesinadas por ETA ese día, ellos salen sanos y salvos del centro comercial mientras todos los Alcántara intentan ponerse en contacto con ellos sin resultados desde Madrid.
Ayuda que Toni esté en los informativos de Rtve. Permite obtener una visión un poquito más amplia del que era el mayor atentado terrorista de la historia de España hasta que Al Qaeda atentó en Madrid en marzo de 2004. No solamente se cubre la ansiedad de los Alcántara sino también las vivencias de los periodistas y la principal pregunta que se hicieron ese día. ¿Si la Guardia Civil había recibido el aviso de bomba por qué no habían desalojado el edificio?
El atentado y la posibilidad de que fallezca un Alcántara (y el homenaje a las víctimas del terrorismo del final del capítulo) no quita que este final provisional de la temporada 19 de Cuéntame cómo pasó estuviera seco de otras tramas. Eso sí, después de la reconciliación en la clase de yoga entre Antonio y Mercedes, ellos se llevan un respiro: sólo tienen que preocuparse del rodaje de La vida alegre de Fernando Colomo, que aparece en San Genaro, revoluciona el barrio y le pide al matrimonio que aparezca en una escena.
Bueno, por el camino de la amargura les lleva una María que ha suspendido cuatro asignaturas y hace un amago de fugarse a París con Bruno. ¿Y por qué no se va? Pues porque el chaval, que primero parecía conflictivo y luego un trozo de pan, parece haberse acostado con una amiga en casa de Inés. Le suelta tan tranquilo que no ha habido sexo pero que en Francia nadie será de nadie y que practicarán el “amor libre”.

A María esto le hace tanta gracia que dice que hay que hacer la cama de Inés otra vez ni que sea para dejar suficiente tiempo a sus padres para que la encuentren antes de irse. No quiere ir con Bruno a París pero, como es una adolescente y el postureo le puede más que otra cosa, prefiere que la pillen sus padres a reconocer que no quiere practicar el amor libre en Montmartre.
Y, como Carlos ya ha cobrado el anticipo de su libro y tiene dinero por primera vez en meses, no tiene otra idea mejor que lapidarse los ingresos en un anillo de prometida para Karina. Sí, la pedida de mano de la temporada pasada todavía está en sus mentes aunque finalmente no llevan a cabo su plan de casarse de escondidas de su familia.
Ellos dos se llevan dos de los mejores momentos del episodio. Primero, cuando se declaran su amor mientras esperan para casarse y Karina le dice a Carlitos que siempre está cansado: “Claro que estoy cansado. La vida cansa. ¿Tú quieres cansarte conmigo?”. Y después el momento es de Herminia, cuando escucha los planes de su nieto de casarse tras echarse atrás en el último minuto en el registro civil. “¿Pero tú no estabas sorda?”, le dice el nieto. Pues no, Carlitos, pues no.
Esta casi boda por lo civil (sin cura, detalle que horroriza a la abuela) es una de las dos tramas que habíamos advertido que Cuéntame cerraba en la previa del episodio. La otra trama era mucho más cachonda: el misterio del marido de Josefina. ¿Su marido había ido a buscar tabaco y no había vuelto como planteaban las vecinas? ¿Josefina le había matado? Ni una cosa ni la otra. El pobre marido había fallecido de un ataque al corazón y, para no perder la pensión, Josefina creyó oportuno enterrarle en el jardín del chalet.
Entre este misterio en clave de humor desarrollado y rematado desde el inicio de temporada y el homenaje a las víctimas del terrorismo con las vidas de Oriol y Marcos pendiendo de un hilo, este episodio titulado ‘Una película española’ ha dado el pego como final de temporada. No era el plan previsto y se nota que hay tramas que están a mitad de recorrido (Toni y su supuesta adicción al sexo, Paquita y su venganza) pero Oristrell y Rtve tuvieron suficiente olfato para ver que les servía de desenlace provisional hasta nuevo aviso.

Opinión:

Desde hace meses he estado en contacto con la gente de Ganga Producciones y debo decir que la emisión de ayer me ha parecido excelente, sin actitudes morbosas y sin el uso de las imágenes que tantas veces hemos visto en los últimos treinta años. Solo la imagen fugaz de una pierna quemada marca la línea entre lo que tantos sufrimos y lo que podría denominarse falta de tacto. Pero ni así, porque no se identifica a nadie concreto en la imagen.
En cuanto a los datos que se aportan en la crónica de La Vanguardia, unos detalles… No fue la Guardia Civil quien recibió la llamada de aviso sino la Policía Nacional. Un dato que queda muy claro cuando un policía nacional se acerca a la madre y la abuela del niño que está en el interior y les responde con una frase del tipo “ningún problema, es un tema de rutina”.
Y otro dato más: la frase “pero a diferencia de las personas heridas y asesinadas por ETA ese día, ellos salen sanos y salvos del centro comercial” no es del todo correcta porque las secuelas psicológicas que la madre y la abuela puedan tener al estar en el exterior del edificio deberían ser asistidas y controladas, lo cual no se hizo con muchísimos de los testigos presenciales.

En ello estamos ahora desde la UAVAT con los afectados por los atentados del 17 de agosto del pasado año, por lo que queda demostrado que hay muchas cuestiones de las que aún no han aprendido los responsables de las administraciones competentes.

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