11
noviembre 2025
Vera,
víctima del 11-M: «Ahora el terrorismo es lowcost. Van a por jóvenes para
manipularlos»
«Vidas
rasgadas» es su primer libro, que recoge10 historias reales de terrorismo
mundial
Vera
de Benito Ortega sabe de terrorismo – tanto por su formación académica, es
especialista en yihadismo, prevención del radicalismo y Seguridad Nacional–
como por su propia historia vital y familiar. Su padre, Esteban de Benito, fue
uno de los asesinados en la estación de Atocha durante el terrible atentado del
11-M. Ella tenía solo diez años.
Ahora,
lleva a su primer libro, «Vidas rasgadas» (Editorial Círculo Rojo), diez
historias de personas, que como ella, vivieron en otro escenario y con otras
circunstancias el golpe de la violencia hecha terror.
En
conversación con LA RAZÓN, De Benito explica que en la última década, y más
aceleradamente desde hace cinco años, la forma de atentar ha experimentado «un
cambio brutal».
En
la actualidad, lo que prima es un «terrorismo lowcost». El alquilar un coche y
arramplar con cualquiera que pase por ahí, o apuñalar con un arma blanca en un
lugar público. «Nada de planes muy elaborados», como ocurría hace no tanto
tiempo.
La
autora recuerda que, antes, las organizaciones terroristas operaban con una
«enorme estructura y muy jerarquizada». Que ya no sea así es alarmante porque
implica que «no hace falta que formen parte de una, se acogen a su ideario y,
por libre, atentan».
Esta
manera de actuar, que las organizaciones promueven entre sus seguidores, «hace
que la posibilidad de que haya un atentado crezca de manera exponencial».
Las
redes son el otro caldo de cultivo para la radicalización de jóvenes. «Son
manipulables, por su edad, y se les hace creer que van a ser personas a las que
todo el mundo admirará.
Es
muy fácil caer y las familias y el entorno educativo tiene que estar ojo
avizor. Ante la presencia de odio, por ejemplo, hacia las mujeres o el modo de
vida occidental».
Esta
experta, reconvertida en escritora, no pasa por alto que seguimos en el nivel 4
de alerta antiterrorista y, solo por eso, no hay olvidar nunca que, si no ha
habido más ataques, es porque tenemos «a las mejores» Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad del Estado.
Así
lo evidencian los monográficos de la decena de atentados que aborda en su obra,
a través de víctimas. Solo es ficción el personaje central que ejerce de
narradora. María, una veterana periodista, a punto de jubilarse, que viaja a
Hanói (Vietnam) para hacer un reportaje que pondrá punto final a su carrera.
Durante
la que sería su última aventura profesional recuerda todos los viajes y ataques
terroristas que ha cubierto. «En cada capítulo, ella enlaza su propio pasado
con el relato real de lo vivido por las víctimas».
Lo
cierto es que –aclara– fue un largo camino el conseguir los testimonios y el
proceso le llevó a distintas partes del mundo. «Tardé seis meses. Que confíen
en ti para recopilar su historia no es algo fácil. También te deja una huella
emocional».
A
lo largo de un centenar de páginas, deja el testimonio de víctimas de atentados
como el 11-S de Nueva York (EEUU), el de Utoya (Noruega) o uno de Hezbolá.
No
podían faltar algunos de los más importantes sufridos en nuestro país a manos
de ETA: Hipercor y la casa cuartel de Zaragoza. Y más recientes como el de las
Ramblas de Barcelona, del que cuenta la historia de un niño al que segaron la
vida, llamado Xabi.
A
De Benito el caso que más le impactó es el de un ex niño soldado al que
entrevistó en Londres. Para que le autorizase a recoger su historia tuvo que
cambiar el país de África del que procede y, por supuesto, ocultar su nombre
porque sigue temiendo represalias tantos años después.
Una
de las conclusiones que ha sacado de este viaje por el dolor es que «cada duelo
es distinto» y que el «dolor nunca se supera, sino que aprendes a vivir con
ello».
El
paso del tiempo es determinante, dado que permite que «mengue el dolor», pese a
que «nunca se cura del todo». «Lo importante es no cronificar el dolor y evitar
que sea lo principal en tu vida», explica.
La
escritora también tiene palabras para aquellas voces que, últimamente,
recuperan la teoría de que detrás del 11-M no estuvo una célula yihadista.
«Me
parece una falta de respeto a las víctimas. Estás viendo que la gente sufre,
¿por qué alimentas más ese dolor y qué buscas? Como es posible llegar a pensar
que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y los jueces mienten. Aún no tengo claro
si pretender politizar el terrible suceso o, simplemente, llamar la atención».
De
Benito quiere –también por esta clase de discursos– que los testimonios que
expone en el libro sirvan de herramienta de memoria para que los jóvenes que,
«afortunadamente no lo han vivido», conozcan de cerca lo que realmente ha
pasado en 40 años de democracia.
Para
los que se vieron afectados, solo espera que pueda ser útil como parte de la
etapa del duelo y que sirva de acompañamiento a quien ha perdido a algún ser
querido, como a ella le ocurrió con su progenitor. Aunque puedan aflorar las
lágrimas, como le han transmitido sus lectores.
Opinión:
Acabo de hablar con Javier, el papá del niño “al que
segaron la vida, llamado Xabi”. Me dice que la escritora no ha contactado en absoluto
con él para, al menos, obtener información que pudiera ser importante para el
libro.
Tampoco me consta que haya hablado con alguien del
atentado en Hipercor, porque tengo contacto permanente con un altísimo
porcentaje de las víctimas de “mi” atentado y ninguna me ha comentado nada al
respecto. Otra opción puede haber sido que haya hablado, si lo ha hecho, con
algunos que se hacen pasar por víctimas sin serlo, como el impresentable que
hace unos días se personó en el rodaje de “Crono” haciéndose pasar, precisamente,
por el padre de Xavi para intentar parar el rodaje.
Por cierto, Xavi con “V”, en catalán. Y ya que habla del
atentado en Hipercor, habrá que leer el libro con suma atención. Para cualquier
libro que se escriba, incluso el que me han encargado, es lógico pensar que antes
hay que hablar con los afectados.
Hay impostores en este duro mundo de “LAS” víctimas del
terrorismo. Incluso he llegado al convencimiento de que existen personajes que
sin haber sufrido un solo rasguño físico ni haber visitado un centro médico, un
hospital o un tanatorio, desearían haber sufrido algunas de las heridas o las
consecuencias que SI hemos sufrido otras personas.
Aunque tengo el convencimiento de que su obra de teatro
terminará más pronto que tarde…

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