03 mayo 2018
Veinte terroristas cuidarán en
secreto del “legado de ETA”
David Pla, el último jefe de ETA reconocible por sus propias bases, hoy
en prisión, encabezará el órgano encargado de administrar la realidad de la
banda después de que ésta escenifique su disolución mañana. El citado órgano ha
sido denominado por la organización terrorista Comisión Técnica Provisional para
Gestionar las Consecuencias de la Iniciativa Armada de ETA, estará
formado por 20 etarras y es clandestino. Pla y el resto de los miembros de la
banda que han sido elegidos para constituirla no tenían la intención de que
trascendiese públicamente su existencia y, por lo tanto, no pensaban referirse
a ella en el acto con el que pretenden rubricar el fin de sus siglas para que
no comprometiese el trato a sus presos.
La veintena de terroristas que forman parte de la Comisión proceden de la
dirección de ETA -todos ellos en prisión- y una exigua representación de los
que permanecen en la clandestinidad. Así han trascendido, además del nombre de
Pla, el de Iratxe Sorzabal y el
de David Urdin.
Las Fuerzas de Seguridad consideran que este último es quien intenta organizar
lo poco que queda de la organización en la clandestinidad.
Sin más currículo terrorista que la participación en la
violencia callejera y la elaboración de artefactos explosivos destinados a este
tipo de actividad delictiva, Urdin se estaría encargando de limpiar las armas que ETA no pudo entregar el pasado año para
que no puedan ser vinculadas a ningún asesinato ni ayuden a esclarecer
atentados pendientes; y también sería el responsable de proporcionar documentos
falsos a los escasos miembros de la banda que no han ingresado todavía en
prisión.
Según las fuentes consultadas, ETA no ha puesto fecha tope
para el vencimiento de la
Comisión y le ha dado dos misiones fundamentales: la gestión
y entrega del contenido de los zulos cuya ubicación se ha perdido con los años
pero cuyo contenido pudiera aparecer en un futuro; y «cuidar del legado de
ETA», que es la expresión utilizada por los terroristas. Según un experto,
«salvaguardar el buen nombre de
ETA», que no pueda ser denostado tampoco por quienes, entre los suyos, puedan
tener tentaciones, y que garantice que el relato de la historia favorezca los
intereses de la banda. Y uno de los elementos por los que va a apostar será por
la creación de una Comisión de la Verdad en el País Vasco decantada
hacia los terroristas.
«ETA ya no dispone de un aparato militar, ni logístico, ni
político y, por lo tanto, la Comisión Técnica Provisional no se va a dedicar
ni a gestionarlo ni a crearlo. Ahora, la batalla que quiere ganar es la del
relato, con el fin, además, de obtener un beneficio político y social en el
País Vasco. Ahora hablan de que hay que 'pasar de un ciclo a otro'; 'ha habido
un ciclo de lucha armada y ahora se dan otras condiciones y abrimos otro ciclo
para luchar dentro de la legalidad y explotando las vías políticas'». Ese es su
actual argumentario, su nueva arma para esquivar la derrota.
Probablemente por ello, la actual dirección de la banda
tiene especial empeño en mantener oculta la existencia de la Comisión Técnica
Provisional para Gestionar las Consecuencias de la Acción Armada de
ETA. Su presencia -y su argumentario- podría comprometer la afirmación básica
de que ETA no existe y lastrar un eventual trato distinto de los presos o de
futuros detenidos de la banda por parte del Estado.
Debate en la banda
La creación de esta Comisión es una de las consecuencias
del proceso de debate habido en la banda para abordar su cierre. Los expertos
antiterroristas consideran que hay varios elementos que han hecho que este
proceso de debate carezca de precedentes y sea «particular» y «singular».
Obviamente era la primera vez que acabar era la única opción.
Tras la operación de la Guardia Civil en Bidart en
1992, en la que cayó por primera vez la cúpula entera de la organización -Pakito, Txelis y Fiti,
un triunvirato con el nombre clave de Artapalo-, algunos plantearon dejar de atentar.
También se alzaron tímidamente voces en ese sentido en 2002. En esas épocas, la
capacidad de influencia de los presos era escasa. Porque la norma es que el
dirigente que era detenido, fuera quien fuera, perdía sus galones. Y, en todo
caso, los críticos no lograron nada.
«Esta ha sido la primera vez que el 99,9% de los
participantes en el debate sobre el destino de la organización estaba en
prisión», resalta una de las fuentes consultadas. Aunque, puestos a calcular
bien los porcentajes, en un pasado nada lejano, en 2010, en los asuntos de ETA
también opinaba su brazo político, ahora integrado en Bildu. Según las mismas
fuentes, sólo una decena de presos se mostró favorable a seguir atentando,
número despreciable con un sistema de votación en el que el sector que gana se
impone a la totalidad.
El paso del tiempo no ha hecho más que ponerles frente a su
triste realidad. Cuando en 2011 ETA anunció el “cese definitivo”, los presos
pensaban que su salida escalonada era inminente. Y la dirección de ETA esperaba
en Oslo a los representantes del Estado para
negociar de igual a igual. «Quienes en 2011 expresaron sus reticencias a
dejarlo, ahora se rindieron», dice un experto de las Fuerzas de Seguridad. «Y
como no quieren acabar con un comunicado y ya está, han creado la Comisión ».
En Oslo fue Pla quien se quedó esperando hasta que le
echaron; ahora es Pla quien preside la administración del final. Probablemente
porque, de los pesos pesados que permanecen en prisión con él, con más galones
que él, con más atentados, con mucho mayor peso organizativo, ninguno quiere
ser el que pase a la historia como el etarra que apagó la luz y echó el cierre
de ETA militar.
Siete años de final en final
“Cese definitivo”.
El 20 de
octubre de 2011, ETA anunció «el cese definitivo de su actividad armada»,
después de que el 10 de enero comunicara un alto el fuego permanente.
Desarme parcial. En marzo de 2017, ETA anunció su desarme
total, un proceso que culminó el 8 de abril con la entrega a la policía
francesa de la localizacion de ocho de sus depósitos de armas, todos ellos
ubicados en el departamento de los Pirineos Atlánticos.
Disolución. El 20 de abril de 2018, dos semanas antes de su anunciada disolución, la organización terrorista reconoce en un comunicado el daño causado por sus actuaciones durante medio siglo de actividad violenta y pide perdón de manera parcial, solo a una parte de las víctimas, que no precisa.
Disolución. El 20 de abril de 2018, dos semanas antes de su anunciada disolución, la organización terrorista reconoce en un comunicado el daño causado por sus actuaciones durante medio siglo de actividad violenta y pide perdón de manera parcial, solo a una parte de las víctimas, que no precisa.
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