31 julio 2019
Una víctima de ETA
contra el "hipócrita" de Maroto que pactó con EH Bildu
Roberto Manrique, pese a considerar a la formación
'abertzale' un interlocutor válido, carga contra la utilización política del
dolor ajeno con fines partidistas
A las puertas de que María Chivite sea investida presidenta de Navarra,
mediante un acuerdo con Unidas Podemos, Geroa Bai e Izquierda-Ezquerra, la
crítica es feroz con la candidata por valerse de la abstención de EH Bildu para
lograr su propósito.
La izquierda abertzale sometió el
sentido de su voto a votación este martes, logrando una amplia participación y
una sonora mayoría para facilitar la investidura de la dirigente socialista. A
pesar de no firmar ningún acuerdo conjunto, la derecha se ha mostrado
especialmente dura con esta jugada, llegando a decir que los nuevos socios del
PSOE (la “banda de Sánchez” para Rivera) son los “herederos de Batasuna”. “Es una
vergüenza para las víctimas del terrorismo”, llegó a decir Pablo Casado durante la rueda de prensa posterior a
su Junta Directiva Nacional.
Las víctimas. Un mismo ente utilizado
de forma partidista para acusar al rival político sin tener en consideración el
dolor ajeno ni la voluntad ni parecer de las mismas. Nos hemos puesto en
contacto con Roberto
Manrique, víctima de ETA en el brutal ataque perpetrado por la
organización terrorista en el supermercado Hipercor el 19 de julio de 1987.
Aquel día no le tocaba trabajar, pero
le cambió el turno de trabajo a un compañero. Aquella decisión le hizo vivir la
explosión del coche bomba aparcado a las puertas de su trabajo que asesinó a 21
personas e hirió a 45. Ahora, más de treinta años después, es asesor de la Unidad de Atención de
Valoración de Afectados por Terrorismo (UAVAT), dejando atrás su participación como
presidente y portavoz de la
Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT).
Cansado de la hipocresía de la
derecha, no duda en contestar a las preguntas de ElPlural.com:
“No en mi nombre. Nadie puede aprovecharse del dolor ajeno con fines
partidistas. ¿Han llamado a alguna víctima? ¿Saben lo que pensamos todos y cada
uno de nosotros? No hay derecho ni es mínimamente normal que nos utilicen para
extraer rédito político sin tener en cuenta el dolor que causan”.
Además, no ha querido dejar pasar las
veces que el PP, ahora levantado en pie de guerra contra sus rivales por
reunirse con la izquierda nacionalista vasca, quiso reunirse con ETA: “En el
año 2000 el ministro de Interior se mostró dispuesto a sentarse con la banda
terrorista. Poco después lo hicieron durante el Gobierno de Aznar. No hay ningún Gobierno de España
al que no se le pueda recordar su pasado en este sentido”, ha
alegado.
Sobre EH Bildu, Manrique defiende que
“es un partido legal que rechaza en sus Estatutos cualquier tipo de violencia”.
Por lo tanto, entiende que es un interlocutor válido pese a tener en sus filas
“algún cargo con un pasado criminal”. “Lo que no se puede hacer es caer en la
trampa de la hipocresía. Maroto se reunió con EH Bildu cuando fue alcalde de
Vitoria, y me parece bien. Pero no se puede apretar el fusil cuando te conviene
y callar cuando lo haces tú”.
Mayor Oreja, Aznar, Maroto y un sinfín
de cargos que tratan de apropiarse, a ojos de Roberto Manrique, del dolor causado
por el terrorismo: “Está claro que hay víctimas de primera y de segunda.
Marimar Blanco, presidenta de la
Fundación de Víctimas del Terrorismo y diputada del PP, ¿ha
llamado alguna vez a las víctimas del atentado de Barcelona?”, se pregunta. “Yo
nunca he recibido su llamada”.
“El terrorismo no entiende
de ideologías y
no se puede utilizar como arma arrojadiza en función de intereses
clientelares”, sentencia.
Opinión:
Pues habrá que seguir posicionándose
junto a las víctimas que exigimos respeto a la pluralidad y que nadie,
absolutamente nadie, hable en nuestro nombre… y menos cuando esos “alguienes”
tienen tan poca memoria que se olvidan de lo que hicieron hace tan sólo veinte
años.
Por otro lado, me habría gustado que
las víctimas (o pseudovíctimas) que siguen alineadas al lado de ciertas siglas
políticas hubieran dicho algo cuando todo esto ocurría. Pero claro, era más
sencillo para ellas que otros nos jugáramos literalmente el físico defendiendo
sus derechos, incluso acudiendo a actos de homenaje. Sinceramente, de todas
estas personas, no acepto ni una sola lección de dignidad.
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