01 junio 2025
29
de mayo de 1991. Sucedió en Vic (hace 34 años)
Pido
perdón por escribir en primera persona, pero creo que en este caso está
justificado
José
María Fuster-Fabra
Me
enteré del atentado contra la Casa Cuartel de Vic por la radio, de inmediato
contacté con Roberto, estábamos en vías de montar la delegación de la
Asociación de Víctimas del Terrorismo en Cataluña, me dijo que venían desde
Madrid Juan Antonio y Paulino, gerente y responsable de prensa de la A.V.T.
Fuimos
a Vic, poco podíamos hacer allí salvo decirle a las víctimas que existíamos y
que estábamos para ayudarles, eso y personarnos en las diligencias.
Al
día siguiente la Guardia Civil localizó al comando autor del atentado en Lliça
de Munt, Monteagudo y Erezuma se enfrentaron y cayeron abatidos. Zubieta se
escondió y fue detenido.
Los
abogados de ETA pusieron una querella sobre la que no hubo más noticias hasta
que más de tres años después fue definitivamente archivada, hicimos un
seguimiento discreto de la misma.
Llegó
el día del juicio a Zubieta, diez muertos y cuarenta y cuatro heridos, yo
estaba allí en estrados, la Guardia Civil había hecho un trabajo impecable y
solo quedaba por demostrar una cosa, que cuando metieron el coche bomba por la
rampa forzosamente tuvieron que ver que había niños jugando en el patio de la
Casa Cuartel, cinco de ellos murieron en el atentado.
Entró
Zubieta, con mirada desafiante y ojos de fanático, sus amigos y familiares
habían llenado la Sala. Gestos de complicidad con ellos y hacia nosotros
miradas de odio.
Sabíamos
que no iba a contestar a las acusaciones, pero que el Tribunal nos dejaría
formular las preguntas, lancé al aire las relativas a los hechos, pero la
Guardia Civil me había pasado unos datos sobre Zubieta. Así que fui a por él.
“¿es cierto que mientras sus compañeros se enfrentaban a la Guardia Civil usted
se escondió cobardemente?, ¿es cierto que se defecó encima?, no miré al
Tribunal antes de que con razón me cortasen, ¿es cierto que tuvieron que
dejarle ropa para cambiarse, y en consecuencia cuando usted fue detenido
llevaba un mono de la Guardia Civil con la Bandera de España?”, con razón, con
toda la razón el Tribunal me cortó, misión cumplida, durante el juicio
demostramos que tuvieron que ver a los niños, y que Zubieta era además de un
asesino un cobarde. Quizás fue su rabia lo que le llevo en el turno de última
palabra a soltar una frase repugnante “si han muerto niños la culpa es de la
Guardia Civil que utiliza a sus hijos como escudos”.
Las
miradas que me lanzaron superaban la palabra odio, uno de sus amigos juntó dos
dedos en forma de pistola, yo sentí una mezcla de angustia y sensación de
adrenalina. Creo que ese día fue mi primera dosis de vacuna contra el miedo.
Le
cayeron mil trescientos once años de prisión, pero lleva años en libertad
arrastrando su cobardía, capaz de matar a diez personas (cinco niños) y herir a
otras cuarenta y cuatro a traición, pero incapaz de enfrentarse a la Guardia
Civil.
Escribo
esto como recuerdo, como homenaje a todas las víctimas del terrorismo y a la
Guardia Civil.
Esos
días entendí una cosa que he repetido muchas veces, “tener por enemigo a la
Guardia Civil es un mal negocio”.
Opinión:
El primer atentado terrorista en Catalunya que atendí como
“delegado” de la ANTIGUA AVT fue el perpetrado en Sabadell el sábado 8 de
diciembre de 1990, pocos meses antes del atentado que comenta José María.
Fue poco después, concretamente el sábado 19 de enero de
1991, cuando presenta(mos) oficialmente la delegación catalana de la ANTIGUA
AVT con José María como responsable del área jurídica, añadiéndose poco después
Sara Bosch para dirigir el área psicológica.
Recuerdo perfectamente aquel maldito miércoles 29 de mayo
de 1991 cuando, un par de horas después del atentado, me personé en Vic gracias
a la colaboración de un motorista (no recuerdo si de Guardia Civil o de Policía
Local) que me abrió paso por el arcén ante la enorme dificultad para entrar en
Vic.
Todo lo que vivimos después lo explica perfectamente José María
en su artículo.
Por cierto, los que últimamente se van poniendo las
medallas y arrogándose un trabajo que jamás han hecho, ni hacen ni harán ¿dónde
estaban entonces? ¿Dónde estaban cuando la banda terrorista ETA destrozaba
familias día tras día?
Los que hacen aniversarios de asociaciones a las que
tardaron décadas en llegar y que, obviamente ni crearon en aquellos malditos
años ¿por qué no reconocen la enorme labor realizada por los que iniciaron el
movimiento asociativo cuando el terrorismo era el principal problema en este
país?
Hay tanto vividor del trabajo ajeno que da hasta pena acordarse
de ellos. Y de algunos da hasta asco.


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