5
enero 2015
Traslada hoy
un informe a la Audiencia
en el que acusa a la banda de crear un clima de temor en la población
Según han señalado a LA RAZÓN fuentes conocedoras
del asunto, el informe de la
Benemérita , de unos 600 folios más 4.000 de anexos, implica a
los 40 dirigentes de la banda que han pertenecido al “comité ejecutivo” en la
estrategia criminal que perseguía una auténtica estrategia de genocidio o
limpieza étnica en el País Vasco, mediante la comisión de atentados indiscriminados
contra cualquier colectivo que se opusiera a sus planes separatistas.
A este respecto, se recuerdan los primeros
documentos de la banda, en la década de los sesenta, en los que consideraba que
el País Vasco había sido ocupado “ilegítimamente” por España. Ante esa
situación, sólo cabía lograr la independencia, para lo que estaban en su derecho
de utilizar la violencia. “El pueblo colonizado no tiene otro camino que el de
los medios “ilegales”(...) El oprimido deberá forzar para que su derecho sea
reconocido. Habrá que crear y hacer reconocer su propia legalidad por la fuerza
de las armas. A la legalidad hispana o gala anteponemos nosotros la vasca (...)
con explosivos y metralleta, precedidos y acompañados por toneladas de
propaganda (...) Para nosotros, al igual que para el cruzado del siglo X la
suya, nuestra verdad es la verdad absoluta, es decir, verdad exclusiva que no
permite ni la duda ni la oposición y que justifica la eliminación de los
enemigos virtuales o reales. (...) somos intransigentes en nuestra idea, en
nuestra verdad, en nuestra meta esencial”.
Con la eliminación física de esos “enemigos
virtuales” o su intimidación por medios coactivos, lo que pretendía ETA y su
entramado era crear un clima de temor e inseguridad en la población, que anulara
a los sectores de la sociedad a los que pertenecían esas personas.
Lo cierto, es que la actividad terrorista de ETA,
complementada por la presión social de las organizaciones su entorno, generó
una situación de temor y coacción generalizada en sectores de la sociedad civil
vasca y navarra que se sentía española y lo defendía. Además, conllevó un
efecto colateral, ya que muchos interiorizaron una sensación de impunidad y
control territorial por parte de ETA y su entramado.
En el informe se analizan los 2.500 atentados
cometidos por ETA y el papel que jugaron en su planificación y desarrollo los
40 cabecillas que desde su fundación pertenecieron al “comité ejecutivo”.
La responsabilidad de estos individuos era
determinante para dirigir las campañas contra distintos colectivos, una vez
establecido desde el principio que las Fuerzas de Seguridad y los Ejércitos
eran objetivos de los atentados, sobre los que los “comandos” no tenían que
consultar a sus dirigentes, ya que los uniformados suponían el enemigo directo
con el que había que acabar para dar los pasos necesarios hacia la
independencia.
Dirección global
De hecho, los cabecillas han sido los encargados de
llevar a cabo el diseño de la estrategia general a lo largo de su historia y
quienes se han ocupado de ordenar a los “comandos” del llamado “aparato militar”
y a los que les daban los medios (“aparato logístico”) que la materializarán en
atentados, secuestros, etcétera. Los jefes de ETA ejercen una dirección global
de todas las actividades de la banda, que se desarrollan de modo colegiado. El
relevo de sus miembros, por las detenciones y la clandestinidad, está
rigurosamente previsto, ya que cada cabecilla tiene “lugarteniente”, con lo que
se garantiza la continuidad de la estrategia marcada, en la que los militantes
de base no intervienen y se limitan a obedecer bajo el principio del
centralismo democrático: las decisiones de los que mandan son siempre las
adecuadas, ya que tienen un mayor nivel de preparación y conocimiento.
Por ello, los “aparatos” y “sub-aparatos” de ETA y
los “comandos” han sido meros instrumentos de la cúpula directiva, que decidía
en todo momento la orientación de la “lucha armada” y los objetivos contra los
que atentar; en resumen, qué había que hacer, cuándo llevarlo a cabo y de qué
forma materializarlo.
Asimismo, los cabecillas se encargaban del adiestramiento
“político” y “militar” de los miembros de los “comandos”; de hacerles llegar
las informaciones sobre los objetivos contra los que había que atentar; y los
facilitarles los medios materiales y humanos necesarios para llevarlas a cabo.
La estrategia de ETA, que aumentó el número de
atentados de manera espectacular nada más producirse la llegada de la
democracia a España, era la de impedir la consolidación del régimen democrático
y las instituciones, así como provocar la inestabilidad. El fin era crear una
situación de miedo e inseguridad en una parte de sus ciudadanos, que obligara
al Gobierno de turno a sentarse a negociar con los pistoleros la independencia
del País Vasco, con la anexión de Navarra.
Policía y Ertzaintza
El informe del Instituto Armado se suma a los ya
remitidos por la
Policía Nacional y la Ertzaintza en el marco de la investigación a la
banda terrorista por delitos de lesa humanidad. La Policía considera en su
informe, de más de 200 folios, que ETA tenía entre sus objetivos, además de “independencia
y socialismo”, “obligar a los Cuerpos represivos y demás agentes
colaboracionistas del Gobierno español a que abandonen definitivamente el
territorio de Euskadi sur”. Además, en un dictamen que detalla de forma
pormenorizada y minuciosa toda la historia criminal de la banda, de sus fines y
objetivos y de los medios para lograrlos, se documenta que la banda terrorista
quería eliminar “uno por uno” a sus enemigos.
Diferentes conclusiones tiene el informe de la Ertzaintza , que
considera que ETA no buscó el genocidio en sus atentados, sino que el objetivo
de la “violencia” de la banda siempre ha sido de carácter “instrumental”.
El “ZUBA” fijaba nuevos objetivos
Los atentados que ETA ha cometido a lo largo de su
siniestra historia se han dirigido contra los sectores del País Vasco y Navarra
(además de los cometidos en otras zonas de España) representativos de las
instituciones del Estado y contra aquellos grupos políticos-ideológicos,
profesionales, económicos o sociales que se oponían, dificultaban o suponían
una amenaza para la consecución de los objetivos perseguidos por la banda
terrorista.
Entre estos objetivos, figuraban:
- Miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado y
Fuerzas Armadas.
- Responsables políticos e institucionales del PP,
PSOE y UPN.
- Empresarios.
- Personas pertenecientes a las Instituciones de los
tres poderes del Estado.
- Responsables y funcionarios de Instituciones
Penitenciarias.
- Periodistas y responsables medios de comunicación.
- Ciudadanos que se manifestaban contra el proyecto
de la banda terrorista.
Un caso destapado por LA RAZÓN
Este diario adelantó en exclusiva el pasado 19 de
febrero que la
Audiencia Nacional investigaba una querella de Dignidad y
Justicia que preside Daniel Portero contra la banda terrorista ETA por un
delito de genocidio. La querella apunta a cinco históricos dirigentes de la
banda entre 1977 y 1983: Juan Lorenzo Lasa Michelena, Eugenio Echebeste, José
Luis Ansola Larrañaga, Francisco Múgica Garmendia alias “Pakito” y José Antonio
Urruticoechea “Josu Ternera”. LA
RAZÓN ha informado recientemente de sendos informes de la Ertzaintza y la Policía sobre este asunto.
El pasado domingo 28 de febrero desvelaba el dictamen de la Policía autónoma vasca,
que sostiene que ETA no buscó un genocidio con sus atentados y, un día después,
informaba del de la Policía
–de más de 200 folios– en el que se documenta que la banda quería eliminar “uno
por uno” a sus enemigos en sus casi 2.500 acciones terroristas.
Opinión:
Vaya por delante mi sincero agradecimiento a las
FCSE por su inmensa aportación al fin del terrorismo de la banda asesina ETA.
También a aquellos ciudadanos que desde la sociedad civil han soportado el
terror causado... y muy especialmente a aquellas víctimas del terrorismo (la
inmensa mayoría aunque siempre habrán aprovechados en el tema) que hemos
aprendido a vivir con lo ocurrido.
Pero aclarado esto, quiero recordar que hay algo que
no me cuadra... ¿ahora se descubre que ETA ha creado “un clima de temor en la
población”? ¿se necesita un informe de la Guardia Civil para entender lo
que se ha vivido durante décadas? ¿es que no se sabía? Pues sinceramente, no lo
entiendo porque llevo 27 años hablando con víctimas y ciudadanos en general
sobre este tema y siempre lo hemos tenido muy claro.
Y, para terminar, algo a lo que no le veo la razón:
las víctimas del atentado en “Hipercor” (como otras muchas) ¿en qué tipo de
objetivos debemos sentirnos encuadrados? ¿en el de “ciudadanos que se
manifestaban contra el proyecto de la banda terrorista”? Si en Catalunya no se
había hecho jamás manifestación alguna contra la banda terrorista... ¿en quñe
grupo estaríamos?
Por lo que parece, los seis grupos que se citan con
anterioridad en la lista no deben pertenecer al concepto “ciudadanos”...
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