jueves, 18 de mayo de 2023

18 mayo 2023 La Vanguardia

18 mayo 2023 



Víctimas, votos y decencia

Francesc-Marc Álvaro

Fue un grave error y han rectificado. Los expresos de ETA con delitos de sangre presentes en algunas listas electorales de EH Bildu han anunciado que renunciarán a tomar posesión de los cargos en caso de ser elegidos. No hay otra opción. Su aparición como candidatos es ofensiva para las víctimas.

Mientras, los mismos que mintieron desde el Gobierno sobre los atentados del 11-M se han lanzado en plancha sobre la piscina del dolor. El PP y Vox han cargado contra el PSOE por tener de socios parlamentarios a los abertzales, como si los socialistas no hubieran sufrido la violencia terrorista y no hubieran trabajado para lograr la disolución de ETA.

El episodio pone al descubierto la descarnada precariedad del discurso de Núñez Feijóo, que se aferra a un fantasma para presentar a sus rivales como esa “anti-España” que debe ser excluida, extirpada y reducida a la mínima expresión. Cuando no es el independentismo catalán es un terrorismo etarra inexistente, o la izquierda podemita. Todo sirve para insistir en la corrosiva idea del “Gobierno ilegítimo”. Además, algunas voces han sugerido la posibilidad de ilegalizar a EH Bildu, despreciando la apuesta histórica de los de Otegi.

La polémica de las listas de Bildu revela la ética de geometría variable que algunos aplican a las víctimas

Esta polémica revela la ética de geometría variable que algunos suelen aplicar a las víctimas en función de contextos y adscripciones. Como si hubiera víctimas de primera y de segunda. Daniel Innerarity lo ha resumido en un tuit: “El sufrimiento y la humillación de las víctimas de ETA al ver en las listas electorales a condenados por terrorismo, algo legal pero no decente, debe de ser similar al que padece la familia de Mikel Zabalza ante el ascenso del general Espejo, legal pero no decente”.

Podríamos hablar también de las víctimas del terrorista ultra Carlos García Juliá, uno de los autores de la matanza de Atocha, en 1977, que ha estado a punto de presentarse como alcaldable de Falange en Bilbao. Y podríamos hablar, por ejemplo, de los familiares y amigos de Guillem Agulló, cuando Pedro Cuevas, el neonazi que asesinó al joven valenciano, fue candidato en Chiva en los comicios del 2007 por Alianza Nacional. Todas las víctimas merecen respeto.

En la plaza mediática, se han vuelto a confundir los tres planos del problema: el legal, el moral y el político. Acudo a la profesora Amelia Valcárcel, que nos da pistas en La memoria y el perdón: “Es obvio que la justicia perdona una vez que castiga. Una vez cumplido el castigo, no demandará más. Tampoco, por supuesto, pedirá ni el arrepentimiento del ofensor ni el perdón del ofendido. Su razón es el cumplimiento de la pena. Quien la ha cumplido está en paz, ‘no debe nada’, ‘ya pagó’, y está limpio”.

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