02 septiembre 2017
«La literatura no
está para derrotar a ETA»
Estudiosa de la violencia
terrorista, deja el ensayo para apostar por la ficción. Su primera novela,
‘Mejor la ausencia’, sale a la venta el próximo miércoles
Lucha
por ser fiel a sí misma. En una eterna búsqueda que no le impide cambiar de
especialidad y hasta de continente. Edurne Portela (Santurtzi, 1974) se
licenció en Historia por la
Universidad de Navarra pero, al final, se especializó en
Literaturas Hispánicas en Estados Unidos. No le costó demasiado llegar a tener
una plaza fija en la
Universidad de Lehigh, en Pensilvania. Siempre ha tenido
facilidad para manejar conceptos teóricos y destripar el contenido de los
libros. ¿Qué motiva a los personajes? ¿Cuáles son sus debilidades? ¿Y
fortalezas? Eso mismo también se preguntaba cuando empezó a profundizar en la
violencia como fenómeno. Primero, centrándose en los estragos de la dictadura
en Argentina y luego en la barbarie de ETA en el País Vasco.
El
año pasado dejó su trabajo en Estados Unidos y publicó ‘El eco de los disparos.
Cultura y memoria de la violencia’ (ed. Galaxia Gutenberg). Un ensayo que
combina la reflexión sesuda con fogonazos de su experiencia personal. Hija de
gallego y de vasca, se crió en la margen izquierda y tenía un tío cura
orbitando en el mundo de ETA. «Necesitaba sacar cosas que llevaba dentro. Quería
ser fiel conmigo misma, llevar una vida coherente con lo que yo quiero ser.
Quieras que no, cumplir 40 años también influye. Por eso decidí regresar y
volcarme en la escritura», explica Edurne Portela en conversación telefónica
desde Madrid, donde ha echado raíces. El próximo miércoles, 6 de septiembre,
sale al mercado su primera novela, ‘Mejor la ausencia”
¿Por
qué se pasa a la novela?
Necesitaba
ir más allá del ensayo o de la autobiografía. El plano de la imaginación me
permitía profundizar hasta donde yo quería en la historia reciente de Euskadi.
–
Y
eso, ¿cómo se hace?
Abriendo
una ventanita a un mundo muy opaco, a mi entender, en el que vivimos en los 70,
80 y 90... No planteo tesis políticas, sino que me limito a abordar cuestiones
íntimas, con el trasfondo del conflicto vasco, entre comillas, con ETA y el
GAL. Pero hay mucho más, porque en la margen izquierda, donde yo crecí, había
una realidad social muy dura, determinada por el paro, la heroína, una juventud
desarraigada... Un mundo hostil –y a veces incomprensible– que sufre la
protagonista. –
Una
niña.
Sí,
una niña a la que seguimos en su desarrollo. Una niña que es testigo de muchos
tipos de violencias.
Usted
emplea la expresión ‘conflicto vasco’. ¿Lo hace a sabiendas?
Lo
empleo como sinónimo de problema. Y no, no comparto los postulados de la
izquierda abertzale. En el País Vasco no hubo una guerra entre dos bandos
iguales.
¿Nunca
ha sido nacionalista?
No.
Tuve lecturas que lo evitaron. En mi adolescencia leí mucho a Bakunin, Proudhon
y Federica Montseny... Me atraía su sentido de la libertad, la igualdad y el
feminismo.
En
más de una ocasión se ha mostrado contraria a la retórica de vencedores y
vencidos. Las
víctimas, muchas víctimas, creen en ese discurso. Y yo no soy quién para
ponerlo en cuestión. Pero en el plano político estoy convencida de que no sirve
para nada. No hace más que despertar rencor.
¿El
rencor de los vencidos?
Sí.
¿Hay
que respetar los sentimientos de los asesinos?
No
voy por ahí.. No es eso, no es eso. La derrota de ETA es una realidad. La Policía , la Guardia Civil , los
investigadores.., todos ellos han acabado con ella. Y eso debemos celebrarlo.
Pero hay que dejarlo ahí.
¿Qué
quiere decir?
Lo
que no me parece lógico es el discurso triunfalista cuando ya han pasado seis
años... No ayuda a la convivencia. Hay que reparar los vínculos sociales y no
asumir una posición de superioridad, como si los vencidos no tuvieran derecho a
la argumentación. Hay asociaciones de víctimas que defienden esta postura. No
hay que perpetuar el discurso de vencedores y vencidos porque no lleva a nada
positivo.
Perdón
o condena
¿Hay
que pasar página?
Nooo.
Queda pendiente el duelo colectivo y hacer autocrítica. Hay que asumir los
fallos, las complicidades, los silencios...
¿Qué
le parece más importante? ¿El perdón o la condena?
El
perdón limpia la cara del que lo pide pero ayuda poco a la víctima. Tiene mucho
de liturgia... Me parece más productivo el reconocimiento del daño producido,
como hizo Julen Mendoza, el alcalde de Errenteria (EH Bildu). Y sí, de acuerdo,
también pidió perdón por si no había apoyado lo suficiente a las víctimas. Pero
fue algo espontáneo y sincero, no una escenificación.
¿Por
qué no comparte el propósito de ‘derrotar literariamente a ETA’ que ha
defendido Fernando Aramburu?
Porque
la literatura no está para eso, a mi modo de entender. Te puede acerca al dolor
ajeno y te puede hacer más empático, pero su objetivo no es luchar contra una
banda terrorista. Puede alimentar lo mejor de ti mismo, sí, pero no debería ser
frentista.
La
literatura también puede alimentar el odio.
ETA
nunca ha tenido una gran novela que la defienda. No hay ninguna obra que la
haya enaltecido y haya dejado huella en la mayoría de la población. En ese
sentido siempre ha tenido la batalla perdida.
Opinión:
Sinceramente no acierto a entender la impresionante aparición de
escritores que AHORA hablan sobre la problemática de la banda terrorista ETA,
sus actividades terroristas, cómo han incidido en la vida de la población…. aunque
luego haya que escuchar que la literatura no está para derrotar a ETA…
Y como víctima de esa banda terrorista, en muchas ocasiones pienso qué
deben sentir las víctimas de otras bandas que han causado mucho dolor en muchas
familias… ¿nadie se ha dedicado a escribir sobre ellas?
Y a los que nos atrevemos a hacerlo en un libro personal, nos cierran
todas las puertas… país de cínicos…
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