lunes, 13 de febrero de 2017

12 febrero 2017 ABC (opinión)

12 febrero 2017



La dispar memoria del terrorismo en Málaga
Mientras Antequera recuerda a Miguel Ángel Blanco en Mijas denuncian el abandono del monumento en memoria de las víctimas

La huella del terrorismo en Málaga se testea de forma dispar en los municipios de la provincia. Mientras unos cuidan sus memoriales, otros los dejan abandonados al amparo del tiempo. Antequera inauguró, a final de enero, un monolito con el que se recordará la figura de Miguel Ángel Blanco. La localidad malagueña dedica un memorial y una de sus zonas ajardinadas a uno de los crímenes etarras que más conmocionó a la sociedad española. El concejal popular del Ayuntamiento de Ermua (País Vasco) fue asesinado en julio de 1997 por ETA, tras un secuestro y ultimátum. España salió a la calle. Las manos blancas, levantadas contra el terror, se convirtieron en el símbolo contra el chantaje. En la memoria colectiva quedó grabado su nombre y su rostro para la posteridad. Ahora Antequera le recordará por siempre.
El municipio ya rendía homenaje a Ajax. Un busto en unos de los cruces de calles del municipio recuerda al heroico perro policía condecorado por evitar un atentado terrorista el 30 de julio de 2009 en Mallorca. Ajax gozó de su jubilación en la localidad malagueña, tras prestar un valioso servicio al país en la lucha antiterrorista. Antequera sigue profundizando para mantener viva la memoria de aquellos años.
Pero existe un contrapunto. En Mijas el memorial a las víctimas está abandonado. La localidad de la Costa del Sol, que fue atacada dos veces por la banda terrorista –30 de junio de 1980 y 21 de junio de 2002–, tiene socavones en los desagües de las fuentes, basura, maleza sobre el césped artificial, las letras agrietadas o algunos de los farolillos en el suelo. Todo en una rotonda, en cuyos laterales, el césped se ha convertido en pasto. El memorial se inauguró hace dos años, pero ha dejado de lucir por el abandono. El Consistorio explica que la empresa constructora está llevando a cabo obras de subsanación de deficiencias para poder recuperar el aval, ya que la obra se entregó con problemas al Ayuntamiento de Mijas. Desde el Partido Popular no entienden «los tres meses que lleva el monumento en las condiciones actuales».
«Estos monumentos recuerdan que hubo una gente que atacó a la democracia. Es la memoria de lo que hemos vivido. Hubo personas asesinadas», explica Joaquín Vidal, presidente de la Asociación Andaluza de Víctimas del Terrorismo. Durante los años negros de ETA, Málaga fue uno de los puntos predilectos donde atacar. No hubo tregua para Andalucía. Los cuatro muertos y 60 heridos de la prisión Sevilla I fue el atentado más cruel en tierras andaluzas, donde la Costa del Sol fue objetivo predilecto.
Entre 1979 y 2004 se contabilizaron en la provincia de Málaga 31 atentados. Sólo consiguieron segar una vida. Fue la de José María Martín Carpena el 15 de julio del 2000. Era concejal del Partido Popular de Málaga, ese fue su mortal pecado. Un asesino le abatió tras seis disparos en el aparcamiento de su domicilio. Martín Carpena tenía 50 años y su muerte fue el culmen una historia negra, que hasta ese entonces no había conseguido el oscuro final en Málaga. ETA atacó de forma sistemática, durante su historia, a la provincia. Málaga, Marbella, Estepona, Torremolinos, Fuengirola, Mijas o Rincón de la Victoria escucharon detonar el terror.
El objetivo era dañar la imagen de uno de los principales destinos turísticos de Europa. En 1986 esa estrategia quedó en evidencia. ETA atacó a los hoteles de la costa. Los artefactos explosivos aparecían en el lugar donde los huéspedes debían tener tranquilidad. Sin objetivo, pero con todo el mundo en el punto de mira. Para recordar aquella negra historia se han alzado numerosos memoriales en la provincia. Restos de un pasado teñido de sangre que acabó el 7 de diciembre de 2004 con un explosivo enterrado en un árbol del Paseo del Parque de la capital. Recuerdos que corren dispar suerte con el paso de los tiempos.
«Estos memoriales deben existir para que dentro de 50 años se recuerde que la democracia se sustenta sobre el sufrimiento de las víctimas», añadió Vidal, quien explica que es importante tener memoriales, incluso, en los lugares donde no hubo asesinados. «Donde no lograron matar hubo un intento de hacerlo y un ataque a la libertad», afirma Joaquín Vidal.

Opinión:

Aparte de lo que comente Joaquín Vidal (que tiene toda la razón) no hay que olvidar que existen monumentos que tienen más representatividad política que otros... la historia muestra que un monumento a nombre de algunas víctimas en particular parece tener más importancia que otro a título colectivo.
Y dependiendo a quien vaya dedicado, más todavía. Entiendo que Joaquín, por los cargos que ocupa, no pueda decir eso pero ya lo digo yo... desde 2009 tengo la libertad para decir lo que pienso, como otras muchas víctimas anónimas, con total tranquilidad (y lo que me queda)...


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