domingo, 3 de septiembre de 2017

02 septiembre 2017 (6) El País (opinión)

02 septiembre 2017 



271 presos yihadistas tienen un seguimiento especial

Un total de 271 reclusos están en la actualidad repartidos en 53 cárceles españolas controlados de acuerdo con el Plan de Prevención de la Radicalización en las Cárceles, que viene desarrollando el Ministerio del Interior en prisiones desde 2014 . Por la fecha de este programa, Abdelbaki es Satty, el presunto cerebro de los recientes atentados de Catalu- ña, se libró por los pelos de estar incluido en este plan, ya que ese año el imán de Ripoll salió del centro penitenciario de Castellón. Sí estuvo bajo vigilancia por el protocolo vigente anteriormente.
La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias viene desarrollando desde el mes julio de 2014 el seguimiento integral del fenómeno yihadista en prisión a través de dos mecanismos de actuación: prevención y tratamiento. Inicialmente, a través de un plan de prevención y seguimiento de aquellos internos vinculados o susceptibles de vinculación a la causa yihadista, para lo que se estableció a través de una normativa interna un protocolo para la detección del fenómeno yihadista en prisión, que a través de la observación y del intercambio de información ha permitido establecer una categorización de los reclusos yihadistas en tres grupos de seguimiento.
En el llamado Grupo A, en el que había 47 internos en 2014 y 149 en julio de 2017, están los reclusos preventivos o penados por hechos relacionados con el llamado terrorismo islámico.
El Grupo B (9 en 2014, y 35 ahora) incluye a los internos no condenados por delitos de terrorismo en los que se detecta una actitud de liderazgo, captador y proselitista, que propicia a veces, mediante la presión o coacción, el adoctrinamiento. Son los conocidos como reclutadores.
Y en el Grupo C (87), los presos que, sin estar implicados en delitos de terrorismo, presentan indicios de fanatismo islamista, en situaciones de frustración personal o exclusión social, particularmente vulnerables para su captación y radicalización.
A todos ellos se les ha distribuido por un total de 53 centros penitenciarios. Con ello se pretende un mejor control de las manifestaciones religiosas de riesgo, evitar la influencia negativa que unos pueden ejercer sobre los otros y su reducido número propicia una mejor intervención frente a eventuales incidentes.

“Presos políticos”

Pero hay presos como Mohamed Achraf, acusado en 2005 —entre otras cosas— de querer volar por los aires la Audiencia Nacional con un camión de explosivos y actualmente interno en régimen de aislamiento en Estremera, que han mostrado su desacuerdo. El 20 de agosto presentó una solicitud que pide que “de manera urgente junten a los presos políticos islamistas en la misma galería, como están juntos los presos políticos vascos”. Y añade: “En igualdad de derechos y no discriminación (...). Mantenernos separados va contra nuestra seguridad e integridad física y moral”. En el desarrollo de este programa de prevención, a lo largo de estos años se han incorporado iniciativas de detección de riesgos de radicalización difundidas por la Red de Prevención de la Radicalización (RAN), a nivel europeo, junto a la experiencia penitenciaria en el tratamiento del terrorismo autóctono, aseguran desde la Secretaría de Estado de Interior.
El resultado, a la vista de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, “es eficaz” ya que “se ha logrado la detección temprana de fenómenos de radicalización yihadista con un aumento significativo del número de internos en seguimiento”. Han pasado de 87 en 2014 los 271 actuales. El sindicato mayoritario de funcionarios de prisiones, Acaip, se queja sin embargo de la falta de acciones desarrolladas en este plan de antirradicalización.
Una vez consolidado el protocolo de detección y seguimiento se ha establecido un programa de tratamiento voluntario para internos yihadistas en los que se ha observado un comportamiento radicalizado. Desde el otoño de 2016 se han incorporado diferentes cárceles con psicólogos de Instituciones Penitenciarias. En la actualidad participan en el programa 28 internos en siete centros penitenciarios.

Convivencia con “escasos incidentes”

En cuanto a la incidencia de los presos yihadistas en la convivencia de los centros penitenciarios, desde Interior señalan que “son muy escasos” el número de incidentes protagonizados por este tipo de internos, lo que no ocurre en otros países europeos en los que, aseguran las mismas fuentes, “han tenido altercados muy graves con este perfil de población reclusa”, aseguran.
Y señalan que, en algunas ocasiones, internos de perfil yihadista han colaborado con los funcionarios de la institución penitenciaria para evitar algún tipo de incidente protagonizado por otros internos peligrosos, “como ha ocurrido en el centro penitenciario de Jaén en el mes de febrero de este mismo año”.

Opinión:

Es evidente la excelente labor de las FCSE en la detención de posibles delincuentes, incluyendo en este caso el trabajo para evitar la comisión de atentados. Pero también es evidente que hay que dotar de muchos más medios a quien realiza esta labor para tener mayor efectividad…

Llevo años hablando de estos temas con amigos que pertenecen a las FCSE y todos, sin excepción, coinciden en la importancia de esta cuestión.
Del uso de los recursos económicos por parte de las diferentes administraciones prefiero no opinar... porque la ley Mordaza está en vigor y no quiero problemas con ciertos personajes que parecen intocables, ni con sus ángeles guardianes.

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