domingo, 7 de julio de 2019

07 julio 2019 (2) Deia

07 julio 2019 


Isabel Urkijo y Jesús Herrero, miembros de Gogoan, por una memoria digna

“La ciudadanía quiere olvidar, pero es un error pasar página sin una revisión crítica de lo que hemos hecho cada uno”
Preparan un documental sobre el papel de Gesto por la Paz durante los años de violencia en Euskadi. La asociación echó la persiana hace seis años pero el colectivo Gogoan cree que el audiovisual puede contribuir a deslegitimar la violencia

La asociación Gogoan, por una memoria digna es la heredera de Gesto por la Paz, que se disolvió tras el fin de la actividad de ETA. Algunos de sus miembros mantienen su activismo en este colectivo ya que consideran que queda tarea pendiente, sobre todo en materia de memoria y relato. Están volcados en la elaboración de un documental sobre Gesto durante los años duros de violencia en Euskadi y para materializarlo buscan fondos vía crowfunding.

¿Por qué ahora el documental, seis años después de la disolución de Gesto por la Paz?
-ISABEL URKIJO: Nuestro objetivo es aportar a la cuestión de la memoria aquellas cuestiones que nos parecían especialmente positivas: la actividad, mensaje y las formas empleadas por Gesto por la Paz en sus casi 30 años de trabajo por la paz en Euskadi; poner en valor la vía Nanclares; y el colectivo Eraikiz, de víctimas de ETA. Eran elementos claves que teníamos que tener en cuenta para trabajar la cuestión de los presos, la de las víctimas y para la actividad ciudadana en favor de los derechos humanos y la paz. La mejor manera de aportar algo a la memoria en relación a Gesto era hacer un documental desde nosotros mismos, solo con gente de Gesto.
-JESÚS HERRERO: No somos historiadores pero creemos que hay que poner en valor lo que hizo Gesto por la Paz. No queremos reinterpretar lo que se hizo, solo poner en valor muchas cosas que se hicieron en aquellas circunstancias tan difíciles, con la violencia muy extendida en Euskadi. Creemos que puede ser una fotografía de lo que ocurrió y la respuesta que ofreció Gesto.

¿Se apresuraron a la hora de disolver Gesto?
-J. H.: Estamos convencidos de que Gesto cerró en el momento en que tuvo que cerrar. Era un movimiento por la movilización contra la violencia, y desaparecida esta en octubre de 2011 ya no había una justificación para seguir. En nuestras discusiones internas decidimos sin precipitarnos disolver el grupo. Cuando tomamos esa decisión vimos que había cuestiones sobre las que seguir trabajando en esta nueva etapa como las víctimas, la memoria, la deslegitimación de la violencia, los presos… Tomamos la decisión correcta.

Luchan por la deslegitimación de la violencia. ¿Aún tiene legitimación entre nosotros?
-J.H.: Como sociedad aún nos queda camino por recorrer. Tenemos que ahondar en reconocer la injusticia de la violencia, en que no tuvo ningún sentido, y que solo generó dolor irreparable. Todavía vemos algunos ejercicios de contextualización de la violencia. La violencia generó dolor y daño a unas personas por parte de algunos convecinos nuestros que una mañana se levantaron con la decisión de eliminar a esa persona. Falta aún realizar una asunción de responsabilidades cada uno desde su papel.

¿A quiénes se refieren?
-I.U.: La izquierda abertzale tiene una responsabilidad muy concreta por la contextualización y justificación y apoyo explícito que hizo a la violencia de ETA. A todos los estamentos del Estado también les corresponde asumir su responsabilidad, distinta a la de la izquierda abertzale y la propia ETA pero responsabilidad al fin y al cabo en otros tipos de violencia.
-J.H.: Las víctimas nos han hecho grandes regalos a la sociedad. Las experiencias de Grenclee, las experiencias de encuentros restaurativas en las cárceles con sus victimarios… han sido ejemplos de convivencia. También la vía Nanclares Ha sido una gran aportación a la deslegitimación de la violencia, en el sentido que reconocieron que se equivocaron. Ha sido un ejercicio individual y un ejemplo para la sociedad.

¿Cómo están siendo tratadas las víctimas, ya sin ETA?
-I.U.: Corren el riesgo de que sean olvidadas y no sea reconocido lo suficiente el dolor que padecieron.

¿Olvidadas?
-I.U.: Sí, porque la gente quiere pasar página rápido y olvidar este capítulo negro y molesto de la historia y no asumir lo que en realidad les debe a la sociedad. La sociedad les debe muchísimo a las víctimas, porque cuando ETA disparó a cada una de ellas en realidad disparaba contra toda la sociedad y esa persona paró el tiro que se dirigía contra todos nosotros. Querían romper todo el sistema de funcionamiento democrático e institucional del que nos hemos dotado.

¿Cómo se puede reparar a las víctimas?
-J.H.: El terrorismo era un ataque que iba dirigido contra toda la sociedad pero tuvo unos destinatarios concretos. Ese análisis no se hizo cuando la violencia estaba en nuestras calles. Para mucha gente eran destinatarios de la violencia porque pertenecían a un colectivo determinado que militaba en un partido político o que ejercía una determinada profesión. Eso estaba bastante asumido pero ahora estamos en otro contexto. Hay que cuidar a las víctimas y una parte le corresponde a las instituciones que tienen que velar por un mensaje que no justifique la violencia y por la especificidad de las víctimas que han sufrido un dolor injusto.
-I.U.: Además, las instituciones tienen que reconocer a todas las víctimas. Por ejemplo, las víctimas de abusos policiales están sin reconocer, está pendiente. No sé si a través de comisiones de la verdad pero hay que investigar sobre muchos atentados sin esclarecer de ETA que han prescrito pero también de los GAL, para que les víctimas tengan el consuelo de saber qué ocurrió y quién lo hizo y por qué.
-J.H.: Toda la sociedad es la que tiene que arropar a las víctimas. Lo pedíamos antes en Gesto y lo seguimos haciendo ahora.

¿Se están dando avances?
-J.H.: Yo creo que sí, con dificultades pero hay un reconocimiento de las víctimas.
-I.U.: No lo suficiente. Sigue habiendo un déficit en el reconocimiento de las víctimas. Hay algunas que sí han sido reconocidas por el Gobierno vasco pero no lo han sido por parte del Gobierno español, y no hay manera de conseguirlo. Es un error tremendo no reconocer que también hubo fallos por parte de las fuerzas de seguridad del estado. Reconociéndolo y asumiéndolo se desarma a quienes pretenden justificar la existencia de ETA diciendo que había una represión enorme. La represión fue en la época de Franco y la sufrió todo el mundo. Luego en los años de la transición hubo muchas muertes. Lo mejor sería reconocer que la policía cometió atropellos.

Parece políticamente correcto criticar con vehemencia la violencia de ETA, no así la de los GAL, las torturas o los excesos policiales.
-I.U.: Por eso haría falta algo así como una comisión de la verdad, porque la mayoría de esos delitos han prescrito ya. Y aunque no se logre aflorar la verdad, sí al menos habría que reconocer a esas víctimas y darles el mismo amparo que al resto. Cuando aquí se organiza el Día de la Memoria, en el acto nos juntamos apenas unas cincuenta personas y la mayoría políticos; no acude la ciudadanía. La gente quiere olvidar y es un error pasar página sin hacer una revisión crítica de lo que hemos hecho cada uno de nosotros.

Hace 14 meses de la disolución de ETA y parece que ya nadie se acuerdo de ese hito. ¿Es lo normal?
-I.U.: La desaparición de ETA la tenemos muy asumida porque no se fue de nuestras vidas el año pasado sino hace ocho años, en octubre de 2011. Posteriormente lo que ha hecho por capítulos ha sido una pantomima y un teatro de su disolución.
¿Y la izquierda abertzale ha hecho lo que debía hacer?
-I.U.: La izquierda abertzale no ha dado los pasos que sabe que tiene que dar. Van a un ritmo lento de modo que la historia les va a pasar por encima. Además tiene una responsabilidad especial en este tema. Si ETA hubiera sido el Grapo, en los años 80 ya habría desaparecido, pero ETA tuvo un apoyo social enorme. En las calles de Bilbao y de muchas localidades se gritaba Gora ETA militarra o ETA mátalos sin ningún tipo de pudor. Ha tenido un respaldo social muy fuerte y un apoyo de informadores que ahora vive con normalidad, como si nada hubiera pasado.
-J.H.: Siguen sin asumir y reconocer que el daño generado por la violencia de ETA fue injusto y no asumirlo significa que les queda un camino por recorrer. Fue una injusticia y un error. Además han llegado a la conclusión de poner fin a la violencia desde el puro desistimiento, sin concesión política alguna.

¿Cómo se debe abordar la cuestión de los presos de ETA?
-I.U.: La vía Nanclares es un ejemplo inmejorable para que puedan pensar en cómo dar una solución a su situación. Es la reinserción pura y dura, reconocer que fue un error que originó un horror. Ya en los tiempos de Gesto por la Paz pensábamos que la política penitenciaria no tenía que ser tratada como política antiterrorista. Y lo siguen utilizando igual, lo cual es absurdo ya que ahora no hay terrorismo. Deberían de proceder al acercamiento de presos ya que no hay nada que justifique que estén lejos del País Vasco y deberían de recuperarse aquellos encuentros restaurativos en la cárcel de Nanclares entre víctimas de ETA y presos para que entren en otras dinámicas.
-J.H.: Con la legislación actual esa política penitenciaria más humana del acercamiento tendría que aplicarse como algo incondicional, no como un beneficio penitenciario.

¿Deberían previamente reconocer el daño injusto causado?
-J.H.: El acercamiento nunca ha sido para nosotros un regalo, tiene que ser el cumplimiento ordinario de la pena. Va a seguir cumpliendo su pena pero en una prisión más cercana. Por lo tanto el acercamiento no es algo a utilizar en función de la actitud del preso sino el cumplimiento de la legalidad penitenciaria. Los cambios de grado y otras medidas sí deberían de estar ligadas al reconocimiento del daño injusto.
¿Les satisface el relato o relatos que se están consolidando sobre la violencia en el pasado?
-I.U.: Hay tantas visiones y relatos como ciudadanos vascos. Pero cuando miramos atrás para ver lo ocurrido tiene que prevalecer la verdad, no ocultar lo que ocurrió. Y lo ocurrido hay que analizarlo con una actitud crítica, hacer examen de conciencia con un propósito de enmienda. Yo no veo mucho interés en hacerlo. En definitiva, relatos habrá muchos pero el que tiene que quedar es aquel que deslegitime la violencia.

“Habrá muchos relatos sobre la historia de ETA pero tiene que prevalecer la verdad, no ocultar lo que ocurrió; el relato que tiene que quedar es aquél que deslegitima la violencia”
“Hay víctimas que han sido reconocidas por el Gobierno vasco pero no por el español. Es un error no reconocer que también hubo fallos por las fuerzas de seguridad”
“No sé si con comisiones de la verdad o por otra vía, pero hay que investigar sobre muchos atentados de ETA sin esclarecer que han prescrito ya, y también de los GAL”.

EL DOCUMENTAL

“No hay nadie que justifique que los presos de ETA estén lejos del País Vasco. Deberían acercarlos y recuperar los encuentros entre presos y víctimas”
“La izquierda abertzale no ha dado los pasos que sabe que tiene que dar en el reconocimiento del daño. Van a un ritmo lento y la historia les va a pasar por encima”

“Los vídeos del programa Herenegun en las aulas venían a contextualizar la violencia. Una cosa es contextualizar y otra es justificar la violencia por el contexto”

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