04 enero 2015
El plan de 'víctimas educadoras'
arrancó en Euskadi con Patxi López
Iñigo Urkullu la mantiene en la
actualidad
La experiencia vasca llega ya a 2.200 alumnos
“Gracias por abrirnos los ojos”. La frase está
escrita a mano junto al dibujo de unos ojos grandes, muy abiertos. Lo firman
cuatro estudiantes vascos de Secundaria en una carta dirigida a la víctima de
ETA que habló en su clase. Otros
tres, a la familiar de un asesinado: “Nos enseñaste que ningún acto puede estar
justificado para utilizar la violencia, ni siendo la última opción”.
“Aprendimos que los miembros de ETA no son
'etarras', sino personas manchadas por ese mal llamado odio. Aprendimos que con
el 'ojo por ojo' todo el mundo se queda ciego”, añadieron Laura, Iñaki, Edurne
y Paula. “Deberías ser un ejemplo para muchas personas”, escribieron otros
chicos. “Kaixo”, saluda una adolescente. “No es que esté metida en este tema
del terrorismo, pero mi aita, al ser ertzaina, tengo bastante metido este rollo
en casa. Muchas veces tengo pesadillas y miedo de que algún día pueda pasarle
algo así a mi padre. Yo sé que no podría nunca perdonarlo, pero al oír tu
testimonio de que no podías vivir con el odio, me da qué pensar y te doy la
razón”.
Son extractos de las cartas que un puñado de alumnos
de ESO escribieron a la primera docena larga de víctimas del terrorismo -de ETA
y sus ramas y de los GAL- que acudió a prestar su testimonio a los colegios de
Euskadi con un objetivo muy claro: la deslegitimación de la violencia. Aunque
se habían producido algunas experiencias previas muy minoritarias, fue con el
Gobierno de Patxi López (PSE-EE),
apoyado por el PP, cuando por primera vez la Administración
pública impulsó un plan específico contra la justificación del terrorismo entre
los más jóvenes, con la participación directa de sus víctimas en las aulas.
El día cero fue el 24 de abril de 2011, seis meses
antes del “cese definitivo” de ETA: dos familiares de asesinados en Guipúzcoa
cruzaron la puerta de un colegio para hablar ante medio centenar de
estudiantes. Hubo preguntas a bocajarro y aplausos espontáneos. La escuela
vasca llevaba décadas callada. El miedo, la a veces bienintencionada omisión, cuando
no el respaldo explícito a ETA, formaban un cóctel muy complicado. El Defensor
del Pueblo Vasco le puso números: en 2009, a la llegada de López a Ajuria Enea, el
24% de los escolares entre 12 y 16 años justificaba el terrorismo, muy por
encima del 10% que apoyaba a ETA en la edad adulta.
El plan del Gobierno socialista arrancó
enfrentándose a muchas resistencias. La del PNV, que venía de descartar la
presencia de las víctimas en las aulas por considerarla “abrupta”, de articular
un plan de paz en el que ETA era una anécdota ridícula entre la violencia de
género o el maltrato escolar, y que alertó de la voluntad “adoctrinadora” del
Ejecutivo soportado por Antonio Basagoiti. Los sindicatos nacionalistas de
profesores sostenían lo mismo. Qué decir de Batasuna.
El plan despegó pese a todo y
fue uno de los emblemas del cambio en Euskadi. La experiencia resultó muy
positiva aunque pequeña: los testimonios sólo llegaron a ocho colegios. Con la
llegada de Urkullu al poder, el PNV ha mantenido pese a todo el plan, que ha
llegado a 30 centros educativos. Con retoques y un cambio importante: ya no
sólo hablan víctimas de ETA y de otros terrorismos como los GAL, sino también
de abusos y excesos policiales dentro de la lucha contra ETA hasta 1979, a las que el Gobierno
vasco está reconociendo vía decreto. Los socialistas sólo las habían
incorporado a su plan a través de sentencias relacionadas con casos de
torturas.
El secretario de Paz y Convivencia, Jonan
Fernández, ha asegurado que son ya 2.256 los alumnos vascos que
han escuchado a una víctima de uno u otro tipo. Sólo UPyD y el PP vasco con más
matices denuncian que se trata de una mezcla de víctimas que desdibuja y diluye
el combate frontal al germen del odio nacionalista.
Opinión:
Tras más de 25 años aportando mi visión personal (y
contrastada con cientos de víctimas de manera continuada) puedo asegurar que la
iniciativa es muy correcta. Lo llevo diciendo desde hace años y no he cambiado
de opinión.
Han sido muchas las conferencias presentadas, la
última hace dos semanas. Pero observo en los últimos años que los asistentes,
cada vez mas, están preparados para presentar propuestas y opiniones muy
coherentes y que demuestran una investigación previa sobre el asunto. Está muy
claro que las redes sociales e Internet como tal son fuente de información y es
por esta razón que solicito a quien deba decidir quien impartirá estas
conferencias que antes de hacerlo, consulte las sentencias y los datos con
mucho interés. También exijo que consulten los posicionamientos ideológicos de
muchos de estos supuestos “portavoces” porque no aceptaré que se haga
proselitismo utilizando el terrorismo y a “las” víctimas del mismo. Reitero
esta opinión porque muchas víctimas estamos hartas de que aparezcan ciertos y
ciertas “representantes” que no han vivido las experiencias que dicen relatar.
Y no me lo invento, lo dicen los hechos probados de las sentencias.
Por ello, jamás aceptaré que nadie hable en mi
nombre sin antes consultarme la opinión y plantearé batalla (pacífica y
dialogada como siempre) ante los aprovechados y aprovechadas que hablan de todo
sin saber de nada. Me consta que hay gentuza que se ha hecho una “película
propia” de supuestas experiencias aprovechándose del dolor de los demás pero
que si algún día, alguien, les exige que demuestren lo que relatan, no tendrán
modo de hacerlo.
No quiero casos como los “Enric Marco” de siempre...
Sinceramente, hablar hoy de la situación de las
“víctimas del terrorismo” sin haber sufrido el abandono, el desamparo y la
desidia de décadas atrás no vale para nada. Me consta que poseo información
documentada que pueda molestar a ciertos ideólogos, pero jamás me he vendido a
ninguna sigla ni pienso hacerlo. Hay que conocer (y reconocer) los errores
cometidos para no volver a repetirlos y explicar la realidad de modo positivo.
Y evidentemente no aceptaré que nadie haga pedagogía partidista (o ideológica)
con mi dolor... ni con el mio ni con el de cientos de víctimas a las que
conozco personalmente.
Y si alguien duda de lo que acabo se explicar, ya
sabe donde encontrarme para observar y contrastar “in situ” mis opiniones.
Ah, otro pequeño detalle que ya me han comentado
ciertas víctimas en menos de 24 horas: el resto de ciudadanos que han padecido
el terrorismo causado por otras siglas ¿no tienen derecho a explicar sus
vivencias? ¿Es que el sufrimiento es menor o distinto?
No hay comentarios:
Publicar un comentario