13 octubre 2015
En Euskadi se convive sin compartir la memoria
Los alcaldes de Ermua (PSE), Rentería (Bildu) y San
Sebastián (PNV) expresan sus puntos de vista, marcados por las vivencias de sus
municipios y sus siglas
El 4 de septiembre, el alcalde de
Ermua, Carlos Totorika (PSE), caminaba con sus compañeros por las calles de
Bilbao cuando avistó una concentración de Etxerat, grupo de apoyo a los presos
de ETA, en las cercanías de su cita. Algunos reaccionaron como siempre:
retroceder para evitar incidentes. Totorika pasó junto a ellos y nada sucedió.
No fue excepcional. Cuando se cumplen cuatro años del fin del terrorismo, la
convivencia ha mejorado en Euskadi,
así como el reconocimiento a sus víctimas. Pero no se comparte la memoria de lo
sucedido.
Tres alcaldes de tres municipios emblemáticos
—Carlos Totorika (PSE), de Ermua (Bizkaia), símbolo de la rebelión contra ETA;
Eneko Goia (PNV), de San Sebastián, la ciudad vasca más castigada por el
terrorismo, y Julen Mendoza (Bildu), de Rentería (Gipuzkoa), muy conflictiva—
expresan a EL PAÍS sus visiones, marcadas no sólo por sus respectivas siglas
sino por las vivencias de sus municipios.
"Las cosas han cambiado drásticamente desde el
final del terrorismo. Cuando ETA mataba, las relaciones eran imposibles con los
concejales de Bildu. El fin del terrorismo ha desactivado el odio y permite que
confraternicemos", señala Totorika, de 59 años. Alcalde de Ermua desde
1991, se siente orgulloso de que su municipio sea el símbolo de la rebelión
contra ETA "con la ruptura del silencio y el grito por la vida"
cuando la banda asesinó al edil del PP, Miguel Ángel Blanco. También está
orgulloso de haber evitado que el odio que generó aquel asesinato dividiera a
su municipio. Se le recuerda a Totorika con un extintor en la mano, apagando el
incendio en la sede de Batasuna el día del asesinato. "Podía haber habido
linchamientos. Quise decir que la democracia se hace desde el respeto. El odio
no llegó a la calle y Ermua no se dividió".
Pero aunque no se dividió, la normalidad no es
total. "Hablamos de mil cosas. Pero no hemos podido hablar ni un minuto
con ellos del asesinato de Miguel Ángel ni de la reacción del pueblo".
Totorika recuerda cómo en una conversación, un amigo abertzale le espetó: "Todos hemos sufrido.
¿Crees que no sufrió quien mató a Miguel Ángel Blanco?". "¡Cómo se
puede decir esta barbaridad! Resulta que somos igual de víctimas el asesinado y
el asesino. Sortu admite que ETA dañó a las personas. Pero no que hubo una
persecución contra quienes no pensábamos como ellos. No reconocen el
totalitarismo de ETA porque supone admitir su error y se atrincheran en la
tesis del conflicto", dice Totorika. Al ser una "cuestión
ideológica", el alcalde se muestra pesimista sobre la convergencia con
Sortu en la memoria de lo sucedido, lo que "es perjudicial porque no
aclaramos a los jóvenes que ETA fue totalitaria y sus militantes no son
héroes".
Julen Mendoza, 37 años, alcalde de Rentería, por
Bildu, sorprendió hace tres años al comprometer a sus ediles —del PP a Bildu— en
una jornada de reconocimiento a todas las víctimas locales del terror (ETA,
GAL). Ante las víctimas de ETA, pidió perdón por la insensibilidad hacia su
sufrimiento. Era la primera vez que un alcaldeabertzale lo
hacía y adquiría más relieve en Rentería, que, con unos 40.000 habitantes,
ostenta el récord de kale borroka, 500 actos, 27 contra la sede del PSE,
además de 21 asesinatos de ETA y más de 10 por ultras o abusos policiales.
Aquel acto marcó a Rentería. "Nos veían tomar
vinos a los concejales del PSE, PP, PNV y Bildu. Pero el acto redobló el
mensaje de convivencia y unió al pueblo”, señala. No ha repetido actos
similares para evitar riesgos. Hoy apuesta por testimonios directos de las
víctimas locales (de ETA, GAL, abusos policiales) para que la gente “empatice
con ellas y no se repita".
Aunque su edad le impidió vivir los acontecimientos
más graves de Rentería, subraya la semana proamnistía de 1977, con varios
muertos por disparos policiales; la guerra de las banderas en 1983 y los
asesinatos por ETA de los concejales Vicente Gajate (PSE) y José Luis Caso y
Manuel Zamarreño (PP). Asegura haber hablado con sus familiares y con el
exalcalde socialista, Miguel Buen, "sobre todo de sus hijos y su
futuro".
Para Mendoza, "no se trata de equiparar unos y
otros casos, sino de reconocer todo lo ocurrido y que las víctimas tengan igual
tratamiento a la misma vulneración de derechos y de acercarnos al sufrimiento
de los que denominábamos los otros". Coincide con Totorika
en la dificultad de converger en un relato. "No va a haber acuerdo sobre
el relato, pero sí un mínimo ético que logre cohesión social y eso se produce
desde abajo", dice Mendoza.
Discusión
distendida
Eneko Goia (PNV), 41 años, fue elegido en mayo
alcalde de San Sebastián, el municipio vasco más castigado por el terrorismo:
107 asesinatos de ETA; cuatro de ultras y 11 de abusos policiales. "El
enfrentamiento desapareció con el fin de la violencia. Tenemos una relación muy
intensa todos, incluidos los concejales de Bildu. Tomamos café y celebramos los
cumpleaños juntos. Sin la presión de la violencia, discutimos distendidamente.
Antes era imposible. Nos acostumbramos muy rápido. También sucede en la
calle", señala Goia.
"No estuvimos a la altura con las víctimas del
terrorismo, pero hoy han cambiado las actitudes", reconoce Goia. Aunque
"las víctimas son iguales", subraya que el asesinato por ETA de
Gregorio Ordóñez tuvo un "impacto especial" en la ciudad por
"ser su representante y muy reconocido". Asegura haber hablado de
Ordóñez con concejales abertzales.
"Es muy difícil ponerse de acuerdo. Son presos de su estrategia. Como les
cuesta reconocer su equivocación, se atrincheran en el conflicto cuando está
claro que ETA tuvo una estrategia de ataque a quienes no pensaban como ellos.
Tendrían que reconocerlo".
Goia, pragmático, valora que en la polémica cuestión
de la memoria "hay que ir buscando espacios de convivencia, empezando por
el reconocimiento de las víctimas y de la verdad, con una revisión crítica del
pasado y mirando hacia adelante. Nos lo piden las víctimas".
La diferencia
está en los matices
Los tres alcaldes vascos califican de
"positiva" la reciente iniciativa del Gobierno vasco consistente en
celebrar reconocimientos a las víctimas en cada municipio del País Vasco. Pero
en los matices está la diferencia. Carlos Totorika (PSE) apuesta en Ermua por
que en los homenajes anuales a Miguel Ángel Blanco se recuerde el totalitarismo
de ETA, aunque suponga la ausencia de Sortu: "Siempre hemos recordado a
Miguel Ángel y denunciado que fue víctima del totalitarismo de ETA. No vamos a
hacer la concesión de celebrarlo en silencio para que Sortu participe",
afirma. Julen Mendoza (Bildu) rehuye para Rentería, por el momento, los
homenajes conjuntos porque "sólo deben hacerse con el acuerdo de todo tipo
de víctimas (ETA, GAL, abusos policiales...) para tener garantías de
éxito". Hoy, apuesta por testimonios individuales de las víctimas porque
teme que los distintos relatos hagan fracasar los actos conjuntos. Lo que más
valora Eneko Goia (PNV) del plan del Gobierno vasco es "poner nombres y
apellidos a las víctimas". En San Sebastián, siendo alcalde el socialista
Odón Elorza, el Ayuntamiento erigió un monolito y se celebra un homenaje anual
en silencio -lo que sortea polémicas- a las víctimas en Navidades. En la última
de estas celebraciones participó Bildu, siendo alcalde Juan Karlos Izagirre,
que, luego, celebró otra propia. Goia defiende avanzar poco a poco.
Opinión:
Solo un “pero” a las
declaraciones.... el señor Eneko Goia del PNV dice que "hay que ir
buscando espacios de convivencia, empezando por el reconocimiento de las
víctimas y de la verdad, con una revisión crítica del pasado y mirando hacia
adelante. Nos lo piden las víctimas".
Cuidado, puede que lo pidamos
muchas víctimas pero, por desgracia, “las” víctimas no lo piden. Aún hay quien
sigue intentando marcar el discurso de la venganza, el rencor y en enfrentamiento,
por no hablar del uso político de esas (“las”) víctimas.
Quizás le vendría bien venir por
Cataluña y conocer a algunas... y convencerse sobre la cuestión. Puede que
algunos consideren a los etarras como “frikis que deben quitarse la capucha”
pero otros somos mas inteligentes y entendemos que se han dado pasos
definitivos para que nadie mas sufra lo mismo que ya hemos sufrido otros.
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