10
julio 2025 (06.07.25)
¿Falta
en el relato la voz de los victimarios?
Un
paso más. · Expertos, educadores y víctimas coinciden en que escuchar a
terroristas críticos con su pasado es muy útil para deslegitimar la violencia
¿Cuándo
deja uno de ser un asesino? ¿Cuándo cumple condena? ¿Cuándo se arrepiente y
pide perdón? ¿Nunca? Las diferentes respuestas a esas preguntas configuran los
cimientos de un debate que está llegando con fuerza al ámbito académico y al
mundo de las víctimas. ¿Hace falta la voz de los perpetradores para completar
un relato veraz? No hablamos de alegatos justificativos, sino del testimonio de
aquellos que han completado un largo camino de autocrítica y cuya voz sirve
para deslegitimar el uso del terrorismo.
Hace
unos años que el Gobierno vasco empezó a barajar la posibilidad de llevar el
testimonio de etarras, críticos con lo que hicieron, a las aulas. El único
motivo por el que se evita la palabra arrepentidos es porque aún levanta llagas
en ese colectivo pero son aquellos que expresan claramente que matar fue un
grave error. Gentes como los exmiembros de ETA Lourdes Auzmendi y Josu Elkoro,
que en marzo ofrecieron una emocionante charla en Gogora. «Vengo y lo hago con
pudor para hablar de lo que hicimos y el dolor que causamos. Cuesta mucho. Pero
debemos contárselo a los jóvenes», dijo ella.
El
historiador Gaizka Fernández Soldevilla explica que «en marzo de 2021, el
Consejo Vasco de Participación de las Víctimas del terrorismo pidió que se
incluyese el testimonio de etarras arrepentidos en los colegios». No es algo
tan rompedor. «Se ha hecho en otros países; no es algo que haya que inventar.
Se ha hecho en Alemania, donde el programa 'Exit' -Salida- lleva a las escuelas
a antiguos neonazis. Se ha hecho en otros países de Europa donde se ha
comprobado que funciona». Fernández Soldevilla no duda en asegurar que «estoy
muy a favor de utilizar esos testimonios».
Hasta
ahora, ha habido algunas experiencias y encuentros puntuales con jóvenes, tanto
en universidades como en algún colegio, pero los perpetradores siempre han
pedido una extrema discreción. La idea tiene todos los parabienes pero no acaba
de coger vuelo y el motivo es que despierta recelos. ¿Qué pasa si ese recorrido
autocrítico no ha sido suficiente o se mantienen ribetes justificativos
respecto de determinadas acciones violentas? «Hay aristas. Hay que mirar mucho
los perfiles de los perpetradores porque es común que mantengan esa idea de la
'ETA buena' y la 'ETA mala' -en relación a la banda en los años de la
dictadura, por un lado, y la del periodo democrático, por otro-. Eso hay que
evitarlo porque no estás desradicalizando. Hay que estudiar los perfiles con
detenimiento y dar paso a los que más pueden aportar. Ese análisis se hace
también con las víctimas, donde también hay filtros. No todas ellas van a las
aulas. Y con los victimarios es mucho más importante».
En
el mundo de las víctimas no hay dudas sobre los beneficios que aportan estas
voces. «Ojalá hubiera más terroristas sinceramente arrepentidos que lo dijeran
en público. El poder deslegitimador del terrorismo de un etarra arrepentido es
muy poderoso», valora Consuelo Ordóñez. La presidenta de Covite es consciente
de que «la realidad es que la mayoría de etarras o no están arrepentidos o, si
lo están, no lo dirán jamás porque prefieren seguir bajo el redil de la mafia
de la izquierda abertzale, que les prohíbe precisamente arrepentirse». A su
juicio, «el terrorismo de ETA no solo ha producido un daño personal a sus
víctimas, sino también un daño social y un daño político, un daño en el
conjunto de la sociedad y al Estado de derecho. Y eso solo lo pueden reparar
quienes lo han producido».
Opinión:
Para empezar, decir que estoy totalmente de acuerdo con la
opinión de Consuelo.
Pero también, con la intención de ser lo más justo posible,
me gustaría decir que cuando se utiliza la frase “en el mundo de las víctimas
no hay dudas sobre los beneficios que aportan estas voces” se está faltando a
la verdad, ya que también existen víctimas que no están de acuerdo con esa
propuesta.
Personalmente creo que el máximo problema al respecto es que, en muchas ocasiones, se ha dado voz a personas (y conste que no me refiero a Consuelo precisamente) que, incluso sin ser víctimas del terrorismo, han ido pregonando por ahí sus propias opiniones de carácter político o partidista (o ambas) y con ello han desacreditado la importancia del mensaje.
Un día habrá que hablar seriamente sobre esta cuestión,
aunque me consta que pronto aparecerá información publicada que denuncia esta
situación.

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