viernes, 7 de octubre de 2011

19 junio 1988 (3) El Periódico de Catalunya

19 juny 1988     
També a “El Periódico de Catalunya” apareixia una informació en la que es tractava el tema dels ferits amb un tacte exquisit tot considerant que ja havia passat un any i encara hi havia ferits que necessitaven tractament mèdic constant. Aquestes persones, catalogades per primer cop com a supervivents, sí poden parlar del dolor que es pateix al rebre les conseqüències de un atemptat.      
Los heridos evolucionan pero arrastran trastornos        
Los 14 heridos de gravedad supervivientes de la tragedia continúan recibiendo tratamiento médico en la unidad de quemados de la residencia sanitaria de la Vall d’Hebrón. Algunos han sido intervenidos quirúrgicamente en diversas ocasiones. Según el doctor Beltrán, jefe clínico de la unidad de quemados, y de la especialista Rosa Leiva, “todos han sufrido síndromes de angustia y ansiedad, y gran parte de ellos utilizan tranquilizantes para dormir”.        
Agustina Cabanillas, Gloria Ortega y Beatriz Omandan han sido intervenidas en tres ocasiones. Jordi Comas, Conchita Aguilar, Javier Palmero, Adelina Somoza, Roberto Manrique y José Manuel Alfonso lo han sido en dos, mientras Jaime Juan Suriol, Asunción Espinosa, Alberto Farrús, Carmen Frías y Carmen Candalijas, en una. La mayor parte de ellos deben volver a pasar por el quirófano.    
Recuperación de las manos        
El equipo médico de la unidad de quemados del Vall d’Hebrón  considera “satisfactoria” la evolución general de los heridos. Las primeras intervenciones quirúrgicas han ido dirigidas preferentemente a recuperar la funcionalidad de las manos. “Algunos de los heridos –dice Beltrán- ya se han reintegrado a sus puestos de trabajo”.      
El tratamiento básico que están recibiendo es el de compresión de las quemaduras. Alberto Guinot, otro de los médicos de la unidad de quemados, explica que “se trata de un procedimiento para disminuir el escozor de las cicatrices e impedir que crezcan”.      
Beltrán señala que “los fallecimientos que se registraron en la unidad se debieron fundamentalmente a las patologías previas que presentaban los heridos”. Tan solo seis de los ingresados en el Vall d’Hebrón murieron.

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