19 enero 2025
Una foto para la infamia
Un ministro español se ha fotografiado con un gerifalte
yihadista que en 2004 pertenecía a Al Qaeda, la organización que cometió la
matanza de Atocha
El ministro Albares se ha hecho sin rebozo una foto que
merece figurar en lugar preferente en la historia universal de la infamia.
Albares
es como ese niño repipi que en la escuela se lleva todas las collejas de los
abusones y acaba rindiéndoles pleitesía y ejerciendo para ellos de mamporrero.
Por supuesto, el abusón para el que Albares –como todo el gobierno al que
pertenece ejerce de mamporrero es el Tío Sam; y, para tener contento a su
abusón, no vacila en posar sonriente con carniceros tan tenebrosos como
Al-Golani, convertido de repente, por orden del Tío Sam y arte de
blanqueamiento mediático, en un fino estadista que viene a traer a Siria
(‘risum teneatis’) un reinado de paz y prosperidad. Y, cual mamporrero
orgulloso, Albares ha publicado la fotografía en sus redes sociales, acompañada
de una leyenda cursi y ridícula, en la que no llama a Al-Golani por su nombre
de guerra y le desea que dirija «un proceso político pacífico e inclusivo para
todos los sirios y sirias» [sic].
Al-Golani
fue primero un carnicero de Al Qaeda; y como tal fue encarcelado en Camp Bucca,
un presidio que el Tío Sam instaló en el desierto iraquí, cerca de la ciudad de
Basora, supuestamente para mantener a buen recaudo a yihadistas peligrosos (en
realidad, para formarlos y ponerlos a su servicio, alistados en el llamado ISIS
o Estado Islámico, con la misión de derrocar a los gobernantes de la región que
se resistiesen a aceptar el yugo del Tío Sam). Tras su liberación de Camp
Bucca, Al-Golani fue enviado en 2011 a una Siria hundida en el caos, donde
lideraría una filial del ISIS llamada Frente Al Nusra. Aunque llegó a disponer
de una capacidad operativa suficiente para enfrentarse a las fuerzas del
ejército sirio, Al-Golani no lo consiguió entonces, porque Al Assad recibió
apoyo de aliados que recientemente lo han abandonado, ocupados en otros
conflictos; pero no se privó de ejecutar las matanzas más horrendas entre
civiles indefensos de las minorías alauita, drusa y cristiana, como la
perpetrada en Adra. Algunos años más tarde, como la marca Al Nusra hedía a
cadaverina, Al-Golani anunció la disolución de su organización como célula
independiente y alzó la bandera de Hayat Tahrir al Sham, una coalición que
fusionaba diversas facciones yihadistas (o sea, los mismos perros rebanacuellos
con distintos collares). Con este carnicero chorreante de sangre de inocentes
se ha fotografiado el ministro Albares, pidiéndole una política ‘inclusiva’.
Desde luego, nadie podrá dudar que Al-Golani ha sido irreprochablemente inclusivo
de todas las minorías sirias en sus matanzas.
Un
ministro español se ha fotografiado sonriente con un gerifalte yihadista que en
2004 pertenecía a Al Qaeda, la organización que cometió la matanza de Atocha, y
en 2017 lideraba una filial del ISIS, la organización que reivindicó los
atentados de Barcelona y Cambrils. Caiga la sangre de tantos españoles sobre su
cabeza de niño repipi y mamporrero.
Opinión:
Por partes. Lo primero, decirle al señor Juan Manuel de
Prada que debería saber que la profesión de carnicero no tiene nada que ver ni con
muerte ni con terrorismo. Entiendo que es una falta de respeto para los miles
de carniceros y carniceras que ejercen tal profesión en España, incluyendo al
que este señor debe acudir cuando quiere comer bien y disfrutar de un magnífico
chuletón de buey o ternera o de unas excelentes costillitas de lechal o cabrito…
o de cualquier otro corte de carne de diferente origen animal.
Pero además se lo digo como excarnicero, el excarnicero al
que un maldito viernes 19 de junio de 1987 la banda terrorista le quemó la
cara, la cabeza, y también los brazos y las manos que durante años habían cortado
miles de kilos de carne de diferentes tipos. El ya excarnicero que tuvo que
dejar su labor DIGNA y PROFESIONAL en ese trabajo a consecuencia de las quemaduras
sufridas y las operaciones de injertos posteriores.
Así pues, no dudo que el señor de Prada, tan defensor del españolismo
debe conocer otras palabras del extenso vocabulario español para definir lo que
intenta describir faltando al respeto de miles de DIGNOS trabajadores.
Digo esto, además, teniendo el reconocimiento como CARNICERO
HONORIFICO del GREMIO DE CARNICEROS DE BARCELONA, precisamente por plasmar
públicamente mi protesta ante un escrito publicado hace muchos años atrás por
otro especialista en unir letras para formar palabras.
Y hay algo más. Cuando el señor de Prada tenga a bien disponer de unos minutos, podría definir la fotografía que le adjunto en este humilde escrito en la que podrá apreciar tres dos personas compartiendo mesa y mantel, allá por 1986. De uno desconozco su nombre y apellidos. Pero de los otros dos, uno es el ministro de Interior, Jaime Mayor Oreja. El otro, según los medios de la época, es un tal Txomin Ziluaga, entonces miembro de Herri Batasuna.
Por si sirve de algo, aquí está la biografía del
acompañante del ministro, obtenida en https://es.wikipedia.org/wiki/Txomin_Ziluaga:
José Domingo Ciluaga Arrate, más conocido como Txomin
Ziluaga (Erandio 1939 - Bilbao, 24 de octubre de 2012), fue un político español
de ideología nacionalista vasca y comunista que participó en la fundación del
partido Herri Alderdi Sozialista Iraultzailea (HASI), del que llegó a ser
secretario general, y en la creación de la coalición Herri Batasuna (HB), de
cuya Mesa Nacional formó parte durante años. Tras su retiro de la primera línea
de la política, motivado por la decisión de la dirección de ETA de cambiar la
línea política de HASI, Ziluaga fue también profesor de Ciencias Políticas en
la UNED.
Pese a todo, saludos cordiales de un excarnicero que
también sabe juntar letras para formar palabras y que, precisamente hoy hace 34
años presentó en Barcelona la delegación catalana de la ANTIGUA Asociación de
Víctimas del Terrorismo. Fue el sábado 19 de enero de 1991. Aquel día tuve el
honor de conocer a un excelente periodista a quien jamás se le habría ocurrido,
ni por asomo ni por error, utilizar la palabra “carnicero” para definir al
autor de asesinatos y tanto dolor.
Su nombre: SEÑOR Horacio Sáenz-Guerrero. Vaya desde aquí,
de nuevo, mi recuerdo y mi homenaje a un periodista de verdad.
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