06 febrero 2025
¿Por
qué no llamamos terrorismo a lo que realmente es terrorismo?
En
La Razón lo hemos publicado muchas veces. ¿A que viene ese empeño en las
sociedades occidentales, dominadas por lo políticamente correcto, a no llatar
terrorismo a lo que realmente es terrorismo y tratar de buscar siempre la
“disculpa” de que el criminal tenía sus facultades mentales mermadas?
Independientemente de cuáles sean sus motivaciones ideológicas, el odio, sea
racista, ideológico, con motivaciones religiosas o simplemente humanas, está
siempre presente. Y el actor se dedica a causar el terror.
Victor
Malm, director cultural de del diario sueco “Expressen” escribe un interesante
artículo sobre el atentado perpetrado en Örebro.
“En
el momento de redactar este artículo, no sabemos nada sobre los motivos del
autor (...)La ausencia de pruebas de motivos ideológicos se viene comunicando
desde hace varios días como prueba de que la masacre no tuvo motivos
ideológicos. Es en vano intentar detener la propagación de rumores de esta
manera. Es ingenuo, estúpido o ambas cosas: la falta de información hace que
los rumores se propaguen como la gripe invernal, y la información mal redactada
daña la confianza pública. En las crisis, el lenguaje es crucial”, señala.
“Que
el tirador no tuviera motivos ideológicos, como se afirmó en algunos medios de
comunicación, también es una especulación, un rumor, una especie de distorsión
cuando la única afirmación posible en realidad es: todavía no lo sabemos. Pero
sabemos algunas cosas. La masacre del martes se puede describir así: un hombre
entró en una escuela y mató a gente. Mientras ellos morían y sus familiares
tenían sus vidas atadas a la violencia abominable de un hombre, él se
aprovechaba de la sociedad, alejándola de su curso normal hacia algo más
oscuro. Por supuesto que fue un acto de terrorismo”, subraya.
“Sin
embargo, se sospecha que el asesino es un hombre blanco llamado Rickard
Andersson . Y cuando un hombre blanco comete una masacre, la gente busca
explicaciones distintas al terrorismo. Los terroristas son los otros”,
enfatiza.
Opinión:
La información publicada por J.M. Zuloaga me da la
oportunidad de recordar aquellas farragosas reuniones mantenidas con diferentes
políticos allá por finales de la década de los años 90 cuando estábamos “negociando” la Ley de Solidaridad
con Víctimas del Terrorismo. Y me recuerda cómo buscaban subterfugios y escusas
diversas para, precisamente, no llamar terrorismo a según qué actividades que
eran, a todas luces, actos terroristas.
Ello trajo como condición que la ley se iniciara con
actividades perpetradas a partir de la primera acción terrorista de ETA, en 1968.
De ese modo, quedaban fuera aquellas numerosas actividades
previas a ese año y realizadas por los llamados grupúsculos de extrema derecha.
Tuvo que ser la presión realizada por Ernest Lluch y un servidos para que se
planteara ampliar ese periodo temporal a principios de la década de los años
60.
Son unos pocos años que, en cambio, ya englobaban aquellos
actos terroristas de aquellos grupúsculos.
Si desde finales de los años 90, concretamente tras la
tregua presentada por la banda terrorista ETA en 1998, ya estábamos discutiendo
lo que es (o no es) terrorismo, el artículo de Zuloaga confirma que todavía nos
queda mucho por aclarar.
Y si no, recomiendo la visión de la película LA REVOLUCION
DE LOS ANGELES, de 2014. Nos adelantamos 10 años…

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