23 octubre 2015
Jorge
Fernández Díaz, un ministro sin vergüenza
Imagine, señor ministro,
solo por un momento, que usted en su juventud hubiese tenido un traspiés, un
error, digamos que algún asunto oscuro en el que la policía hubiese tenido que
intervenir
El pasado martes toda España pudo
ver en webs y telediarios la espectacular detención en el aeropuerto de Barajas
de una joven de 22 años que, según el Ministerio del Interior, se disponía a
viajar a Turquía como primer paso para incorporarse al Estado Islámico.
Posteriormente, el juez Pedraz, de la Audiencia Nacional ,
decretó su ingreso en prisión por su supuesta intención de colaborar con una
organización terrorista. Este es un asunto que se tendrá que juzgar y en unos
meses sabremos, así lo espero, si se llegó a cometer un delito o estamos tan
solo ante la posibilidad de que se cometiese, una detención de humo.
Pues bien, parecería lógico
que las fuerzas del orden, en este caso la Guardia Civil ,
fuesen extremadamente cuidadosas en preservar la identidad y la dignidad de la
protagonista de la detención. Sobre todo si tenemos en cuenta que, según los
datos facilitados por la propia Guardia Civil, no había ningún riesgo de fuga,
la tenían perfectamente controlada, sabían al milímetro sus movimientos y
estaban esperándola en el aeropuerto para arrestarla. Y lo que sucedió fue todo
lo contrario, con imágenes nítidas de su rostro incluidas, que casi todos los
medios reprodujeron sin pensárselo dos veces, e incluso con su nombre y
apellidos completos publicados por una agencia.
¿Por qué no se hizo con
discreción? ¿Por qué a este ministro del Interior le gusta montar permanentemente
estos espectáculos? ¿Por qué en ocasiones llegan antes los fotógrafos que los
policías cuando se va a producir un hecho de estas características? ¿Por qué el
máximo responsable de los cuerpos de seguridad, encargados de que se cumpla la
ley, se empeña una y otra vez en despreciar los derechos de los ciudadanos?
¿Por qué a este ministro del
interior le gusta montar permanentemente estos espectáculos? ¿Por qué en
ocasiones llegan antes los fotógrafos que los policías cuando se va a producir
una detención?
Es posible que esta chica,
que tampoco se libró del festival de pasamontañas y armados-hasta-los-dientes
en su pueblo, haya sido captada por un grupo radical, pero si queremos darle
alguna oportunidad de rehacer su vida, de recuperarla para nuestra llamada
normalidad, lo que pasó, es lo último que debería haber sucedido.
Imagine, señor ministro,
solo por un momento, que usted en su juventud hubiese tenido un traspiés, un
error, digamos que algún asunto oscuro en el que la policía hubiese tenido que intervenir.
Si se hubiese aplicado el mismo sistema que usted está poniendo hoy en marcha,
jamás habría llegado a donde está (lo que por otro lado, en realidad habría
sido un alivio para todos nosotros).
En fin, qué podemos esperar
de alguien que quiere confundir a los refugiados de una guerra sangrienta con
yihadistas. Que recibe en su despacho a un exministro y exbanquero (el señor
Rato -para hablar de sus cosillas-) imputado e investigado por las fuerzas a su
mando y cuando le descubren no dimite. Que llama pesetero a Guardiola porque
haciendo uso de su libertad y de sus derechos constitucionales se presenta en
una candidatura electoral. Que defiende a comisarios que se reúnen por su
cuenta con políticos bajo sospecha de corrupción. Que alienta la caza de brujas
en las redes sociales. Que consiente las ilegales devoluciones en caliente en
la frontera de Melilla. Que está siempre disponible para condecorar a Vírgenes
por sus "indudables" méritos policiales. Incluso que se atreve a
ponerse chulo y está dispuesto a mandar a las casas de los que le critican
a los que saltan la valla.
Y todo esto sin cortarse un
pelo, señor ministro, sin vergüenza.
Opinión:
Duro y
contundente artículo el de Gumersindo Lafuente. Solo le ha faltado denunciar
las mentiras que el señor Ministro y sus palmeros han explicado estos últimos días
en la sede de la ONU...
mentiras que no espero denuncie la revista de la Fundación de Víctimas
del Terrorismo, que al fin y al cabo es un órgano mas de propaganda del
ministro en cuestión.
Esto último
no lo digo yo solamente, también me lo comentan muchas víctimas del terrorismo,
incluso una que me explicaba que la vinieron a entrevistar para que declarara a
favor de la pena de muerte, a lo cual se negó. Nunca más han vuelto a contactar
con ella...
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