9 enero 2015
Amenaza yihadista. El caso
español
¿Podría suceder en España?
La actividad yihadista es una
realidad en nuestro país desde hace dos décadas
El yihadismo ha encontrado eco en
algunos inmigrantes de primera generación
Puede ser que los Kouachi hubieran
combatido recientemente en Siria o Irak
Los terroristas, al igual que otros
criminales, tienden a imitar las acciones ajenas
La estupefacción provocada por el ataque contra el semanarioCharlie Hebdo plantea
de manera natural la pregunta de si podría
ocurrir algo similar en España. Desafortunadamente la respuesta
es sí, por al menos tres razones:
En primer lugar porque la
actividad yihadista es una realidad permanente en nuestro país desde hace dos décadas. Con altos y
bajos, tanto en el dinamismo de los radicales, como en el número de operaciones
policiales, como en la frecuencia e intensidad de la atención mediática. Con
excepción de sólo un año (1998) desde marzo de 1995 -mes en que se detuvo al
argelino Ghebrid Messaoud en Barcelona- hasta el día de hoy, las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado han realizado cerca de ochenta operaciones contra individuos y grupos
relacionados con el terrorismo yihadista. En la mayoría de los
casos éstos desarrollaban labores de carácter logístico, pero en al menos dos
-atentados del 11-M y complot contra el metro de Barcelona en 1998- hubo
intención probada de atacar nuestro país.
Ciertamente, en Francia se ha detenido a más radicales durante estos veinte
años y el país también ha padecido otros episodios violentos,
incluida una campaña terrorista entre 1994 y 1996 en la que se produjo un
atentado contra un tren de cercanías y una colocación fallida de explosivos en
un tren de alta velocidad (en cierto modo, premonitorio de lo que sucedería una
década más tarde aquí). También es verdad que en Francia existe una
segunda generación de inmigrantes de origen musulmán amplia, entre los cuales
una minoría se ha demostrado vulnerable al mensaje yihadista.
Ahí está el más de un millar de voluntarios marchados a Siria. En España, la
segunda generación no es comparable en magnitud. Pero en cualquier caso el yihadismo ha encontrado eco en algunos inmigrantes de primera
generación. El problema también está presente en nuestro país.
Volviendo a la posibilidad de una acción terrorista
en España, el segundo motivo tiene que ver con los antecedentes de quienes han protagonizado los atentados de
París. La escasa informació que ha trascendido señala su
relación con redes de reclutamiento a favor de la insurgencia yihadista iraquí
en la segunda mitad de la década pasada, así como su
vinculación con yihadistas detenidos en operaciones previas. Es decir, son
personas con conexiones internacionales, comprometidas y fuertemente
radicalizadas. No sabemos con seguridad si han combatido recientemente en Siria o
Irak, pero visto el modo como actuaron es una hipótesis plausible.
Y de ser cierto reforzaría esa veteranía en la causa.
Pues bien, en España se efectuaron ocho operaciones contra redes relacionadas
con el envío de voluntarios a Irak entre los años 2005 y 2008,
más al menos otras tres operaciones contra redes similares de envío de
combatientes a Siria en los dos últimos años. En varios casos, además, existían
conexiones entre los individuos detenidos y los arrestados en otras operaciones
contra el terrorismo yihadista. En algunos, incluso, se trataba de las mismas
personas. Es decir, teniendo en cuenta que las operaciones policiales son la
punta de un iceberg de tamaño desconocido, hay motivos sobrados para suponer que a día de hoy pervive en
nuestro país un entramado yihadista sólido, movilizado por lo
que acontece en Siria, Irak, Libia o el Sahel, y del que podrían surgir
personas dispuestas a atentar en España.
Y el tercer motivo tiene que ver directamente con
los hechos de los últimos días y con el enorme impacto mediático y social que
han provocado. Los terroristas, al igual que otros criminales, tienden a imitar
las acciones ajenas. En el caso del yihadismo el riesgo es aún
mayor porque cuenta con un aparato doctrinal y propagandístico que ensalza e
invita a emular a sus supuestos héroes. Los atentados del 11-S tuvieron un
efecto movilizador formidable que más tarde se concretó en numerosos complot,
incluidos el de Madrid en 2004 y el de la capital británica al año siguiente. Y
sin irnos tan lejos cuando en mayo de 2013 dos individuos asesinaron a
cuchilladas a un soldado británico a las afueras de Londres, esa misma semana
otro radical trató de hacer lo mismo con un soldado francés en el extrarradio
de París. Por ello, es lógico que en las fechas inmediatamente posteriores se
eleve la alerta terrorista ante un posible contagio.
JAVIER JORDÁN es Profesor Titular de Ciencia Política y miembro del Grupo de Estudios
en Seguridad Internacional de la
Universidad de Granada.
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