21 noviembre 2025
Illa reivindica Ernest Lluch como ejemplo de “palabra y verdad” en el 25 aniversario de su asesinato.
El Govern homenajea al exministro socialista en un acto solemne en el Palau de la Generalitat marcado por la alerta ante la degradación del debate público y el auge de la mentira
Veinticinco años después del asesinato
de Ernest Lluch a manos de ETA, el Palau de la Generalitat ha reunido este
viernes a representantes institucionales, familiares y figuras del ámbito
europeo para reivindicar el legado de quien impulsó la sanidad universal en
España y defendió el diálogo incluso en los momentos de mayor violencia. "La palabra, la razón y la verdad": con estos tres
estandartes ha resumido Salvador Illa la vida del exministro socialista, cuya
memoria, subrayó, "necesitamos imperiosamente defender hoy".
El
presidente catalán ha apelado a proteger la verdad como "deber democrático" en un contexto que ha definido
como de ruido, fuerza y mentira.
"Hemos sido testigos de cómo algunos pretenden conseguir impunidad con la
mentira, pero se equivocan", ha afirmado.
"La verdad siempre
prevalece, tarde o temprano encuentra el camino para salir a la luz". Illa
ha establecido incluso un contraste explícito entre las efemérides de esta
semana: la del 50º aniversario de la muerte de Francisco Franco y la del
asesinato de Lluch. Un contraste "significativo", ha dicho, sobre dos
formas de entender la política y la convivencia.
Un legado que atraviesa la política, la academia y la
vida cívica
En el acto —conducido por el
periodista Josep Cuní— el president ha reivindicado todas las facetas del
economista y dirigente socialista. El Lluch académico y
apasionado por el estudio; el Lluch institucional,
impulsor de la Ley General de Sanidad de 1986 que abrió la puerta al sistema
universal; el Lluch valiente,
que se atrevió a desafiar al terrorismo en San Sebastián; el Lluch vinculado a Maià de Montcal, atento a los problemas concretos de sus vecinos; y el Lluch amante "de una España plural y diversa".
También ha recordado que el
fin de ETA en 2011 —"un antes y un después" para la democracia
española— fue un logro colectivo que Lluch no pudo ver, aunque contribuyó a
hacerlo posible con su defensa del diálogo en Euskadi.
A la ceremonia han asistido, entre otros, los expresidentes José Montilla y Pere Aragonès; consellers del Govern; diputados del Parlament; representantes de la OMS; y el rector de la Universitat de Barcelona, Joan Guàrdia.
Ribera alerta del auge de los "gritos"
La vicepresidenta de la
Comisión Europea, Teresa Ribera, ha
ofrecido un discurso muy político en defensa del legado moral e intelectual de
Lluch, cuya modernidad y vigencia reivindicó. "Afortunadamente han callado
las armas", ha recordado en referencia al terrorismo de ETA, "pero no
los gritos, alejados del respeto, la palabra y la razón". Ribera ha
alertado de un clima público donde la mentira —"de otra forma, pero que también
mata"— se abre paso, y ha citado como ejemplo los discursos anticiencia o
los movimientos antivacunas. "Honrar su memoria significa defender el
espacio público de la palabra, y la política como servicio", ha señalado,
agradeciendo que su recuerdo siga vivo y calificándolo de "patrimonio
europeo".
Pilar mundial de la sanidad universal
A través de un vídeo, el
director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha destacado el impacto estructural de la obra de Lluch:
"Gracias a su contribución, la sanidad universal española continúa siendo
uno de los pilares fundamentales del Estado del bienestar y un ejemplo de
referencia mundial". Su legado, ha añadido, demuestra por qué el
multilateralismo y la cooperación son clave para garantizar salud y
estabilidad.
Eulàlia Lluch: "Mi padre me ha abandonado
para ser vuestro Ernest"
El momento más emocionante ha
llegado con la intervención de Eulàlia Lluch, hija del exministro, visiblemente
conmovida. Ha recordado al padre cercano que a veces faltaba a un Consejo de
Ministros para acompañar a la familia, y celebró que su nombre siga abriendo
puertas y generando afecto:
"Mi padre me ha
abandonado para ser vuestro Ernest. Es un gran éxito de toda nuestra sociedad
que aún se le recuerde". Eulàlia ha agradecido los numerosos actos de
homenaje celebrados estas semanas —también en San Sebastián— y ha subrayado
que, dos décadas después, "de quienes lo mataron nadie recuerda el
nombre".

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