05 agosto 2018
La célula del 17-A buscó «discotecas de gays en Sitges»
Un testigo confirmó que la Sagrada Familia
era también objetivo: «Vi a uno de los terroristas. Me pidió una foto con el
móvil, pero no miraba a cámara»
“Vengo a colaborar. Vi a uno de
los terroristas en la
Sagrada Familia días antes de los atentados”, con esta frase
lapidaria se presentó en el puesto de la Guardia Civil de
Alcocebre, provincia de Castellón, Didier (nombre ficticio para proteger su
identidad). Eran las 11:40 del día 25 de agosto del pasado año, pocos días
después del atentado de Las Ramblas. Inmediatamente un agente le sentó frente a
un escritorio y comenzó a tomarle declaración. LA RAZÓN ha tenido acceso a su
contenido íntegro. «El pasado día 13 –cuatro días antes de los atentados– acudí
con mi familia a visitar la
Sagrada Familia de Barcelona. Estábamos admirándola cuando un
joven se me acercó y me dijo: “¿Te importaría hacerme unas fotos con mi
móvil?”. Le respondí que sin problema. Fue extraño porque en vez de mirar a
cámara se dio la vuelta. Es decir, posaba de espaldas, mirando al monumento. En
algunas ocasiones posaba con los brazos en jarras y en otras con el brazo
derecho levantado y el índice derecho estirado. A mí me pareció que señalaba a la Sagrada Familia. Le
hice seis fotografías. Todas ellas en el lateral que da a la calle Sadenya, que
es la parte de detrás del monumento. Más concretamente le hice dos en la puerta
de la fachada trasera, 2 en las proximidades de Serdenya con la calle Proveca y
las dos últimas en la confluencia con la calle Mallorca. Se las hice todas
precisamente en este orden», concluyó su relato.
El agente, sin embargo, todavía tenía preguntas
que hacerle: «“¿A qué hora dice que ocurrió esto?”. “Serían las 13:14 del día
13 de agosto. Lo recuerdo porque en ese momento llegaba el autobús rojo
descapotable, ese autobús turístico de Barcelona», explicó Didier. «¿Se fijó si
iba acompañado y recuerda como vestía?», continuó el guardia civil. «Hasta
donde yo me fijé, iba solo. De ropa, vestía camiseta negra y pantalones oscuros
hasta el tobillo. Hubo otra cosa que me asqueó», recuerda de repente Didier,
«cuando acabé de hacerle las fotos, sin darme las gracias, y de forma
apresurada, me quitó el teléfono de las manos y se fue caminando rápido hacia
la calle Sardenya en dirección a la calle Mallorca». «¿Recuerda algún detalle
del móvil con el que le hizo las fotografías?», le espetó el agente. Después de
pensarlo un poco, Didier sólo pudo decir: «Únicamente recuerdo que era de color
negro, de grandes dimensiones y pantalla grande. Nada más. Lo siento». «No se
preocupe», le animó el guardia. «¿Hubo algo en el comportamiento de este
individuo que le llamara la atención?». Sí, hubo algo que el ciudadano francés
explicó así: «En un primer momento pensé que se podía tratar de un ladrón,
porque me extrañó que me pidiera que le sacase las fotografías estando él de
espaldas. Estuve alerta porque creí que pudiera ser la excusa para distraerme
mientras algún compinche suyo me robaba».
El móvil, clave
El agente colocó delante de él 14 fotografías
de individuos muy similares. Entre ellos Younes Abouyaaqoub, el terrorista que
conducía la furgoneta de Las Ramblas y que dejó un reguero de 16 víctimas
mortales y otras 131 personas heridas.
Los datos del sumario al que ha tenido acceso LA RAZÓN , hacen pensar que la Sagrada Familia
podía ser uno de los objetivos de los terroristas. Más allá de la declaración
de Didier, al analizar el teléfono de Mohamed Houli Chemal, cuyo pasaporte se
encontró en la furgoneta de Las Ramblas y que resultó herido en la explosión de
Alcanar (de las ruinas se rescató el aparato), según el informe de los
especialistas de los Mossos d´Esquadra, desde ese móvil se hicieron numerosas
búsquedas en Internet: «El día 8 de agosto de 2017, se usó para consultar cómo
estaba construida la
Sagrada Familia , también la estación de metro de este
monumento, Lloret de Mar Clubs and bars, monumentos bonitos en Barcelona... en
esta ocasión ampliando los posibles objetivos del atentado. Se hace constar por
su relevancia que según se extrae de los datos del teléfono, la búsqueda del
texto “Sagrada Familia 2017”
se realizó cuarenta y tres veces en un lapso de 25 minutos. En estas búsquedas
se ve claramente el interés por dicho monumento».
Continúa el informe, «resaltando además las
búsquedas específicas sobre cómo está construida la Sagrada Familia y
acerca de la parada de metro que se encuentra más cerca de dicho lugar. El
hecho de interesarse por el modelo arquitectónico sobre el que se encuentra
construido el templo, añadido a la cantidad de explosivos que se habían
fabricado (alrededor de los 100 kilogramos ) dan a entender que los
terroristas pudieran pretender colocar los explosivos en puntos críticos de la
estructura, con el fin de demolerla, o al menos de causarle los máximos daños
estructurales posibles».
Por otra parte, se incide al respecto en el
informe policial, la búsqueda relativa a la estación de metro de la Sagrada Familia
«también indica que los terroristas pudieran valorar el hecho de colocar
explosivos en dicha estación, ya sea para causar víctimas entre los usuarios de
dicho medio de transporte, así como tal vez para intentar afectar al mismo
tiempo la estructura del templo, que se haya próxima a los túneles de metro».
No era el único objetivo. Del análisis del
teléfono también se extrae que los terroristas hicieron gestiones para conocer
el aforo de la discoteca «Colossos», situada en la localidad de Lloret de Mar:
«Es relevante esta consulta ya que esta discoteca tiene un aforo muy alto, de
unas 1.800 personas. Para hacer una comparación con un local similar, cabe
destacar que, la noche de los atentados en París del 13 de enero de 2015, la
sala de conciertos Bataclan contaba con unos 1.500 asistentes, por lo que
podrían asemejarse en cuanto a tamaño. Podría haber servido este ejemplo (de
Bataclan) para inspirar a los terroristas a buscar objetivos del mismo calibre.
En todo caso, la discoteca “Colossus” sería un objetivo válido contra el que
atacar por el mismo motivo que se atentó contra la Sala Bataclan : como
crítica hacia el modo de vida occidental, que mediante la música y los
espectáculos distraen a los musulmanes de sus verdaderas preocupaciones como
musulmanes».
Discotecas gays
El informe de los Mossos es mucho más extenso y
asegura que el 12 de agosto, 5 días antes de los atentados, se hacen nuevas
búsquedas de objetivos en los que atentar: Sala Bagdad, Razzmatazz Barcelona,
próximos partidos que se jugarán en el Camp Nou, estadio de Girona, estadio del
Español, las discotecas gay de Sitges más grandes, discoteca Pachá Barcelona,
las discotecas más grandes de Barcelona... El informe de los investigadores va
analizando uno por uno todos los posibles objetivos para los atentados y
asegura: «Se realizan dos búsquedas generales sobre “las discotecas gay Sitges”
y “las discotecas gay Sitges la más grande”», objetivos que estarían plenamente
en la línea de las directrices del grupo terrorista Estado Islámico (Daesh)».
El 25 de noviembre de 2014, se añade en el
informe, «el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) registró la primera
ejecución por lapidación, por parte de ejecutores de Daesh, de una persona
acusada de ser homosexual. El ataque más significativo llevado a cabo por un
seguidor de esta organización terrorista fue el ataque a la sala “Pulse” en
Orlando (EEUU), muy popular de la comunidad LGTB de dicha población, en junio
de 2016. Dicho ataque causó cincuenta muertos y un número similar de heridos».
Respecto a los estadios de fútbol los Mossos
consideran que podían ser también objetivo de los yihadistas «los tres estadios
por los que consultaron pertenecen a equipos catalanes que jugarán en la Primera División
en la temporada en curso. Obviamente la mayor repercusión y el mayor número de
víctimas se conseguirían en el Camp Nou, el estadio del F.C. Barcelona, por
repercusión internacional y por aforo del campo; pero no por ello no se dejaron
de consultar información de los campos del RCDE Español y del CE Girona».
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