martes, 3 de septiembre de 2019

31 agosto 2019 publico.es (opinión)

31 agosto 2019 


 Víctimas, victimismo y victimanipulación
Curiosa la mutación semántica que sufren algunos conceptos al pasar del modo personal al ideal o genérico. Es por ejemplo la diferencia entre llamar buena una persona, o tildarla de buenista, y es notoriamente también el caso de víctima y victimista; la primera provoca instintivamente simpatía; el segundo antipatía, o al menos recelo.
Víctima remite a una condición desgraciada, no pretendida, digamos que sobrevenida, no necesariamente proclamada por parte de quien la sufre, en muchos casos incluso ocultada; victimismo, por el contrario, denota por una parte exhibición y por otra cierta profesionalización, y por ende abuso, en esa condición de víctima.
Viene esto a cuento por lo sucedido el pasado 17 de agosto, día en que se han conmemorado en Barcelona los trágicos atentados terroristas de Las Ramblas y Cambrils del año 2017, que produjeron 14 muertes y numerosas personas heridas. Varios hechos sucedidos en esas conmemoraciones han llamado mi atención, aunque los medios se han limitado en general a recogerlos como si tal cosa.
Para empezar, en la ciudad de Barcelona las conmemoraciones han sido dos; paralelas, casi simultáneas y muy próximas en ubicación geográfica, pero en abierta competencia o mutua ignorancia. Por una parte, el que se presentaba como acto oficial, convocado por el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat, con presencia de la Alcaldesa Colau, del President Torra, así como de un representante del gobierno central (en concreto, el ministro de Interior, Grande-Marlaska), entre otra abundante representación institucional, así como de la mayoría de partidos políticos, de colectivos musulmanes, y de los cuerpos de seguridad (Mossos, Policía Nacional, Guardia Civil, Guardia Urbana), y con presencia también de víctimas de otros atentados.
Esta convocatoria ha sido organizada por el Ayuntamiento y la UAVAT (Unidad de Atención y Valoración de Afectados por el Terrorismo), organización esta última de carácter profesional-asistencial creada tras los atentados citados de 2017, que se autodefine como ‘un recurso activo para orientar, asesorar y atender a los afectados y sus familiares’, y que es promovida por el propio Ayuntamiento, la Universidad de Barcelona, la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, además de por un colectivo de sicólogos de Barcelona – SB Psicòlegs.
En dicho acto oficial no se ha pronunciado ningún discurso, ha bastado como mensaje el silencio, la ofrenda floral y la interpretación del ‘Cant dels Olcells’ de Casals. Y también el texto escrito en las camisetas de algunas de las personas asistentes reclamando el acceso a ‘la verdad’ sobre los atentados.
El otro acto celebrado fue convocado por la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas (ACVOT), y se han sumado representantes de los partidos de la derecha, es decir, PP, C’s y Vox, habiendo también asistido representantes de las fuerzas de seguridad.
Los medios no explican razones consistentes para esta segunda convocatoria, es decir, cuáles son sus discrepancias con la oficial o institucional. Sólo se han citado, como posible explicación, unas palabras de su portavoz y presidente, José Vargas, reprochando a la UAVAT por ‘manipular a las víctimas’, y considerar que el acto oficial sería ‘más bien político’. Tampoco en la página web de ACVOT he encontrado ninguna explicación al respecto, más allá de la convocatoria en sí.
¿Es esta doble convocatoria coherente con la constante apelación a la unidad y a la no manipulación del terrorismo? Y, si en el acto oficial no ha habido discursos y ha contado con la presencia de todos los grupos municipales, ¿cómo puede se le puede reprochar ser ‘más bien político’? Reproche aún más fariseo viniendo de quienes han organizado otro acto con presencia sólo de los partidos de derechas, en el que sí se ha pronunciado – por parte de J. Vargas – un discurso reivindicativo que bien podría tildarse de político.
¿Y cómo se compagina a su vez todo ello con la proclamación de la ACVOT – también en su página web – de ‘pluralidad ideológica’?
En su discurso, el presidente de ACVOT se ha referido a la supuesta ‘marginalidad’ y ‘olvido’ de las víctimas, su ‘indefensión’, y a la necesidad de ‘memoria, dignidad y justicia’. Y ha reprochado al ministro de Interior por no asistir a su convocatoria, acusándole por ello de tener ‘muy poca vergüenza y dignidad’.
Para situarnos, de acuerdo a su web, la ACVOT fue creada en 2003, y atiende a ‘residentes en Cataluña afectados por atentados’, que incluye a ‘familiares en primer grado de las víctimas mortales y heridos’. También reconoce recibir apoyo material de las administraciones públicas: La Generalitat de Catalunya colabora en el ‘mantenimiento de la infraestructura de la asociación’; entidades como Fundación de Víctimas del Terrorismo o el Ministerio del Interior lo hacen ‘en cuanto a los recursos económicos’ para organizar sus actividades. Obviamente, en su página web no hay ningún detalle en cuanto a las subvenciones que recibe ni al destino de las mismas.
A la vista de esta información no parece que esta asociación se encuentre sumida en la marginalidad y el olvido, ni queda claro qué más apoyos considera que tiene derecho a reclamar. Convendría quizás recordarle que existen en este país muchas otras víctimas -decenas de miles – esas sí marginalizadas y olvidadas: las víctimas de los innumerables crímenes del franquismo aún impunes que no reciben ayudas, ni homenajes, ni reconocimiento alguno. Víctimas por las que asociaciones como la suya no muestran la menor empatía, a pesar de la evidente discriminación de la que son objeto.
Paradójico, por otra parte, que sean las mismas instituciones que la financian y ayudan económicamente las que esta asociación haya dado la espalda en el acto oficial de homenaje, y a las que su presidente haya exigido en cambio, con evidente prepotencia, que se sumaran al suyo convocado de manera unilateral.
El victimismo y su ecosistema: la victimanipulación
La única conclusión de tanta incoherencia e hipocresía es que lo que realmente se reclama por parte de esta asociación es más protagonismo político, adornándolo con reclamaciones igualmente injustificadas en su caso: memoria, dignidad y justicia… pura palabrería victimista.
En suma, estamos ante un caso de manual de victimismo, es decir, de exhibición de la condición de víctima para adquirir espacio mediático, aunque para ello se le haga el juego a una derecha que siempre arrima su ascua oportunista al victimismo. O quizás sería más justo decir, utilizando a la derecha, siempre dispuesta para esa foto, como coro y caja de resonancia. Esta derecha que practica persistentemente el vicio de la victimanipulación, es decir, la utilización oportunista de las víctimas, la rentabilización demagógica del dolor con fines partidistas.
El espectáculo de los actos del 17-A en Barcelona no es sino un caso más de una larga trayectoria en este sentido; en este país hemos asistido por ejemplo a carreras políticas de víctimas del terrorismo mostrado una perfecta simbiosis entre victimismo y victimanipulación, mediante la que las ambiciones políticas de algunas víctimas han encontrado en el oportunismo de algún partido su perfecto hábitat para medrar. Incluso se dan casos similares fuera del ámbito del terrorismo, como en crímenes contra menores, con alguna víctima también profesionalizada convertida en el perejil de todas las salsas escabrosas, labrándose en paralelo una carrera política gracias a su sobreexposición mediática.
La carrera profesional de víctima procura una doble rentabilidad: la fama y relevancia social – con los réditos materiales asociados -, por una parte; y por otra la utilización de aquellas para impulsar determinada agenda política e ideológica.
En cuanto a la explotación política de las víctimas, la última muestra es su incorporación a la denominación de una de las Consejerías del gobierno de la Comunidad de Madrid, en concreto a la ahora llamada ‘de Justicia, Interior y Víctimas’, un guiño demagógico más.
Dudas razonables y teorías ‘conspiranoicas’ 
Por lo demás, este aniversario del 17-A ha estado también enmarcado por un debate mediático y social sobre la labor policial en relación a los propios atentados del año 2017, alimentado por las informaciones aparecidas en este mismo medio (Público.es) sobre las vinculaciones previas al atentado entre el ‘imán de Ripoll’ – fallecido el 17 de julio, un mes antes de los atentados, en la conflagración del depósito de explosivos existente en su casa en la localidad de Alcanar – al parecer cerebro y líder ideológico de los atentados, y el CNI (Centro Nacional de Inteligencia), información que debería haber permitido prevenir estos, entre otros cabos y pistas sueltas no aclaradas.
Lo curioso es que en este caso ha sido la derecha, la misma que durante años alimentó teorías conspirativas sin fundamento alguno, por ejemplo, en relación a los atentados del 11-M (trenes de cercanías de Madrid, 11 de marzo de 2004), la que ha repudiado las dudas sobre la actuación policial, asociándolas al ‘independentismo’; pero claro, se trata en este caso de salvarle la cara al gobierno de Rajoy, en particular ante las sospechas de ocultación de información a los Mossos por parte del CNI y otros órganos policiales estatales, muy coherente con la doctrina de ‘policía patriótica’ anticatalanista puesta en marcha durante aquel mandato.
Las dudas razonables expresadas por medios de comunicación, colectivos y representantes institucionales, también con ocasión de este aniversario, sobre la eficacia de la labor de prevención y la posterior investigación de los atentados, así como la exigencia de la verdad completa sobre todo ello, no son equiparables a la construcción interesada de teorías conspirativas. 
Epílogo 
Para acabar, otra duda: ¿qué pintaban en el acto paralelo privado, claramente partidista y sectario, los representantes de las fuerzas de seguridad? ¿Quién decide en qué actos han de participar esas fuerzas costeadas por el erario público, y en base a qué criterios se apoyan actos como ese y no otros muchos que se convocan, por ejemplo, en memoria de las víctimas del franquismo?

Opinión:

Solo comentar que hay un par de errores a nivel numérico: son 16 víctimas mortales y no 14... y EsSatty murió el 16 de agosto y no el 17... 

Por otro lado decir que no se puede expresar de un modo mas elegante y al mismo tiempo más contundente la realidad de lo que algunos llaman "movimiento asociativo", describiendo los intereses que se esconden tras esa denominación... sospechosos intereses con objetivos personales y económicos que, desgraciadamente, no se reflejan en una asistencia real y dedicada al colectivo de víctimas del terrorismo a las que dicen defender y por las que dicen trabajar.

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