15 diciembre 2024
“Nuestras
políticas de memoria son para todas las víctimas y no diluyen ningún
terrorismo”
Se
cumple medio año desde que la socialista María Jesús San José (Sestao, 1966)
volviera al Gobierno vasco como consejera de Justicia y Derechos Humanos
¿Cómo
han sido estos primeros seis meses?
Todos
los comienzos son intensos. Estamos terminando de definir la organización que
queremos dentro del Departamento. También hemos definido los presupuestos, que
nos ayudan a planificar todo el trabajo que queremos hacer, que es mucho.
Fue
muy comentado que el PNV cediera las políticas de memoria. ¿Por qué su partido,
el PSE, puso énfasis en asumirlas?
—No
fue nada extraño. Al final, en un gobierno en que cambiaron prácticamente todas
las personas, incluso el lehendakari, fue normal. Nuestro partido siempre ha
tenido un compromiso claro con la memoria, que a mí me gusta llamar memoria
para la convivencia y que no es monopolio de nadie, de ningún partido ni de
ninguna institución. Y ahora lo que nos toca es elaborar el nuevo camino.
Se
dio la impresión de que los socialistas no estaban muy satisfechos sobre cómo
se llevaba este área. ¿Era así?
—Yo
creo que cada uno pone su impronta. Además, ambos partidos tenemos un programa
de gobierno que nos conmina a una memoria crítica e inclusiva, y hemos
comenzado nuestra andadura en esta materia normalizando relaciones con el
Memorial de Víctimas de Vitoria, reuniéndonos con otros institutos, como el
navarro, y con la secretaría de Estado de Memoria Democrático. Nuestra idea es
prestar atención al ámbito internacional, abrir Gogora al rigor académico y
completar un ambicioso plan de investigación y de difusión.
¿No
les convencía cómo se estaba trabajando en Gogora?
—Yo
creo que dentro de Gogora se ha producido un ciclo de 10 años en los que se ha
completado toda la producción legislativa con la última ley de Memoria
Histórica aprobada en la anterior legislatura. Ahora se abre una nueva etapa en
la que tenemos que orientar las políticas a la memoria para la convivencia, y
en esa línea estamos trabajando.
Pero
se han criticado algunos de los cambios. Desde EH Bildu se reprocha que en esta
nueva andadura se margina a las víctimas de la violencia del Estado.
—Ninguna
víctima se queda fuera. Nosotros vamos a acompañar a todas las víctimas. De
hecho, el primer acto en el que yo estuve como consejera era de reconocimiento
a víctimas de violencia policial. Desde luego, no diluimos el dolor de ninguna
víctima, como tampoco diluimos ningún terrorismo. Esa es la línea en la que
vamos a seguir trabajando.
Desde
el PP, sin embargo, la crítica es exactamente la contraria: sostienen que las
orilladas son las víctimas de ETA.
—Ya
he dicho que no vamos a diluir ninguna víctima ni ningún terrorismo. Todas las
víctimas van a contar con nuestro apoyo y en nuestras políticas no va a haber
exclusiones.
¿Por
qué todavía los planteamientos sobre la memoria son tan divergentes, cuando no
diametralmente opuestos?
—Creo
que tenemos que buscar un mínimo común denominador en materia de memoria para
la convivencia, que tiene que partir del respeto a los Derechos Humanos y a los
valores democráticos. Hay que trabajar en esa línea porque, insisto, nadie
tiene el monopolio de la memoria y debemos dejar a las generaciones venideras
un relato basado en la memoria que se construye día a día.
Por
desgracia, para buena parte de las generaciones más jóvenes, ETA, el GAL y no
digamos ya la represión franquista son cuestiones que sienten muy lejanas.
—Ha
pasado y está pasando en otros países. Por eso nuestra campaña va dirigida a
esas nuevas generaciones, a los jóvenes, para hacerles ver el peligro de los
totalitarismos y el peligro de no cumplir los valores democráticos y no
respetar los Derechos Humanos. No podemos permitir que cuando nuestros hijos o
nuestros nietos miren atrás se encuentren silencio.
Usted
siempre defendió la transferencia de la gestión penitenciaria. ¿Qué balance
hace de los tres años que han pasado desde que se asumió?
—En
mi anterior etapa como consejera de Justicia, reclamé la transferencia de
instituciones penitenciarias y nos fuimos preparando para recibirla, elaborando
un modelo penitenciario que queríamos que se implantara aquí, en Euskadi, y yo
creo que eso fue determinante porque ya teníamos el camino hecho para cuando se
recibieron. Tres años después, seguimos trabajando. Ahora toca implantar el
modelo que prima la semilibertad porque también está demostrado que desde la
semilibertad la reinserción en la sociedad es mejor que si se produce desde una
situación de privación de libertad.
Un
parte de la derecha española sigue sosteniendo que la gestión de las prisiones
por parte del Gobierno vasco es poco menos que una amnistía encubierta para los
presos de ETA.
Aquí
hay un cumplimiento estricto de la legalidad penitenciaria y del fallo
condenatorio. Todas las resoluciones van a la Audiencia Nacional, a la fiscalía
y de momento no ha sido recurrida ninguna de las decisiones que en esta
legislatura hemos tomado. Eso no quiere decir que no entienda a las víctimas,
porque no se les había preparado para el momento en que los presos de ETA
terminan de cumplir sus condenas y van saliendo a la calle. Ese tránsito no se
ha dado. Pero yo no voy a polemizar con las víctimas. Estoy para apoyarlas.
Desde
la otra parte, desde Sare, en concreto, les piden “soluciones creativas” para
vaciar las cárceles. ¿Cómo interpreta esa petición?
—Nuestras
soluciones son y van a seguir siendo las que nos dicte la legislación
penitenciaria. En todo caso, a Sare le pediría que si se ocupa de los presos,
en este caso, de los presos condenados por terrorismo, les ayuden en el paso
para que se reinserten en la sociedad y, desde luego, reconozcan el daño
injusto causado.
¿Pero
ese reconocimiento debe ser un requisito para la progresión de grado o para el
acceso a los beneficios penitenciarios?
—A
ver, desde el punto de vista legal, no está recogido en el articulado de la ley
penitenciaria, pero desde un punto de vista ético y político, yo creo que ese
reconocimiento se tiene que dar porque, más allá del cumplimiento, hay presos
de ETA que decidieron o han decidido no someterse a la legislación y desde
luego cumplir la pena íntegra. Lo deseable sería que se sometieran a los
tratamientos y a un itinerario individualizado en el que se den todas las
pautas para su reinserción social plena en la sociedad con ese reconocimiento
del daño causado y con ese cumplimiento de la legislación.
¿Comprende
que se generen polémicas como la que se suscitó después de que Fermín Muguruza
interpretara ‘Sarri-Sarri’ en la cárcel de Martutene?
—Como
administración penitenciaria, nuestra obligación es la reinserción social plena
de los presos, desde luego, con el cumplimiento de la ley. La cultura puede
ayudar en esa reinserción, pero no creo que sea de ayuda interpretar una
canción que ensalza la huida de unos presos terroristas delante de otros presos
que han sido condenados por terrorismo. Yo creo que se hubiera visto más claro
si se tratara de una canción que ensalzara los malos tratos a mujeres o las
violaciones y se cantara ante presos que han cometido esos delitos. Nadie
defendería algo así.
En
la mayor parte de las entrevistas, incluida esta, le preguntamos mucho por los
presos de ETA, cuando no son, ni de lejos, la mayoría de la población
penitenciaria en Euskadi.
No.
De hecho, son solo el 8% frente al 92 de reclusos condenados por otro tipo de
delitos. Hablo sobre los de ETA, lógicamente, porque me preguntan por ellos y
porque se trata de cuestiones que están en la actualidad. Pero nuestra
obligación es trabajar para todos los presos y buscar su reinserción plena
dotándoles de un itinerario personalizado que siga una planificación y, desde
luego, prestando atención a los problemas que se dan en las prisiones y
buscándoles soluciones.
¿Cuáles
de esos problemas le preocupan especialmente?
—Todos,
por supuesto, pero estamos viendo que hay muchos problemas con la salud mental
de los reclusos. Y nos preocupa que en muchos casos no se hayan detectado
antes, cuando son juzgados o en algún momento del proceso judicial. Hay otros
problemas también que ahora resolveremos con la apertura del centro
penitenciario de Zubieta, que hará que nos dotemos de 300 plazas más para
liberar un poco de espacio en el resto de los centros penitenciarios. Pero son
muchas cuestiones. Y no nos olvidamos de la negociación sindical, que es una
cuestión que tenemos que abordar y estamos abordando.
¿Cómo
están funcionando los programas de reinserción y, particularmente, la agencia
de inserción ‘Aukerak’?
—Yo
creo que están funcionando bien. Esta legislatura tenemos que dar un paso más y
que Aukerak no solo sea un empleador por así decirlo o quien pague las nóminas,
sino que profundice en la inserción sociolaboral de la población reclusa y para
eso tenemos que trabajar más de cerca con Lanbide.
Y
una vez más hay que aclarar que estamos hablando de programas que son para la
totalidad de internas e internos, no solo para los de ETA, que es lo que
difunden algunos con mala intención.
—Desde
luego. Aukerak es una agencia de reinserción sociolaboral y se extiende a todas
las personas presas en las cárceles vascas.
El
pasado viernes anunció en el Parlamento que su Departamento valora elaborar una
ley propia sobre justicia restaurativa de la que usted es una ferviente
defensora.
—Sí,
porque supone poner a la víctima en el centro. Se trata de buscar métodos
alternativos a los tradicionales para la reparación de las víctimas, que a
veces no se sienten aliviadas con lo que se determina en la Justicia ordinaria.
Tanto la justicia restaurativa como los medios alternativos de solución de
conflictos nos van a permitir dar una visión más social e incluso aliviar la
situación de los juzgados. Por eso hemos constituido un grupo de trabajo para
ver si necesitamos dotarnos de una ley propia en esta materia, como ya tienen
Navarra y Catalunya.
¿Es
cierto, como sostuvo Pedro Sánchez, que el PP actúa “con las cartas marcadas”
en su labor de oposición porque dispone de información privilegiada que le
filtran los jueces?
–Creo
que sí hay una campaña contra el gobierno de Pedro Sánchez, una campaña que se
puede pensar que es en el ámbito de discusión política, pero que se está
llevando al terreno judicial y que, cuando se resuelvan los recursos, va a
quedar en nada.
¿Pero
hay jueces que participan en los hechos tan graves que se están denunciando?
–Una
cosa es que se denuncien hechos ante la Justicia y otra que se aprovechen de
eso para promover una campaña política, que creo que es lo que se está
haciendo.
¿Se
practica en el estado español el ahora tan citado ‘lawfare’, el aprovechamiento
de la Justicia en la batalla política?
–Yo
tengo que defender la labor de los jueces. El Poder Judicial lo que tiene que
hacer es aplicar la ley. Nos pueden gustar más o menos las sentencias y se
pueden recurrir, pero ese el sistema constitucional de garantías del que nos
hemos dotado y hay que respetarlo.
¿Por
qué cada vez más asuntos que deberían resolverse en el ámbito político se
dirimen en los tribunales?
Eso
es lo que deberíamos evitar. La judicialización de la política y la
politización de la justicia no es buena. Entre otras consecuencias, dilata las
cuestiones de las personas que legítimamente acuden a la Justicia. Es algo que
no deberíamos ver como normal. Yo abogo por buscar acuerdos en el ámbito
político. Quien no lo crea así tendrá que responder por ello.
¿Hay
injerencia de los jueces en cuestiones que deben ser de los poderes legislativo
y ejecutivo?
–El
Poder Judicial se tiene que dedicar a aplicar las leyes. Eso es lo que todos
esperamos.
A
la inversa. También el Poder Judicial advierte de intentos de menoscabar su
independencia desde el ámbito político. Lo denunció el viernes la presidenta
del CGPJ. ¿Hay injerencia política en la Justicia?
–En
la Constitución está muy claro cuáles son las funciones y los deberes de cada
uno de los poderes. Así que cada uno debemos dedicarnos a lo nuestro.
¿Ha
servido de algo el pacto para la renovación del CGPJ? La impresión es que PSOE
y PP se repartieron el órgano nombrando miembros afines.
-Se
consiguió desbloquear una cuestión que llevaba años atascada. Por otro lado, yo
estoy muy contenta de que por primera vez la presidencia la ostente una mujer.
En lo otro, mientras no se reforme el modo de elección, tenemos que aceptar el
que hay.
Acercando
la cuestión a Euskadi, ¿cabe plantearse un Poder Judicial vasco propio, como
defiende el lehendakari Pradales y como defendió también el lehendakari
Urkullu?
–Cuando
se planteó la cuestión en el debate sobre el nuevo estatuto, mi partido
defendió varias propuestas y ninguna iba en esa línea.
¿No
habría que buscar el modo, como poco, de descentralizar la Justicia?
–Lo
que tenemos que hacer es aplicar y garantizar el modelo que tenemos.
¿Qué
le parece la denuncia sobre la escasa sensibilidad de las instancias judiciales
vascas respecto al euskera?
–Tenemos jueces, tenemos fiscales, tenemos abogados, tenemos procuradores que se han formado y ejercen en euskera. En todo caso, creo que se aplica la ley y que todas las sentencias se fundamentan en el Derecho y, por supuesto, son recurribles.
Opinión:
“Nuestras políticas de memoria son para todas las víctimas
y no diluyen ningún terrorismo”… pues cuando la señora Consejera lo considere
oportuno podríamos hablar sobre la posibilidad de que existan víctimas vascas de
los atentados de agosto2017 en Catalunya.
Desde aquel maldito agosto han pasado más de siete años y todavía no han contactado con nosotros.
Por no hablar de cuántas víctimas de la banda terrorista ETA residimos ,por ejemplo, en Catalunya y no tenemos señal alguna de interés por parte del gobierno que la señora Consejera representa.
Inoiz ez da berandu zoriontasuna ona bada
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